La burguesía no es totalmente ciega. Hay capas de la clase dominante que puede, en ocasiones, llegar a conclusiones similares a las marxistas. El beneficio de tener una aguda panorámica del sistema capitalista les permite tener potencialmente una visión más amplia del sistema en su conjunto -la corrupción, la desigualdad y la decadencia-.
La burguesía no es totalmente ciega. Hay capas de la clase dominante que puede, en ocasiones, llegar a conclusiones similares a las marxistas. El beneficio de tener una aguda panorámica del sistema capitalista les permite tener potencialmente una visión más amplia del sistema en su conjunto -la corrupción, la desigualdad y la decadencia-.
Algunos miembros y representantes de la burguesía tienen el sentimiento de que algo grande está por venir. Hace dos meses, hablando de los movimientos de masas en Turquía y Brasil, el politólogo Francis Fukuyama concluyó en un artículo del Wall Street Journal diciendo que, "sería un grave error pensar, que eso no puede pasar aquí". En 2006, las palabras del multimillonario Warren Buffett fueron citadas "Hay lucha de clases, de acuerdo, pero es mi clase, la clase rica, que está haciendo la guerra, y estamos ganando." El economista Robert Reich recientemente advirtió a sus lectores a “no cometer un error: la salvaje desigualdad que los EEUU está experimentando ahora es profundamente peligrosa.”
En un artículo de opinión del New York Times escrito en marzo del 2011 -poco después de la caída revolucionaria de Mubarak en Egipto y el movimiento de masas en Wisconsin contra el proyecto de ley antisindical propuesta por Scott Walker- el analista Dante Chinni también habló de los efectos de la desigualdad: "hasta ahora, muchos estadounidenses han estado esperando para ver si sus problemas económicos actuales son temporales, o algo más. A medida que comienzan a sentir fuerzas más grandes que están involucradas, estarán cada vez más frustrados y, por supuesto enfurecidos. . . ¡Prepárense para un movimiento populista en los años que están por venir uno que podría tomar muchas formas, y un viraje muy accidentado". Sólo 6 meses más tarde, el movimiento Occupy comenzó, lo que representa sólo una pequeña muestra de los movimientos de masas que veremos en el próximo período.
Esta toma de conciencia de la creciente ira contra la desigualdad -en gran parte avanzando a fuego lento bajo la superficie- explica por qué muchas de las personas más ricas de los EE.UU están tan preocupadas sobre la manera de reorientar su ira. Warren Buffett es sólo uno de los miembros de la clase dominante con una comprensión más profunda de la situación real y las consecuencias de esta descontrolada polarización de la riqueza. Durante años, Buffett ha defendido el aumento de los impuestos sobre los más ricos del país. En el período previo a las elecciones presidenciales de 2012, la "Regla Buffett" entró en el léxico nacional, siendo incluso asumido por Obama en su discurso pre-electoral (y convenientemente removido desde su victoria).
Anteriormente, en 2010, Buffett y el otro hombre más rico de los EE.UU, Bill Gates, se reunieron en un pequeño restaurante para discutir cómo sus fortunas podrían utilizarse de forma caritativa. Este fue el comienzo de lo que llegó a ser conocido como "El Compromiso de Donar", una campaña liderada por Buffett y Gates para lograr que multimillonarios donaran la mitad de su fortuna amasada a organizaciones benéficas y sin fines de lucro. Entre las personas que firmarían esta campaña son: Michael Bloomberg, Richard Branson, Carl Icahn, David Rockefeller, David Rubenstein, y docenas más.
Otro que firmaría el Compromiso de Donar sería Mark Zuckerberg, que fue noticia en 2010 cuando apareció en Oprah (otra multimillonaria), junto al gobernador de Nueva Jersey, Chris Christie y el alcalde de Newark, y el aspirante al Senado-CoryBooker, para anunciar su donación de 100 millones de dólares para "ayudar a las escuelas públicas de Newark." Lo que en realidad se ha hecho con este dinero es un misterio, pero parece que ya ha contribuido a la creación de varias escuelas nuevas privadas y ayudó a impulsar un nuevo contrato que coloca a los docentes públicos de Newark en 4 "niveles de desempeño" diferentes, con pago de incentivos. Esto va desde "ayudar a las escuelas públicas de Newark" a comenzar la guerra en las escuelas públicas de Newark y los sindicatos de docentes -cuyo resultado no es poco común en el sector sin fines de lucro en crecimiento-.
El sector sin fines de lucro generaron 779 mil millones dólares en 2010, un 5,4% del PIB. En 2009, el 9% de los salarios se pagaban a los que trabajaban en el sector sin fines de lucro, que representa el 10% de los empleos de la economía. La mayoría de los trabajadores de este sector reciben salarios bajos, sólo se emplean a tiempo parcial, y son no sindicalizados. Desde 2001-10, el sector sin fines de lucro creció un 25%. Esto fue claramente la base del muy ingenuo y utópico libro de Ralph Nader: Sólo los Súper -Ricos nos pueden salvar
Pero el hijo de Warren Buffett, Peter Buffett, ve las cosas de otro modo. En un reciente artículo de opinión del New York Times, titulado "El Complejo Industrial de la Caridad", ha criticado el crecimiento de las organizaciones no lucrativas que funcionan en los países subdesarrollados como una forma de “Colonialismo Filantrópico”. Luego continúa con la descripción del verdadero rol de la filantropía:
"A medida que más vidas y comunidades son destruidas por el sistema que crea grandes cantidades de riqueza para unos pocos, el más heroico resurge con la propuesta de “dar algo de regreso”. Es lo que yo llamaría “lavado de conciencia” –el sentirse bien sobre acumular más de lo que cualquier otra persona pueda necesitar para vivir sólo con dar un poco de esa acumulación como un acto de caridad”
"Pero esto sólo mantiene la estructura actual de la desigualdad en su lugar. Los ricos duermen mejor por la noche, mientras otros apenas consiguen lo suficiente para mantener la olla hirviendo. Casi siempre que alguien se siente complacido por hacer el bien, en el otro lado del mundo (o la calle), alguien más está encerrado en un sistema que no le permitirá el verdadero florecimiento de su naturaleza o la oportunidad de vivir una vida feliz y completa. "
Más adelante, dice: "Es hora de un nuevo sistema operativo. No es un 2.0 o un 3.0, sino algo construido desde cero. Un código nuevo". Estas no son las divagaciones de un socialista, como Peter Buffett se apresura a señalar: "Realmente no estoy pidiendo que se ponga fin al capitalismo, estoy haciendo un llamado para el humanismo". Pero la necesidad del socialismo es la única conclusión lógica que se puede extraer de la realidad del capitalismo. Peter Buffett no ofrece ninguna respuesta realmente coherente en la medida que él sigue defendiendo un sistema que tiene la desigualdad integrada en su ADN. Dado que el modo de vida determina la conciencia, él sólo puede establecer lo que puede darse en un lapso de tiempo determinado.
Marx y Engels entendían este enfoque muy bien. En el Manifiesto Comunista, escribieron acerca de lo que ellos denominan "socialismo burgués": "Una parte de la burguesía desea mitigar las injusticias sociales, para de este modo garantizar la perduración de la sociedad burguesa. A esta parte pertenecen los economistas, los filántropos, los humanistas, los que intentan mejorar la condición de la clase obrera, los organizadores de la caridad, los miembros de las sociedades de prevención de la crueldad a los animales, fanáticos de la abstinencia, los reformadores furtivos de todo tipo imaginable."
Posteriormente continúa: "Los burgueses socialistas quieren perpetuar las condiciones de la sociedad moderna sin las luchas y los peligros que necesariamente de ella derivan. Desean el estado actual de la sociedad, menos sus elementos revolucionarios y desintegradores. Quieren la burguesía sin el proletariado. . . [El proletariado] debe desechar todas sus odiosas ideas concernientes a la burguesía”.
Sintiendo la tierra que se mueve debajo de sus pies, algunos elementos de la clase dominante se han visto obligados a reconocer los excesos y peligros inherentes a su sistema con el fin de cortar la creciente ira y el resentimiento -ira y resentimiento no sólo por su riqueza, sino por todo el sistema que ha hecho aumentar la repugnante desigualdad que existe-. Pero el sistema capitalista tiene una lógica propia, y estos ricos filantrópicos sólo tienen la alternativa de tomar muchas medidas antes de que la hoya en efecto, comience a hervir.