Por: Julio Dreyfrus
Escrito por Marx y Engels entre finales de 1847 y principios de 1848, el Manifiesto Comunista, es por mucho, uno de los libros más influyentes dentro del movimiento socialista mundial, por más de 170 años este texto ha sido motivo de estudio y análisis, no sólo por la izquierda misma, sino también por sus más acérrimos detractores y, si bien las circunstancias bajo las cuales fue escrito se han transformado, su esencia y poder de persuasión siguen intactos.
Tanto Marx como Engels admitirán, en el prefacio a la primera edición alemana de 1872, que algunos de sus puntos resultaban “anticuados”: »…aunque las condiciones hayan cambiado mucho en los últimos veinticinco años, los principios generales expuestos en el Manifiesto siguen siendo hoy, a grandes rasgos, enteramente acertados…«1.
Entonces, ¿por qué un libro que podría considerarse ya un clásico, sigue causando tanto revuelo? Simple, porque un manifiesto, por pequeño que sea, es un libro teórico y, a la vez, un libro para la acción. Marx definirá esto en su «Tesis sobre Feuerbach», publicado en 1845 (tres años antes del Manifiesto Comunista) con aquella frase icónica: »… los filósofos no han hecho más que interpretar el mundo, pero de lo que se trata es de transformarlo…«2. Un verdadera filosofía, un filosofía revolucionara, es aquella que transforma la realidad.
El fantasma del comunismo
El Manifiesto Comunista verá la luz en el contexto de dos revoluciones: la revolución del 48, que tendrá su cara más visible en el Paris de ese año, y supondrá la primera gran batalla entre el proletariado y la burguesía, son estas revoluciones donde aparecerá por primera vez la voz del obrero, constituida para entonces en clase y, bajo estas circunstancias, un “fantasma” sacudirá a toda Europa, una serie de movimientos revolucionarios, que busca lograr reformas políticas y sociales. Por otro lado, la revolución industrial, supondrá un cambio en las condiciones de trabajo: »…la burguesía no puede existir sino a condición de revolucionar incesantemente los instrumentos de producción y, por consiguiente, las relaciones de producción, y con ello, todas las relaciones sociales…«3. Todo cambio social se inicia con los cambios que la tecnología genera en las formas de trabajar, cada cierto tiempo surge un nuevo invento que modifica la forma en que trabajamos (computadoras, inteligencia artificial, etc.); independientemente del momento histórico en que esto ocurra, el resultado siempre es el mismo: una clase dominante y una clase dominada.
Esta metáfora acerca del “fantasma del comunismo”, no es sino una forma para entender que pese a esa sensación de cambio permanente en las formas productivas, el proletariado en su carácter de “espectro” genera miedo en aquella clase que trata de dominarla: la burguesía.
El Manifiesto Comunista dividido originalmente en cuatro partes: 1) burgueses y proletarios, 2) proletarios y comunistas, 3) literatura socialista y comunista y 4) actitud de los comunistas ante los diferentes partidos de oposición, es, hoy por hoy, un libro que continúa vigente. El marxismo nos enseña que para entender el mundo es importante analizarlo desde diferentes perspectivas: materialismo histórico, materialismo dialéctico y la teoría económica del valor trabajo. Será Hegel quien conmocione al mundo cuando plantea su famoso método dialéctico: »…cada idea engendra y lleva en sí misma los gérmenes de su propia negación…«.
Todo lo sólido se desvanece en el aire
¿Cuáles son las clases en pugna en el capitalismo? Dos: burguesía y proletariado. Los burgueses se van a definir como los dueños de los medios de producción (maquinaria, tecnología, recursos naturales, etc.), y la clase proletaria, que al no ser dueña de nada, excepto su fuerza de trabajo, se ve obligada a venderla para recibir un salario. Esto genera un conflicto que Marx y Engels resumirán en una frase lapidaria: »…la historia de todas las sociedades hasta nuestros días es la historia de la lucha de clases…«.
Desde el nacimiento del capitalismo y de la burguesía como clase dominante hasta nuestros días esta lucha permanece constante, aunque el concepto de “plusvalía” (diferencia de lo que se produce como valor y lo que se cobra después por el trabajo) aparecerá tiempo después de la publicación del Manifiesto Comunista, sus raíces ya se encuentran en ideas previas a El Capital (K. Marx, “Das Kapital”, 1867): »…una vez el obrero ha sufrido la explotación del fabricante y ha recibido su salario en metálico, se convierte en víctima de otros elementos de la burguesía: dueño de la vivienda, el comerciante, el prestamista, etc.…«4, esta cita pertenece al Manifiesto Comunista de 1948, entonces, ¿Qué ha cambiado hasta nuestros días?
El obrero textil, “callcenterista”, el médico, etc., independiente del papel que juegue en el proceso productivo, se ve obligado vender su fuerza de trabajo para recibir un salario, esto genera lo que Marx definirá como “alienación, es decir, ese distanciamiento del trabajador con respecto al producto de su trabajo, sus compañeros y su propia naturaleza humana, en palabras sencillas, no es el trabajador quien define sus deseos, sus pensamientos, sino que repite, sin darse cuenta, lo que el capitalista desea que seamos: mano de obra pegada a un trabajo monótono. Porque el lugar donde deberíamos realizarnos vocacionalmente como seres humanos, que es el trabajo, se convierte en un acto puramente mecánico para cobrar un salario y llegar a fin de mes. Esto me recuerda un verso del gran poeta nicaragüense Carlos Martínez Rivas: »La juventud no tiene donde reclinar la cabeza«5. Si dejamos a un lado lo literario, la juventud representa un gran parte de las fuerzas productivas, y su papel en el proceso revolucionario resulta fundamental.
Defensa ante las críticas
El Manifiesto Comunista es también una defensa del papel histórico de los comunistas en su lucha revolucionaria, y las múltiples críticas que conjeturan los teóricos del capitalismo: »…se nos ha reprochado a los comunistas el querer abolir la propiedad personalmente adquirida, fruto del trabajo propio, esa propiedad que forma la base de toda libertad, actividad e independencia individual..«6. Marx y Engels serán claros al respecto: el comunismo quiere terminar con un único tipo de propiedad, la propiedad burguesa, porque es claro que el trabajo asalariado no crea propiedad ni riqueza para el proletario, ¿acaso las grandes fugas, las grandes migraciones de la clase trabajadora a países industrializados no es producto es esta incapacidad para generar propiedad? Esta degeneración del concepto de “propiedad privada” es la que Marx y Engels van atacar con ahínco: »el comunismo no arrebata a nadie la facultad de apropiarse de los productos sociales, no quita más que el poder de sojuzgar por medio de esta apropiación el trabajo ajeno«.
- Marx, K., & Engels, F. (2021). Manifiesto comunista. Editorial Siglo Veintiuno, Buenos Aires, Argentina.
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Marx, K., & Engels, F. (1980).Obras Escogidas de Marx y Engels, en 3 tomos. Editorial Progreso, Moscú, Unión Soviética.
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Marx, K., & Engels, F. (2021). Manifiesto comunista. Editorial Siglo Veintiuno, Buenos Aires, Argentina.
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Marx, K., & Engels, F. (2021). Manifiesto comunista. Editorial Siglo Veintiuno, Buenos Aires, Argentina.
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Martínez Rivas, C. (1996). La Insurrección Solitaria y Varia, Editorial Visor de Poesía, España.
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Marx, K., & Engels, F. (2021). Manifiesto comunista. Editorial Siglo Veintiuno, Buenos Aires, Argentina.