Origen Desde antes de la firma de los acuerdos de paz se tienen noticias de la existencia de grupos juveniles que se dedicaban a cometer delitos o riñas callejeras.
Origen Desde antes de la firma de los acuerdos de paz se tienen noticias de la existencia de grupos juveniles que se dedicaban a cometer delitos o riñas callejeras.
Sin embargo nunca llegaban al nivel actual. Ahora las dos principales pandillas MS Y 18 dominan o tienen presencia en casi todo el país. Estos grupos o Maras tienen su origen en los Estados Unidos. Miles de salvadoreños se van huyendo de nuestro país hacia los EUA desde los años 70 por la represión, crisis económica y la guerra. La MS formada casi exclusivamente por salvadoreños migrantes o sus hijos que se juntaban para defenderse de los ataques de otros grupos étnicos. La 18 compuesta por jóvenes de diversas nacionalidades a la cual se unieron muchos salvadoreños que vivían en los barrios controlados por esta.
Luego de la firma de la paz se comienza a notar este fenómeno como un verdadero problema social. Los EUA empiezan una política de deportaciones masivas en las cuales vienen muchos salvadoreños detenidos en las prisiones de ese país. Muchos miembros de pandillas, incluyendo líderes, llegan a El Salvador con toda su experiencia de accionar pandilleril en un momento que la crisis económica daba muchas condiciones para su expansión.
Hoy se ha convertido en un fenómeno que adquiere dimensiones incontrolables. Las autoridades calculan que hay unos 70 mil pandilleros en todo el país. Más numeroso que el ejército y la policía juntos. Hay diversas razones por los cuales un joven se hace pandillero. Unos conscientemente porque es su único entorno social, otros a la fuerza por medio de reclutamiento forzoso y otros simplemente no tienen otra alternativa. Esto es agravado por las condiciones urbanísticas donde hay mucho hacinamiento con pocos o nulos espacios de esparcimiento. Las Margaritas en Soyapango o Las Cañas en Ilopango son ejemplos de esta situación común en los municipios con alta concentración poblacional en los cuales en una cuadra viven decenas de familias en casas extremadamente pequeñas. Estas son las viviendas de la clase obrera. La mayoría de trabajadores con nuestros bajos salarios no tenemos más opción que adquirir una de estas casas a través del Fondo Social para la Vivienda (FSV). La característica común de los miembros de pandillas es que vienen de hogares pobres y desintegrados con pocas oportunidades de superación.
No se trata de justificar la existencia de las pandillas y su accionar delictivo con los argumentos anteriores, pero la realidad es que las condiciones socio – económicas en que vive nuestro pueblo son un semillero para la proliferación de estos grupos.
La tregua Las pandillas ya no son grupos de jóvenes que se juntan para la autodefensa, se han convertido en verdaderas organizaciones criminales que cometen diferentes delitos como la venta de droga, robos, asesinatos y la extorsión -principal fuente de ingreso-.
La clase trabajadora es la más afectada porque nos vemos cara a cara con los pandilleros en la colonia, pero también las grandes empresas no se escapan y deben pagar la renta si quieren vender sus productos en estas zonas populosas.
Hoy vemos que hay un proceso de tregua entre las 2 principales pandillas, esto ha disminuido la tasa de asesinatos diarios a la mitad, dejando de ser el segundo país mas violento del mundo. También se han declarado los municipios libres de violencia en los cuales los pandilleros se han comprometido a calmarse. Para el pueblo la tregua no ha significado mayor cambio. El sentimiento de la gente es que sirve para ellos, mientras el pueblo sigue sufriendo igual.
Esperamos que la tregua tenga éxito, sin embargo estamos claros que por ahora sus efectos son muy limitados. La policía no podrá resolver nada. Algunos piensan que es necesaria la represión al estilo de la guerra, pero esto es volver a las prácticas que la generaron. Otros creen que la solución esta arriba en el cielo sin tomar en cuenta las condiciones de pobreza y exclusión que vivimos la mayoría de los trabajadores. La mejor solución, para nosotros, es la autodefensa del pueblo. Esto no es algo difícil o imposible de llevar a la práctica. Podemos ver las experiencias en México donde varios poblados se han organizado y en una asamblea popular toman la decisión de implementar patrullas comunitarias para defenderse de los ataques de grupos armados vinculados principalmente al narcotráfico.
¡Solo el pueblo salva al pueblo!