El carácter relativamente pacífico de las protestas, frente a la sangrienta represión, es un testamento de una renovada voluntad de llevar a cabo la resistencia en masa, como la única forma de socavar la ocupación efectiva israelí de Gaza y Cisjordania.
No hubo ninguna amenaza seria de que los manifestantes pudieran traspasar la frontera durante el último mes de protestas, ni podría haberla habido. La frontera de Gaza se ha construido con las tecnologías más avanzadas y está constantemente monitoreada y defendida por una fuerza militar abrumadora. Las imágenes y los vídeos han mostrado las protestas pacíficas de las familias con barbacoas y picnics a lo largo de la frontera que se convirtieron en una matanza por una lluvia de fuego y gas lacrimógeno. Lo que se puede ver claramente es que los jóvenes palestinos desafían el armamento más avanzado, en manos de francotiradores entrenados, volando cometas a través de vallas de alambre de púas, intentando desviar los botes de gases lacrimógenos con raquetas de tenis, o simplemente mostrando que no serán intimidados por las balas, incluso a riesgo de sus propias vidas.
Lo que ha quedado cada vez más evidente para cualquiera que no tenga un interés personal en difundir la propaganda del Estado israelí, es un creciente desafío heroico por parte de la juventud palestina contra las condiciones intolerables que se le ha impuesto. Día tras día, las protestas a lo largo de la frontera durante el último mes han sido pacíficas, a pesar de la respuesta letal del ejército israelí. No hay víctimas entre ciudadanos o soldados israelíes, mientras que la cifra de muertos entre la población de Gaza desde el 30 de marzo supera ampliamente los 100 (y sigue creciendo) y más de 12.000 personas han sido gravemente heridas con munición real o botes de gases lacrimógenos lanzados contra manifestantes pacíficos.
Los ataques a periodistas o fotógrafos que documentan la masacre y denuncian el uso sistemático de balas explosivas, con el objetivo de maximizar las heridas infligidas, sin mencionar los disparos contra doctores y personal de ambulancias que intentan ayudar a los heridos con chalecos visibles, hablan por sí mismos.
La crisis de la dirección palestina y la «solución de los dos estados»
Cientos de miles de palestinos están llegando a la conclusión amarga, después de décadas de negociaciones y promesas desperdiciadas por las diferentes facciones de los líderes palestinos, de que sólo un movimiento de resistencia de masas puede hacer avanzar sus demandas. Este estado de ánimo es particularmente fuerte entre los jóvenes, cuyo futuro está siendo negado en sus condiciones actuales, intolerablemente opresivas.
La Autoridad Palestina, bajo el liderazgo de Abbas y Fatah, ha demostrado en las últimas dos décadas, sin lugar a dudas, que la pretensión de construir un Estado palestino independiente bajo el patrocinio imperialista de los Acuerdos de Oslo y Madrid (que dejó en manos de la clase dominante israelí todos los hilos del control estratégico sobre la economía), era sólo una utopía reaccionaria.
La mezcla de corrupción endémica por parte de la élite palestina y su compromiso de colaboración con el Estado israelí para vigilar al pueblo palestino (la cooperación de seguridad con Israel, que Abbas ha calificado previamente como «sagrada»), junto con un estrangulamiento económico lento y el apoyo israelí incesante a la apropiación de tierras y a los asentamientos judíos ilegales en Cisjordania, han desacreditado por completo las políticas de Fatah, junto con la autoridad moral y política de sus líderes.
Por otro lado, está claro que Hamas está implicada en un juego destinado a resucitar su apoyo decreciente mediante la presentación de una postura aparentemente desafiante contra Israel, una táctica que ha aplicado muchas veces en el pasado. Pero las continuas protestas masivas en la frontera de Gaza reflejan una situación diferente, que no está en absoluto bajo el control de Hamas. Existe una creciente comprensión de que la táctica utilizada por los líderes de Hamas de involucrarse en una batalla militar asimétrica contra las abrumadoras fuerzas israelíes sólo ha empeorado las cosas, y sólo la resistencia masiva puede romper el bloqueo de 12 años de Gaza.
Tanto Fatah como Hamas han llevado a la lucha de liberación palestina a un callejón sin salida. La resistencia masiva de decenas de miles de hombres, mujeres y jóvenes palestinos está exponiendo la brutalidad de la opresión a la que están sometidos por parte del Estado israelí. También está abriendo una nueva perspectiva para la lucha del pueblo palestino frente a enormes obstáculos. Merece la plena solidaridad del movimiento obrero internacional.
Abajo con Israeli y el zionismo