A casi dos años del gobierno de Funes/FMLN las relaciones con los sindicatos se han visto tensadas en varias ocasiones. Las huelgas en el órgano judicial y los ministerios de Salud y Educación han sido quizás las más fuertes y han puesto a prueba la dirección del partido y su política hacia los sindicatos. Los marxistas del FMLN debemos tener mucha claridad hacia los sindicatos y su papel en la lucha de clases para no cometer errores que pueden resultar en malas orientaciones de algunos dirigentes quienes mal educan a muchos militantes al transmitirles actitudes antisindicales.
A casi dos años del gobierno de Funes/FMLN las relaciones con los sindicatos se han visto tensadas en varias ocasiones. Las huelgas en el órgano judicial y los ministerios de Salud y Educación han sido quizás las más fuertes y han puesto a prueba la dirección del partido y su política hacia los sindicatos. Los marxistas del FMLN debemos tener mucha claridad hacia los sindicatos y su papel en la lucha de clases para no cometer errores que pueden resultar en malas orientaciones de algunos dirigentes quienes mal educan a muchos militantes al transmitirles actitudes antisindicales.
Vemos con mucha preocupación, por ejemplo, la huelga en la Alcaldía de Ilopango donde los trabajadores fueron desalojados utilizando a miembros del Cuerpo de Agentes Municipales (CAM) de varias alcaldías, como un verdadero grupo de choque rompehuelgas, de las instalaciones de la sede municipal que se habían tomado; luego fueron capturados por la policía acusados de muchos delitos los cuales no pudieron comprobarles, saliendo libres a los pocos días.
También podemos mencionar la huelga de los docentes por aumento de salario en la cual observamos participación muy numerosa en las diferentes actividades, es decir, había apoyo de las bases de estas organizaciones hacia las reivindicaciones planteadas por sus dirigentes. La orientación de la dirección del partido hacia los militantes miembros de estos sindicatos fue de no participar en las diferentes actividades de sus organizaciones, en otras palabras, les dijeron que jugaran el papel de esquiroles o rompehuelgas. La reacción de muchos profesores militantes del partido fue de rechazo a esta política y en su mayoría simplemente la ignoraron.
La huelga en el órgano judicial fue de las que más relevancia tuvo porque prácticamente paralizó su funcionamiento a nivel nacional haciendo que se suspendieran la mayoría de las audiencias judiciales obligando a la asamblea legislativa a probar un decreto que ampliaba los procesos judiciales retrasados por ella. También cerraron el Instituto de Medicina Legal (IML), que es la única institución de reconocimiento de cadáveres. En un país donde hay en promedio trece asesinatos diarios esto puede causar muchas complicaciones. Parece que los dirigentes sindicales no midieron muy seriamente las consecuencias de esta acción que sirvió para justificar la intervención policial que terminó con la huelga. Los medios de comunicación hicieron mucho ruido con algunas situaciones donde algunos dirigentes sindicales tienen trabajando a parientes en la institución, algo que nadie puede justificar; pero no dijeron nada sobre la corrupción de muchos magistrados que también tienen familiares ahí. Una práctica que debemos combatir y los dirigentes sindicales deben dar el ejemplo.
En general los trabajadores del sector público tienen mejores condiciones laborales con respecto al sector privado. Es muy cierto que los salarios en el sector justicia son de los mas elevados. Esto no descalifica la lucha por aumento de salarios. Para los marxistas es muy sintomático que estos trabajadores que están en una posición privilegiada con respecto al resto apoyen una huelga por aumento salarial. Si estos trabajadores que se supone están bien apoyaron esta lucha, ¿como estará el resto que tiene malas condiciones laborales? Es falso decir que los dirigentes sindicales tienen la intención de desestabilizar, si ese fuera el caso, es imposible que una huelga tenga éxito sin el apoyo de las bases por muy malas intenciones que tengan los dirigentes.
Hay mucha diferencia entre los trabajadores del sector público (trabajadores de cuello blanco) y el privado. Los primeros tienen mejores condiciones laborales en todo sentido y eso explica el hecho de que haya más trabajadores sindicalizados, en cambio, en las empresas privadas son muy pocos los sindicatos y por lo tanto pocos trabajadores sindicalizados. La explicación esta en que hay mucha represión antisindical por parte de los empresarios, son múltiples los casos donde se despide trabajadores que se descubren intentando organizar un sindicato y en las empresas donde los hay están en constante peligro por los ataques de los patronos.
La postura de los marxistas con respecto a los sindicatos esta planteada en la siguiente cita: “Al mismo tiempo, y aun prescindiendo por completo del esclavizamiento general que entraña el sistema de trabajo asalariado, la clase obrera no debe exagerar ante sus propios ojos el resultado final de estas luchas diarias. No debe olvidar que luchar contra los efectos, pero no contra las causas de estos efectos; que lo que hace es contener el movimiento descendente, pero no cambiar su dirección; que aplica paliativos, pero no cura la enfermedad. No debe, por tanto, entregarse por entero a esta inevitable guerra de guerrillas, continuamente provocada por los abusos incesantes del capital o por las fluctuaciones del mercado. Debe comprender que el sistema actual, aun con todas las miserias que vuelca sobre ella, engendra simultáneamente las condiciones materiales y las formas sociales necesarias para la reconstrucción económica de la sociedad. En vez del lema conservador de: « ¡Un salario justo por una jornada de trabajo justa!», deberá inscribir en su bandera esta consigna revolucionaria: «¡Abolición del sistema de trabajo asalariado!»”. (Salario, precio y ganancia. C. Marx).
Esta es la verdadera postura de los marxistas frente a los sindicatos, luchamos porque sean organizaciones que defiendan realmente los mas elementales derechos de los trabajadores y para que puedan aglutinar en su seno a las mas explotadas y amplias capas de la clase trabajadora; también explicamos que la lucha por reformas es un paso correcto, sin embargo solo representan un paliativo frente a los constantes ataques a los niveles de vida del sistema capitalista. Por ejemplo, el aumento que han conseguido recientemente los maestros por medio de la lucha o el aumento decretado por el presidente Funes a los trabajadores gubernamentales es muy positivo, no obstante, el reciente aumento de los precios en los alimentos anula de hecho esta conquista de un sector de la clase trabajadora. Si a esto agregamos que las perspectivas económicas para los próximos años no son muy alentadoras en realidad lo que pasará es que en vez de aumentar el poder adquisitivo de nuestra clase se verá disminuido drásticamente. Esto obligará a todas las organizaciones de la clase trabajadora a coger el camino de la lucha independientemente de los deseos de los dirigentes de nuestro partido FMLN y sindicales. Por lo tanto, para resolver de una vez por todas nuestros problemas los sindicatos debemos participar en la lucha por la “abolición del sistema asalariado”, es decir, por la emancipación de la clase trabajadora y esto pasa necesariamente por la participación activa en todos los movimientos que ayuden a este fin, pero también en la militancia política en el partido de los trabajadores.
Por supuesto que no hacemos un fetichismo de los sindicatos, sabemos que “de todo hay en la viña del señor”. Durante toda la historia del movimiento sindical han surgido diferentes corrientes políticas que han influenciado negativamente a estas organizaciones. Algunas totalmente oportunistas que se inclinan hacia la lucha parlamentaria al cien por cien olvidándose de la lucha de clases y acomodándose al invernadero parlamentario; otras que asumen un carácter ultraizquierdista despreciando cualquier participación en el parlamentarismo burgués e idealizando las organizaciones sindicales como las únicas legitimas de la clase trabajadora. Ambas conciente o inconcientemente le prestan un gran favor a la burguesía.
Estamos convencidos que hoy por hoy el FMLN es el partido de la clase trabajadora. Independientemente de la política actual de la dirección no cabe duda que amplias capas de nuestra clase apoyan al partido y lo ven como suyo. Es cierto que puede haber mucha desilusión del “gobierno del cambio” y que esto esta haciendo que muchos militantes de izquierda se inclinen hacia el ultraizquierdismo. Seguramente veremos un fortalecimiento de estas tendencias que a pesar de su fraseología revolucionaria prestan un flaco servicio a la lucha por el socialismo. Lenin dijo en una ocasión: “el ultraizquierdismo es el precio que el movimiento tiene que pagar por el oportunismo de los dirigentes obreros”. Si estamos convencidos de que el partido o nuestro sindicato va en mala dirección, no se trata de formar otro porque cuesta mucho crear organizaciones de masas y el FMLN ha costado mucha sangre de obreros y campesinos como para desecharlo tan fácilmente. Además, al abandonar el partido se fortalecen las tendencias oportunistas que puede haber en su interior porque se les deja el camino libre para que hagan lo que quieran sin ninguna oposición interna. Es cierto que hacer la lucha contra los oportunistas es muy difícil porque están mejor adaptados a las maniobras utilizando el aparato para aplastar cualquier oposición, pero los revolucionarios no debemos temer estas dificultades sino que tenemos que afrontarlas de la mejor manera posible. Si el objetivo principal de nuestro partido es la lucha por el socialismo, entonces todo su accionar debe estar en función de ello, no dentro de 30 años sino desde ahora. Debemos presionar para que haya un debate interno acerca de la Táctica y la estrategia de nuestro partido tomando en cuenta las condiciones objetivas y subjetivas que nos permitan avanzar en la lucha revolucionaria aplicando la condición fundamental del centralismo democrático: “máxima libertad en la discusión y máxima unidad en la acción”.
¡Por un FMLN de la clase trabajadora!
¡Vivan los sindicatos clasistas!