Aunque en la superficie la tierra pueda parecer firme y estable, en sus profundidades tiene fuertes choques que de vez en vez salen a la superficie en forma de erupciones volcánicas y terremotos. De forma similar se está desarrollando la lucha de clases en México. El aumento de precio a la gasolina, de entre un 14 y 20% al iniciar el año, está desatando fuerzas que se pueden volver incontenibles.
Aunque en la superficie la tierra pueda parecer firme y estable, en sus profundidades tiene fuertes choques que de vez en vez salen a la superficie en forma de erupciones volcánicas y terremotos. De forma similar se está desarrollando la lucha de clases en México. El aumento de precio a la gasolina, de entre un 14 y 20% al iniciar el año, está desatando fuerzas que se pueden volver incontenibles.
El anuncio del gasolinazo se dio en medio de las fiestas navideñas y las reuniones familiares muchas veces incluyeron quejas y debates en contra de este gobierno y sus políticas. De forma casi espontánea iniciaron protestas desde el mismo 1° de mayo. Algunas primeras marchas, bloqueos de calles y gasolineras se empezaron a realizar, nuevas capas han entrado a la lucha, hablamos de trabajadores comunes de los barrios obreros y pueblos. El gobierno frente a ello mandó a vándalos a las colonias a saquear comercios y amedrentar a los comercios y a la población, solapados por las fuerzas policiacas. Algunos pobladores, debido a la situación de decadencia social, se sumaron a estas acciones. Con esto el Estado quería generar temor, confusión y distracción frente a la lucha que se gestaba. Pero esto no ha frenado la lucha y por el contrario se sigue desarrollando y se busca instintivamente cohesión y coordinación.
Este no es el primer movimiento de enorme magnitud al que se enfrenta Peña Nieto, el régimen esta desprestigiado y en realidad en una situación de debilidad, pero las luchas de masas no han podido llegar a tal punto de derribar al gobierno. La salida de Peña Nieto se vuelve clamor popular, pero marchas y bloqueos carreteros, como lo han demostrado las luchas pasadas, no serán suficientes para echar fuera a Peña Nieto.
León Trotsky, el revolucionario ruso que dirigió la toma del poder de los trabajadores hace 100 años, dijo en alguna ocasión: “Sin una organización dirigente la energía de las masas se disiparía, como se disipa el vapor no contenido en una caldera. Pero sea como fuere, lo que impulsa el movimiento no es la caldera ni el pistón, sino el vapor”.
Lo sorprendente es que este movimiento se desarrolle sin que los trabajadores mexicanos contemos con un partido revolucionario de masas y no es la primera vez que ocurre. En 2014 durante 3 meses se prolongó un movimiento de masas inspirador que cuestionó duramente al Estado que quedó desacreditado, pero al final, pese a todo el heroísmo de las masas y en especial de la juventud, esta lucha inevitablemente cayó en reflujo.
El movimiento actual se está desarrollando a lo largo del país. En Monterrey, Durango, Zacatecas, Baja California, Tamaulipas, Tabasco, San Luis Potosí, Coahuila, Yucatán, Michoacán, Chihuahua, Estado de México, Veracruz, Nayarit, Morelos, Oaxaca, Jalisco, Puebla y Aguascalientes son algunos de los Estados donde se han desarrollado manifestaciones en estos últimos dos días.
Este domingo 8 de enero, en Michoacán, la sección 271 del sindicato minero metalúrgico realizó una marcha con unos 5 mil obreros en contra del gasolinazo. La manta principal decía: “Los mineros de Lázaro Cárdenas Michoacán manifestamos nuestra inconformidad al incremento de la gasolina y de más aumentos como el gas LP y energía eléctrica. Exigimos al Presidente de la República basta de engaños y joder al pueblo de México”.
En Baja California Norte se mantenía un bloqueo desde el 2 de enero que bloqueaba la entrada de las instalaciones de Pemex en Rosarito y que estaba afectando el abastecimiento de gasolina local. La Policía Federal y la gendarmería, el 7 de enero, atacaron a los manifestantes quienes se defendieron de los gases arrojando piedras. Estas escenas no se dieron en Oaxaca o Chiapas, sino en la tranquila Baja California. Los gases no fueron suficientes para desalojar a los manifestantes, así que la policía tuvo que lanzar balas de goma para poder dispersarlos. Fue tal la brutalidad policiaca que varios periodistas resultaron agredidos. En medio de esta represión policiaca, un civil arrolló a policías con su camioneta. Las acciones represivas del Estado no detuvieron las protestas y la población en lucha tomaron la Garita dejando pasar a todos los autos libremente sin revisión aduanal con grandes muestras de apoyo de los conductores que entraban desde California.
En Hidalgo en varios municipios miles de personas se manifestaron. En Ixmiquilpan la policía anti motines, los granaderos, reprimió con brutalidad un bloqueo carretero y fueron asesinados a balazos dos jóvenes: Fredy Cruz García y Alán Giovani Martínez Contreras. Algun manifestante dijo: “Cuando se vieron perdidos, los policías prendieron fuego a sus armas y a los casquillos a fin de desaparecer las evidencias de que ellos asesinaron a nuestros muchachos”. Al día siguiente el bloqueo carretero se mantuvo y el sepelio de los compañeros se convirtió en un acto de protesta del pueblo quien los despidió cantando el Himno Nacional y el Pueblo Unido. También se han mantenido manifestaciones en los municipios de Pachuca, Tezontepec de Aldama, Tlahuelilpan y Alfayucan.
En la Ciudad de México sean desarrollado manifestaciones, hasta el momento de escribir este artículo no muy numerosas. La característica inicial ha sido la dispersión, distintas marchas surgen aquí y allá, pero eso refleja el ambiente de descontento. Incluso sectores no tradicionales se manifiestan como ya lo hicieron los clubs de motociclistas (claramente afectados por el gasolinazo) pero que gritaban consignas y discursos por la caída de Peña Nieto. Incluso se habla de manifestaciones organizadas por roqueros y otros sectores. El movimiento tiene una gran profundidad. El sábado 7 una de las marchas congregó a unas 3 mil personas, con presencia de luchadores como el sacerdote Alejandro Solalinde. El orador de La Izquierda Socialista enfatizó lo decadente del sistema capitalista. Al finalizar esta manifestación terminó en una asamblea de coordinación en el local de la CNTE.
El domingo 8 hubo un mitin frente a Palacio Nacional que agrupo a unas 2 mil personas. Se hicieron llamados a coordinaciones generales y del sector estudiantil, llamando a sumarse a la reunión de coordinación del IPN el martes 10 de enero frente a la Biblioteca Central en Zacatenco, el miércoles 11 a una coordinación general metropolitana a las 5:00 pm bajo el monumento a la revolución y el jueves 12 a las 2:00 pm en el Auditorio de la UAM Azcapótzalco para una coordinación general estudiantil. En el mitin hablaron representantes de organizaciones sociales y estudiantes, pero también trabajadores y amas de casa comunes, sin organización pero con gran indignación. Una chica de unos 13 años tomó la palabra y dijo que ella no le teme a la muerte y que lucharía con decisión para cambiar nuestra sociedad. Como Izquierda Socialista explicamos la importancia de hacer un plan unificado de lucha e impulsar un paro nacional de los trabajadores en contra del gasolinazo y por la caída de Peña Nieto.
El Estado no puede ignorar esta lucha, Peña Nieto ha salido a dar un mensaje nacional para justificar el aumento de la gasolina que solo ha generado más rabia. Las organizaciones empresariales como la Coparmex y Canaco han rechazado el gasolinazo con argumentos demagógicos a favor del pueblo, pero en realidad muestra que la propia burguesía está inconforme con este gobierno que no puede contener la protesta y el descontento social. Esto también se refleja con la burguesía internacional, donde desde hace tiempo vemos fuertes críticas al gobierno de Peña Nieto en los principales periódicos burgueses de las potencias capitalistas. La burguesía misma teme que el gobierno actual sea capaz de mantener la estabilidad y que pueda ser barrido por el movimiento de los trabajadores.
Si las organizaciones sindicales y políticas como Morena impulsaran un plan de lucha unificado tendiente a combatir el gasolinazo, luchar por un aumento salarial de emergencia, echar abajo las reformas estructurales, derrocar al gobierno de Peña Nieto y formar un gobierno de y para los trabajadores, sería realmente posible derrocar a este régimen y sus sistema capitalista.
Morena se ha opuesto al gasolinazo, en el parlamento toda la bancada de este partido votó en contra del mismo. También propusieron una sesión extraordinaria de la cámara de diputados para rediscutir el presupuesto y revertir el gasolinazo. Pero no es en el parlamento ni con medidas legales como derrotaremos a Peña Nieto, sino con una lucha en las calles unificada que vaya más allá de las simples manifestaciones y lleve adelante acciones como la huelga general. Andrés Manuel López Obrador, dirigente de Morena, ha llamado a realizar mítines en distintas partes del país pero que inician a finales de enero, cuando la gente está luchando en este momento. La estrategia de López Obrador es ganar las elecciones del 2018, pero esas acciones dilatorias sólo favorecen a la derecha, a la oligarquía y el gobierno de Peña Nieto. Si este gobierno desprestigiado y débil no cae, es sólo porque los dirigentes de las organizaciones sindicales y Morena no están dispuestos a llevar la lucha hacia ese camino. Es necesario un giro de política de estos dirigentes, las bases sí que tienen claro que hay que luchar desde ahora y los vemos en las distintas acciones combatiendo en las calles el gasolinazo y a EPN.
Los trabajadores y los jóvenes no esperarán hasta 2018 para luchar contra Peña Nieto. Es por ello importante realizar asambleas en las colonias, centros de estudio y trabajo y elegir representantes que se coordinen sectorial, regional, estatal y nacionalmente. Hay que impulsar jornadas nacionales de lucha que incluyan a la clase obrera en sus centros de trabajo, hay que trabajar en realizar un paro nacional para parar el gasolinazo y echar a Peña Nieto del gobierno. En medio de estas batallas tenemos que construir una herramienta de combate capaz de transformar desde la raíz esta sociedad. Es necesario construir un partido revolucionario de los trabajadores, la juventud y demás oprimidos de este sistema. Como Izquierda Socialista, sección mexicana de la Corriente Marxista Internacional, estamos construyendo una organización de cuadros que pueda intervenir en el movimiento de masas de los trabajadores y la juventud y lucha contra estos ataques y por construir una sociedad igualitaria y democrática, es decir socialista. Te invitamos a sumarte a La Izquierda Socialista y luchar contra este sistema y sus ataques, construyendo una organización de cuadros revolucionaria.
¡Frente único y coordinación general de la lucha!
¡Abajo el gasolinazo y las reformas estructurales!
¡Echemos a Peña Nieto con una huelga general!