Recientemente hemos sido testigos de la convocatoria de apoyo a una CICIES por parte de la derecha apoyándose en los elementos de la pequeña burguesía y con los típicos métodos de la empresa privada, obligando a los trabajadores de sus empresas a asistir bajo la amenaza de despido a su actividad de protesta. Curiosamente esta actividad se enfoca principalmente contra la corrupción, el restablecimiento de la «paz» y la petición de establecer una comisión contra la impunidad similar a la de Honduras y Guatemala, aunque aparentemente son demandas correctas, no dejan de llevar implícitos un ataque contra el gobierno de Salvador S. y la idea de desestabilización del país.
Normalmente las capas medias de la sociedad tienden a desesperarse más rápido en los periodos de crisis. La clase dominante puede basarse de estos elementos para crear las condiciones necesarias para emprender un periodo reaccionario contra los gobiernos progresistas. Es eso lo que vimos el pasado 05 de septiembre en San Salvador. Estamos seguros de que este tipo de actividades continuarán en los siguientes meses, dependerá de la organización de las bases del partido y las demás organizaciones de la clase trabajadora contrarrestarles, si bien es cierto que en sus primeros intentos han sido muy escuálidos y esto nos puede llevar a la conclusión de que será así siempre. Estamos atravesando periodos caóticos en la sociedad, hay una confusión enorme, y sin duda el reformismo del gobierno puede desencadenar la rabia de más elementos vacilantes dentro de la sociedad, que por la falta de claridad política de los dirigentes de la izquierda caerán en manos de la reacción, aumentando así la numerosidad y el carácter de este tipo de actividades.
¿Es la CICIES la solución?
No solo dentro de las filas de la derecha ha surgido esta duda sino también dentro de la izquierda misma se ha colado la idea. Y es lógico, dentro de la izquierda hay dos elementos que hacen posible que tal idea se propague aún más como una solución a la corrupción: 1. El inevitable contagio del éxito efímero de las masas en Guatemala y 2. La falta de determinación del gobierno del FMLN para combatir seriamente los casos de corrupción y la impunidad en nuestro país. ¿Pero realmente se necesita tal entidad? partiendo que la corrupción y la evasión fiscal son prácticas inherentes al sistema capitalista, la única solución a la eliminación de dichas prácticas reside en la eliminación del Estado burgués y de todas sus formas legales que imperan en la sociedad.
Podemos ver que después de la destitución de Otto Pérez y la convocatoria a elecciones en Guatemala, nuevamente la derecha se ha hecho del poder y solamente se han cambiado a los representantes de la burguesía por otros menos corruptos, en esencia no cambio nada, se mantienen todas las facilidades, para desfalcar, evadir y robar el dinero público.
¿Qué necesitamos realmente para combatir la corrupción?
Guatemala carece de un partido con arraigo entre las masas trabajadoras, sin embargo la victoria de las masas ha sido exitosa –en el sentido que quitaron a una bola de corruptos del Estado-, pero tal exito se esfuma cuando no se posee un instrumento decisivo para cumplir las siguientes tareas de la revolución.
Caso distinto a lo que tenemos en El Salvador, el FMLN sigue siendo el partido tradicional de la clase trabajadora, es contradictorio dejar la tarea de la lucha contra la corrupción a elementos externos del país, precisamente porque son financiados por Estados capitalistas que no tienen solvencia moral para combatir la corrupción, además hay intereses políticos claros en estos organismo, su principal tarea es mantener el «statu quo» en la sociedad y poner o quitar gobiernos fieles y serviles a los intereses del imperialismo.
La tarea del combate a la corrupción reside estrictamente en la organización de los trabajadores, utilizando al FMLN como herramienta para luchar no solo contra este síntoma del capitalismo sino con el sistema completo, la dirección del FMLN debe ponerse a la cabeza en esta lucha, apoyándose claramente de las bases revolucionarias del partido, aliándose con los sindicatos y demás organizaciones de la clase trabajadora, esa es la tarea inmediata que todos los militantes del FMLN debemos discutir para empujar a la dirección a que empiece una verdadera lucha revolucionaria.