La sentencia de la Sala de lo Constitucional con respecto a la cancelación del partido Cambio Democrático, ha dejado claro que los poderes facticos de nuestro país quieren recuperar a como dé lugar el control del gobierno, a pesar que el FMLN no representa una amenaza fundamental a sus intereses. También vemos como los magistrados salientes no son en absoluto funcionarios al servicio de la ley, sino que se venden con relativa facilidad a “poderes oscuros”.
A pesar de todas las maniobras para retardar la inscripción del Partido Nuevas Ideas, tarde o temprano será un hecho su inscripción legal que lo acredite como partido político electoral. La verdad es que Nuevas Ideas existe desde hace muchos meses en la práctica. Cuando Nayib Bukele anunció el surgimiento de este movimiento expresó que sería horizontal. Esto se escucha muy atractivo. Para los trabajadores artos de las cúpulas, sus imposiciones, su desdén hacia las bases, etc., la idea de un movimiento que, se supone, será diferente suena muy interesante. Pero ¿de dónde viene la idea de horizontalidad?
La horizontalidad es una idea anarquista muy vieja, parece atractiva para la mayoría de la gente. La idea que todos estamos al mismo nivel, que no hay nadie arriba ni abajo se mira simpática. Sin embargo, en la práctica los colectivos que trabajan de esta forma tienen dirigentes y líderes auto-nombrados que generalmente no están bajo el control de nadie. Se pone de moda la toma de decisiones por medio del “consenso”, es decir, ponerse de acuerdo de tal forma que no haya ninguna disidencia. Supongamos un colectivo de 100 personas quienes han pasado unas tres horas debatiendo las acciones concretas para ganar una huelga. A la hora de tomar decisiones cinco de ellas expresan que no están de acuerdo, como se requiere el consenso entonces se propone continuar discutiendo hasta que el 100 % este en la misma sintonía. Además del tiempo perdido, es completamente antidemocrático porque le otorga a la minoría el poder de veto.
Nayib explico que los emisarios no tendrían ningún tipo de jerarquía, simplemente serían un canal de comunicación entre él y los diferentes grupos que en su mayoría se organizan y auto gestionan de forma espontánea e independiente. En la práctica muchos de estos emisarios tienden a comportarse como verdaderos dirigentes que escapan al control de las bases. Su posición ganada por azares del destino les faculta tomar decisiones políticas o manejo de recursos que afectan de una forma o de otra a los colectivos.
En resumen, la horizontalidad es engañosa. En cualquier organización, grupo o colectivo de cualquier naturaleza si no hay mecanismos de elección de dirigentes, coordinadores o facilitadores (como quiera llamárseles) siempre los habrá, con la diferencia que estos no serán electos por nadie ni tendrán que rendir cuentas ante nadie.
Cuando el Tribunal Supremo Electoral (TSE) acredite al partido NI, tendrá que cumplir con la ley de partidos políticos en la cual, entre otras cosas, hay mecanismos de elección de dirigentes locales y nacionales. Hecha a imagen y semejanza de la democracia burguesa. Tal y como está demostrado en la práctica las cúpulas de los partidos tradicionales tienen mecanismos para imponer sus decisiones por arriba y burlar el deseo de la militancia de base. Como dice el dicho “hecha la ley, hecha la trampa”.
Si los dirigentes de Nuevas Ideas quieren realmente construir un partido político que sea diferente y represente una esperanza para el pueblo salvadoreño, deben tomar muy en cuenta las opiniones de los militantes de base. No solamente para elección de dirigentes y candidatos de elección popular sino también cuestiones políticas fundamentales. Esto implica formación política para que decidamos con conocimiento de causa, mecanismos de debate colectivo donde todos tengamos la posibilidad de dar nuestra opinión sin temor a ser expulsado o marginado tal y como ocurre en los partidos tradicionales, entre otras medidas que garanticen una verdadera democracia interna.
La alianza con el partido Cambio Democrático (CD) fue tomada solamente por NB y sus asesores, si bien fue una decisión correcta y la militancia de NI la apoyaba completamente no se consultó a los colectivos. Cualquiera en su sano juicio entendía la necesidad de hacer este acuerdo, sin embargo, lo que causó molestia entre algunos miembros de NI fue la forma. El mismo proceso fue utilizado para formar la alianza con GANA, una alianza que muy posiblemente no contará con el apoyo de muchos simpatizantes de NI.