El viernes 8 de enero, las trabajadoras despedidas de la fábrica Industrias Florenzi iniciaron una huelga de hambre para exigir que se cumplan sus demandas laborales a más de seis meses de lucha. Esta medida de presión drástica sirve para evidenciar el abandono total por parte del Estado salvadoreño, especialmente del Ministerio de Trabajo dirigido por Rolando Castro que no ha hecho nada para resolver las demandas a su favor.
Despedidas en medio de la pandemia
El 1 de julio del año pasado, en medio de la crisis sanitaria del coronavirus, 196 mujeres y 14 hombres fueron notificados de su despido debido a que la fábrica Florenzi iba a cerrar operaciones de manera definitiva, sin pagarles salarios ni mucho menos indemnizaciones, a pesar que la mayoría de mujeres despedidas han dejado su vida trabajando por más 25 años en la fábrica.
Por si esto fuera poco, el empleador, Sergio Pineda, dejo de pagar las cotizaciones de ley del seguro social y las pensiones, agravando la situación de las compañeras que sufren enfermedades crónicas y de otras que estaban a punto de cumplir con el tiempo requerido para iniciar los tramites de su jubilación. Una situación totalmente injusta, teniendo en cuenta que la mayoría son jefas de hogar de edad avanzada que dificilmente podrán encontrar otro trabajo.
Como garantía para exigir una salida favorable a sus demandas por parte de la patronal, el 8 de julio las compañeras acordaron tomarse las instalaciones de la fábrica, resguardando maquinaria y otros bienes. Desde entonces, se han organizado para hacer guardia en el lugar y han conformado asamblea para tomar las decisiones y las estrategias a seguir. Muchas organizaciones han acompañado y se han solidarizado con su lucha.
Durante todo este tiempo, el acoso policial ha sido una constante. Las compañeras han denunciado que a sus actividades han llegado policias vestido de civil a tomarles fotos, en una franca actitud de acoso más que de brindarles seguridad. Esto no es nada sorprendente, la función de la policía, en última instancia, es justamente resguardar la intocable propiedad privada de los ricos, aquí vemos de una forma muy clara el verdadero objetivo de la PNC y no es precisamente el de brindar “seguridad” a la población. Sin embargo, este amedrentamiento no ha menguado el espíritu de lucha y combatividad de las trabajadoras, al contrario, las fortalece y les muestra la necesidad de seguir juntas y organizadas para vencer.
Agotando instancias legales sin ayuda gubernamental
Además de tomar la fábrica, iniciaron acciones legales en las instancias correspondientes, pagando ellas mismas con muchisimo esfuerzo a los abogados. Este proceso ha sido sumamente díficil, la burocracia judicial se ha impuesto con toda su crudeza y hasta la fecha no han podido dar una respuesta satisfactoria a las compañeras.
En esta ecuación de situaciones adversas, el factor ausente ha sido en todo momento el Ministerio de Trabajo y su titular Rolando Castro, quien en un primer momento -de manera cínica y descarada- aludió que habia escuchado las demandas de las trabajadoras y que incluso les estaba ayudando a resolver su situación, para luego dar paso a un silencio sepulcral y a una indiferencia lacerante.
Se supone, al menos en el papel, que el Ministerio de Trabajo y Previsión Social tiene como visión velar por el desarrollo integral del área sociolaboral y proteger las fuentes de trabajo, pero en la practica y sobre todo durante la pandemia se ha demostrado que esto está muy alejado de la realidad, pues el Ministerio difícilmente actúa en favor de la clase trabajadora. Las compañeras de la fábrica Florenzi han experimentado en carne propia esto, a tal punto de verse en la necesidad de convocar una huelga de hambre como un último recurso para ser escuchadas y atendidas.
La actuación de Rolando Castro como ministro de Trabajo ha sido parcializada, destinando grandes recursos administrativos y judiciales en otros casos que le son convenientes al gobierno y sus funcionarios para atacar a sus enemigos políticos, tales como los procesos contra la Alcaldía de Santa Tecla y San Salvador. Rolando Castro y la institucionalidad burguesa han demostrado ser incompetentes para resolver en favor de los explotados, en ese sentido, acompañamos a las trabajadoras de Florenzi en pedir su destitución y extendemos el llamado a todos los sindicatos y trabajadores que son afectados por la violaciones a los derechos laborales a luchar por sus demandas y construir un sindicalismo revolucionario capaz de doblegar y vencer a la patronal, que quiere recargar sobre los hombros de los explotados la crisis del capitalismo.
Organización revolucionaria para vencer
La situación de las compañeras despedidas de industria Florenzi no es un caso aislado, y de hecho ha sido una constante durante el periodo de pandemia, a pesar que también el ministro Rolando Castro aseguró que no iba a permitir ningún despido durante la crisis. El caso de las compañeras ha trascendido debido a su organización y el acompañamiento que han encontrado de las diferentes expresiones de organización social durante este tiempo; han sido compañeras combativas que no se han dejado vencer y han mostrado el camino a seguir para futuras luchas.
Así como el sistema judicial y gubernamental les ha fallado a las compañeras, el Estado burgués le seguirá fallando a la clase trabajadora en general una vez que la crisis del sistema capitalista se profundice aún más.
La clase trabajadora en la ciudad y en el campo, los desposeídos y los explotados en general debemos tener en cuenta que este gobierno no es nuestro gobierno, que esta Asamblea no es nuestra Asamblea y que estos jueces no están para brindarnos justicia. Por eso debemos organizarnos para tomar el rumbo de nuestras vidas en nuestras propias manos y crear instituciones verdaderamente democráticas que funcionen a favor de la mayoría y no para satisfacer el ansía de poder y de ganancias de unos cuantos.
La solidaridad con la lucha de la obreras Florenzi debe extenderse por todos los sectores de la industria textil, porque solo la solidaridad y la unidad en la lucha puede detener los golpes que la patronal está preparando a raíz de la crisis, en ausencia de instituciones que defiendan nuestros derechos como explotados, debemos abogar a la unidad obrera, estudiantil y campesina para conformar un frente contra los ataques devenidos de la crisis capitalista y trazar el camino para luchar por una sociedad distinta.
Como Bloque Popular Juvenil, sección salvadoreña de la Corriente Marxista Internacional, nos solidarizamos con las compañeras en lucha, su incansable espíritu combativo nos llena de mucha fuerza para seguir denunciando al sistema capitalista y seguir organizándonos para poner fin de una vez y para siempre a este sistema que nos explota y nos quita la vida diariamente. Así mismo, hacemos un llamado a los sindicatos y a las organizaciones en general a tomar postura y solidarizarse con las compañeras.
Solo organizada la clase trabajadora podrá vencer.