Art.61.-La educación superior se regirá por una ley especial. La Universidad de El Salvador y las demás del Estado gozarán de autonomía en los aspectos docente, administrativo y económico. Deberán prestar un servicio social; respetando la libertad de cátedra. Se regirán por estatutos enmarcados dentro de dicha ley, la cual sentará los principios generales para su organización y funcionamiento (Constitución de la República de El Salvador, 1983).
Art.61.-La educación superior se regirá por una ley especial. La Universidad de El Salvador y las demás del Estado gozarán de autonomía en los aspectos docente, administrativo y económico. Deberán prestar un servicio social; respetando la libertad de cátedra. Se regirán por estatutos enmarcados dentro de dicha ley, la cual sentará los principios generales para su organización y funcionamiento (Constitución de la República de El Salvador, 1983).
Nadie puede negar que los planes de privatización de la educación superior forman parte de la agenda neoliberal a escala mundial desde hace más de 25 años, impulsada por los organismos financieros multilaterales, fundamentalmente el Banco Mundial (BM), Fondo Monetario Internacional (FMI), y el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) en el caso de nuestra región. Como tampoco nadie puede negar las condiciones deplorables de la UES en la actualidad, tanto económica, como estructural y administrativamente. Pese a estos factores internos, la universidad carga con una cruz mucho más grande, las políticas neoliberales han apresado a los estudiantes, lo que demuestra que existe desinterés y falta de conciencia de clase para luchar por un alma Mater que responda a los intereses del pueblo. Frente a esto, la UES una vez más se está viendo, cara a cara, con la posibilidad de una privatización, pues el presidente de la república, Salvador Ceren, anunció que un incremento al presupuesto de la UES no es posible con las actuales finanzas del Estado a menos que sea con fondos de organismos internacionales.
Esto nos trae a la memoria los intentos del 2004 y 2008 cuando la Dra. María Isabel Rodríguez era aún la rectora de la UES. Para esos episodios, el Gobierno en turno administrado por el partido de derecha, ARENA, cerraba las posibilidades de incrementar el presupuesto; en ese entonces María Isabel expresaba: un aumento presupuestario era la única manera de poder darle un salto cualitativo a la universidad, en cuanto a los avances tecnológicos, científicos, estructurales y académicos que se necesitaba. Frente a estos argumentos las organizaciones, estudiantiles se manifestaron e inclusive se llegó al cierre de la universidad por días y el Gobierno se vio en obligación de utilizar a la Policía Nacional Civil para su desalojo violando así la ley orgánica interna. Partiendo de la lógica de privatización se entiende que se justificara la necesidad de impulsar el crecimiento tecnológico y científico, y que es una realidad inminente, pintando un paraíso terrenal el cual solamente puede ser posible con la inyección de dinero para suplir estas necesidades.
Considerando que la crisis fiscal que ha afrontado El Salvador por años no da pauta de poder incrementar significativamente el presupuesto asignado a la UES, se incurrirá a préstamos financiados por organismos internacionales como el BID. Dicho préstamo viene a suplir estas necesidades y afecta no solo el costo de intereses, sino más bien con políticas que repercuten directamente en la comunidad universitaria. El BID hizo un estudio sobre la calidad de la educación superior titulado “Fortalecimiento de la Universidad de El Salvador” el cual consta de argumentos puramente neoliberales en el enfoque de la educación, y más aún donde imponen ciertas “recomendaciones” las cuales tienen que ver con el incremento de las cuotas mensuales.
Como observamos las claras intenciones de cuartar la educación superior son palpables para las familias que tienen a sus hijos estudiando en la UES. Basta con recordar los efectos colaterales que provocaron los cierres militarizados de la década de los setenta y ochentas favoreciendo el crecimiento de las universidades privadas y la monopolización de la educación superior. Pues una estrategia similar es la que se emplea en la actualidad. Cerrar cualquier opción del aumento al presupuesto para la UES, para que esta se vea con necesidades insostenibles y así poder encaminarse en la vía de la privatización.
Ante este y otros factores que nos inducen a una privatización, la comunidad estudiantil es un eslabón suelto y debilitado, la separación dogmática de pensamientos es más fuerte que la realidad inminente que azota a la alma Mater, las posiciones de favoritismos ante la burocracia y mal administración de la universidad es el flagelo en primera instancia a vencer, recuperar la conciencia de clase que se esfumo con los cambios que nunca llegaron, es meta primordial para enfrentarnos al leviatán internacional. Partir de ahí para la formación de una asamblea general de estudiantes que este conformada en líneas no reformistas para sustentar la realidad, sino más bien que impulsen desde su seno las transformaciones de la UES, con nuevas y mejores condiciones para los estudiantes, hacer valer el poder que como estudiante nos pertenece y tener una verdadera representación en la AGU, es un reto fuerte pero indispensable ante las políticas reaccionarias que algunos quieren implementar.