El lunes, por primera vez en diez años, el presidente ruso Vladimir Putin asistió a la asamblea general de la ONU, después de la cual tuvo una reunión a puerta cerrada con el presidente estadounidense, Barack Obama. Hace sólo un mes tal reunión hubiera parecido muy improbable.
El lunes, por primera vez en diez años, el presidente ruso Vladimir Putin asistió a la asamblea general de la ONU, después de la cual tuvo una reunión a puerta cerrada con el presidente estadounidense, Barack Obama. Hace sólo un mes tal reunión hubiera parecido muy improbable. Dado que las relaciones luego de la crisis de Ucrania entre los gobiernos occidentales y Rusia se han deteriorado rápidamente con sanciones severas que han sido impuestas al país y Putin se ha convertido en el hombre más vilipendiado en los medios occidentales..
Sin embargo, el aumento significativo de la presencia militar rusa en Siria en el último mes ha cambiado la situación. Al ver la erosión gradual y la descomposición del aparato estatal de Bashar Al-Assad, Putin no vio otra opción que posicionarse y apuntalar el débil régimen sirio para enfrentar el aumento de las corrientes islamistas.
Los EE.UU. se apresuraron a denunciar dicho movimiento, pero lo que esta situación realmente trae a la superficie es la debilidad del imperialismo estadounidense en la región. Durante más de un año los EE.UU. y su coalición contra el Estado Islámico han estado bombardeando zonas controladas por ISIS a través de Siria e Iraq, con pocos resultados. Ahora se ven obligados a depender de la intervención rusa como la única manera de salir de la crisis. Fue revelador en cuanto a quién es el que manda, ahora que Barack Obama en declaraciones a la asamblea general de la ONU, tuvo que cambiar su línea anterior de manera dramática al decir: «Estados Unidos está preparado para trabajar con cualquier nación, incluyendo Rusia e Irán—para resolver el conflicto».
Una cuestión de coalición
En Iraq, la guerra contra ISIS (Estado Islámico de Iraq y Siria) y la recuperación de las ciudades iraquíes han sido dolorosamente lentas y ha costado miles de vidas. Mientras tanto ISIS incluso, ha logrado tomar nuevos territorios como Ramadi, capital de la provincia de Anbar. Esto se debe a la debilidad del Estado iraquí, junto con la incapacidad de los EE.UU. para coordinar directamente las operaciones con las tropas que han jugado el papel más importante en las ofensivas, llámese las milicias conjuntas iraníes. Al mismo tiempo, los socios de los Estados Unidos en los estados del Golfo han estado presionando activamente a las tribus sunitas iraquíes a detener el apoyo a la ofensiva anti-ISIS como moneda de cambio con el gobierno central.
En Siria, los esfuerzos de los EE.UU. se han encontrado simplemente con la expansión de las fuerzas de ISIS, excepto en las áreas kurdas donde las fuerzas YPG kurdas de izquierda – un grupo que se designado como terroristas por los EE.UU. – han infligido varias derrotas importantes a ISIS.
Sin embargo, incluso los avances de los kurdos se han estancado, ya que han sido atacados por el régimen turco de Erdogan, uno de los miembros clave de la coalición liderada por los EE.UU. De hecho, el régimen de Erdogan ha iniciado una campaña aérea dirigida a las milicias kurdas del PKK en Irak que han sido las fuerzas más eficaces contra ISIS sobre el terreno.
Mientras tanto, Erdogan ha estado apoyando activamente ISIS permitiéndoles el reclutamiento, transporte y una red de tráfico en Turquía. De hecho, fue la intervención enérgica de Erdoğan la que causó que los EEUU apoyasen los avances del YPG a detenerse justo antes de tomar el último gran paso fronterizo controlado por ISIS entre Turquía y Siria. Así, mientras que ISIS ha sido atacado por los EE.UU., uno de sus principales aliados han estado ocupados reabasteciendo y manteniendo el flujo de combatientes en sus territorios abiertos
El Frente Sur, que es el único grupo significativo que queda formalmente como parte del Ejército Libre de Siria, no ha sido capaz de unirse en un ejército formal y su reciente intento de tomar la ciudad sureña de Daraa fue detenido por las operaciones conjuntas de la CIA en Jordania. Sus áreas y las tropas están siendo gradualmente absorbidas por diferentes corrientes islamistas que muy probablemente la mantengan con vida principalmente como una fuente de recepción de armas de Occidente.
Los intentos por parte de los EE.UU. para establecer su propia fuerza representante también han sido saboteados por sus aliados tradicionales. La muy publicitada misión de entrenamiento y equipamiento ha sido una humillación absoluta de toda la clase dirigente militar de los Estados Unidos. Después de haber gastado cientos de millones de dólares en construir una fuerza confiable, el primer equipo que entró en suelo sirio fue atacado inmediatamente por el grupo de Al-Qaeda apoyado por Turquía, Jabhat Al-Nusra. De los cincuenta y pico combatientes sólo un puñado se contabilizan en la actualidad. Se cree que sus posiciones le fueron reveladas a Jabhat Al-Nusra por la inteligencia turca. El segundo equipo de combatientes estadounidenses, fueron enviados un par de semanas atrás, pero su comandante inmediato desertó a Jabhat Al-Nusra con una gran cantidad de material militar avanzado, denunciando los esfuerzos de Estados Unidos para bloquear las tropas que luchan contra el régimen de Assad. Por lo tanto, el lunes todo el esfuerzo fue cancelado y la misión puesta en modo de espera inconclusa.
Todos estos eventos revelan las profundas contradicciones insolubles en la que Estados Unidos se encuentra. Han perdido la confianza de sus tradicionales aliados estatales turcos y del Golfo, que están ahora siguiendo sus propios intereses estrechos y están fuera del control de Estados Unidos. Mientras tanto Obama no tiene tropas fiables sobre el terreno. Su colaboración con el YPG se ha deteriorado por la oposición de Erdoğan y los EE.UU. no pueden cooperar abiertamente con los iraníes, Hezbollah o el régimen de Assad por temor a la oposición de sus aliados y de los republicanos en los EE.UU.
Rusia entra en Siria
La entrada de Rusia en la escena llegó en la medida que se estaba haciendo cada vez más claro que el régimen de Assad fue cediendo ante las tensiones de la guerra civil. Para Rusia esto habría sido un golpe debido a que el régimen de Assad fue el principal aliado de Rusia en el Medio Oriente y también el hogar de la su única instalación militar fuera de la antigua Unión Soviética – la base naval de Tartus.
La caída de Assad no sólo llevaría a Siria a ser invadida por las organizaciones islamistas, sino también a la desestabilización de Turquía, Líbano y Jordania, así como los Estados del Golfo. Esto sería una gran amenaza para los intereses rusos en la región y podría tener consecuencias desastrosas para el conjunto de la economía mundial.
También tendría un efecto inmediato en el interior de Rusia, donde los grupos islamistas han estado gravitando hacia ISIS en cuatro de las regiones rusas del Cáucaso; Daguestán, Chechenia, Ingushetia y Kabardino-Balkaria.
Al participar como una fuerza en la guerra civil siria, Rusia no sólo da un impulso moral muy necesario a las asediadas, combatidas y cansadas tropas sirias sino también proporciona la tan necesaria técnica, inteligencia y apoyo aéreo que los EE.UU. no compartieron con el régimen. Esto va a cambiar por completo el equilibrio de fuerzas en el campo de batalla.
Al mismo tiempo, Rusia ha puesto en marcha una sala de operaciones conjuntas con Iraq, Irán y Siria en Bagdad. Esto es una violación directa de la coalición liderada por Estados Unidos de la cual Iraq es un miembro.
En una conferencia de prensa el lunes, Hakem al-Zameli, el jefe de la Seguridad Nacional de Iraq y el Comité de Defensa dijo que los equipos iraníes y rusos ya habían llegado al Iraq para comenzar a prepararse para la alianza de cuatro partidos.
A continuación, pasó a decir: «Iraq necesita intercambiar experiencia e información de inteligencia con los países, especialmente después de que ha quedado claro que los Estados Unidos no son serios y no han logrado, junto con la coalición internacional, combatir la organización del Estado Islámico».
Al respecto, Rusia ha logrado hacer lo que los EE.UU. no pudo, que es el de preparar una campaña militar seria, junto con las fuerzas que realmente están luchando contra ISIS sobre el terreno.
Pero hay una razón diferente para la intervención de Putin. Desde 2014 a raíz de la crisis de Ucrania, Rusia ha sido una potencia de nivel inferior entre otras potencias mundiales, en particular Occidente que ha impuesto varias sanciones fuertes dejando la economía del país en una grave crisis. Para Putin, la intervención en Siria es una manera de reafirmarse a sí mismo en el escenario mundial y al mismo tiempo alcanzar a Occidente.
En la asamblea general de la ONU Putin llamó a una alianza similar a la que derrotó a Hitler durante la Segunda Guerra Mundial. Además de la sugerencia implícita en el apoyo estadounidense a los nazis y fascistas en Ucrania, Putin estaba insinuando claramente de la victoria soviética sobre el ejército de Hitler que llevó a un rápido aumento en la popularidad de los soviéticos en todo el mundo y marcó su entrada en el escenario como gran potencia mundial.
No hay opción para Obama
A pesar de estar cansados y con la lengua de fuera, Obama y el imperialismo norteamericano no tienen más remedio que aceptar el hecho consumado que Putin es su único camino para la estabilización de Siria. Uno por uno los altos funcionarios occidentales han estado haciendo cola para admitir que Occidente necesita cooperar con Rusia. En efecto, ¿qué otra cosa es lo que quieren hacer al respecto? Ellos han estado pidiendo una alianza de todas las naciones contra ISIS y ahora que Rusia está ofreciendo esto, ellos están en una posición débil para rechazarla.
La anterior firme demanda de que el régimen de Assad tiene que irse también está siendo diluida en alta medida que los funcionarios occidentales admiten gradualmente que «podría haber espacio para Assad» en un régimen transitorio.
Está claro que Assad, su familia y sus amigos están tan ligados al Estado sirio que se vendría abajo si se removieran. Incluso Obama, a pesar de que pasa mucho tiempo denunciando la barbarie del régimen sirio en la ONU, tuvo que admitir que el «realismo dicta que se requerirá el compromiso de poner fin a los combates y finalmente acabar con ISIS».
Putin ofrece a Obama una rama de olivo, una manera de salir del lío en que los EE.UU. han sumergido a Siria, pero lo quiere en sus propios términos y, junto con el reconocimiento de Rusia como potencia mundial legítima en igualdad de condiciones. Para Obama esto presenta una oportunidad que no va a dejar pasar, a pesar de que le causará problemas con los republicanos en casa.
Las potencias europeas también son positivas. El flujo de refugiados que salían de Siria ya está teniendo un efecto desestabilizador en el sistema político de la UE y causando divisiones entre las clases dominantes europeas sobre la cuestión de quién debe asumir el coste. Al mismo tiempo, la economía ya frágil de la UE, y en particular la alemana, ha sido duramente golpeada por las sanciones contra Rusia. Así, muchos altos funcionarios de países de la UE han estado señalando un cambio en su actitud y en particular en su demanda por el derrocamiento de Assad.
La excepción a la regla parece ser Francia, Francois Hollande, que ha abierto una causa contra Assad por crímenes contra la humanidad. Sin embargo, en su discurso en la asamblea general de la ONU reveló su aislamiento, apelando a las naciones europeas no dejar que la crisis de los refugiados determine su postura sobre Siria. Por supuesto que esto es fácil de decir cuando Francia está menos expuesta a la crisis de los refugiados y de las sanciones a Rusia y tiene vínculos más estrechos con los Estados del Golfo y otros inversores del fundamentalismo islámico en el Medio Oriente.
Lejos de cambiar la situación en el Medio Oriente cualitativamente el movimiento ruso ha traído claridad de acuerdo con los hechos fundamentales: que el régimen de Assad e Irán son las únicas fuerzas que pueden luchar contra ISIS en Siria e Iraq, en oposición a los aliados tradicionales de Occidente que son las principales fuentes de inestabilidad. Pero al no poder tomar la decisión por sí mismos, los estadounidenses toman como suya la de Rusia y no tienen más remedio que seguir su ejemplo.
No sólo tienen que aceptar los hechos sobre el terreno, pero los EE.UU. también deben dejar de financiar las fuerzas sobre tierra si quieren evitar una confrontación directa con Rusia. Por supuesto que habrían hecho esto tarde o temprano de todos modos, porque no ha funcionado, pero el hecho de que Rusia está doblándoles el brazo es una humillación adicional.
Un imperialismo por otro
La raíz de toda la barbarie en Siria ha de atribuirse a las intervenciones del imperialismo norteamericano y sus podridos aliados en Turquía y los países del Golfo. En primer lugar a través de la desestabilización de Iraq y su división en líneas sectarias por la ocupación estadounidense que dejó millones de muertos y muchos más desplazados. Y en segundo lugar a través de las intervenciones imperialistas en Siria desde el comienzo de la revolución siria en 2011.
Desde entonces, estas potencias han gastado miles de millones de dólares en construir la oposición islamista para derrocar a Assad y debilitar Siria. Sólo la CIA ha gastado casi $1mil millones al año en lo que se ha convertido en una de las mayores misiones de la historia de la agencia. Mientras el monstruo que han creado ahora se ha convertido en un lastre para los EE.UU., sus aliados han invertido demasiado para renunciar. Pero, como dijo Putin a Obama, no puedes tener las dos cosas.
Por supuesto, mientras que Putin expone la hipocresía de Occidente, no significa que él desee lo mejor para Siria en su corazón. Para Putin, Siria en sí misma no significa nada. De hecho, la base naval de Tartus no era una posición importante para Rusia comparada con otros problemas que Rusia podría tener. Para Putin, Siria es una moneda de cambio que puede utilizar para recuperar la posición de Rusia como potencia mundial y como potencia regional en Oriente Medio.
La participación de Rusia podría debilitar a los islamistas, pero no va a conducir a la creación de una Siria libre y democrática para las masas. En primer lugar, ellos están defendiendo firmemente el régimen de Assad, que es y ha sido siempre una dictadura. Assad podría ser viso como el luchador principal contra el islamismo hoy, pero no tendría ningún problema con los islamistas sirios, entre ellos Al-Qaeda, en la medida que podría utilizarlos para presionar a la ocupación estadounidense en Iraq. También no tendría ningún problema al verlos secuestrar la revolución siria. Mientras que el movimiento revolucionario tuvo simpatía entre muchos sirios en zonas controladas por Assad, el movimiento islamista de hoy ha reforzado el apoyo a Assad. Siempre y cuando la cuestión fuese la de aplastar la revolución, los imperialistas, los islamistas y Assad estaban de hecho del mismo lado.
Incluso hoy en día, las propuestas de los iraníes y los rusos (así como la de Assad) simplemente han ascendido a un acuerdo para compartir el poder donde participen todos los grupos en Siria. ¿Pero quiénes son estos grupos? Son podridas bandas criminales que operan bajo el paraguas de la FSA, neo-liberales demócratas apoyados por Occidente, milicias respaldadas por Occidente y diferentes matices de islamistas respaldados por los turcos y saudíes. Con la excepción de las fuerzas kurdas, ninguno de los grupos en Siria representa las masas sirias y, dese luego, todos los grupos se volverán contra los kurdos antes de que la tinta se haya secado en cualquier acuerdo futuro.
Las fuerzas de la revolución siria han sido asesinadas durante mucho tiempo, reprimidas o de algún modo aplastadas por los buitres imperialistas de la región. Su error, por el que tienen que pagar encarecidamente, fue el tratar de mantener la lucha dentro de los límites del capitalismo y pedir la ayuda del imperialismo norteamericano. Por supuesto la lucha de clases no cesará, pero por ahora alguna salvación para las masas sirias tendrá que venir de los movimientos revolucionarios en la región en otros lugares.
Dentro del capitalismo, sin embargo, no hay soluciones a la crisis del Medio Oriente. Mientras que Rusia podría luchar contra el fundamentalismo islámico en Siria, lo hará en defensa de la sociedad de clases y la explotación capitalista.
Las únicas fuerzas que contienen los intereses de las masas en el fondo son las propias masas. Sobre bases capitalistas ninguno de los problemas de las masas se resolverá. Sólo a través de una lucha revolucionaria regional contra el capitalismo, la barbarie del sectarismo, la pobreza y la miseria puede desecharse de la región.