Rob Sewell, editor de Socialist Appeal, mira a la crisis actual del capitalismo, la creciente desigualdad en el mundo de hoy, y el potencial para transformar nuestras vidas sobre la base de la tecnología moderna, y explica por qué debería unirse usted a la lucha por el la transformación socialista revolucionaria de la sociedad.
Tenemos el cerebro para llegar a las partes más distantes de nuestro sistema solar, e incluso inventar coches de auto-conducción, y sin embargo somos incapaces de resolver nuestros problemas cotidianos. Las maravillas de la ciencia moderna son realmente sorprendentes, pero no podemos proveer puestos de trabajo decentes para nuestros jóvenes ni suficientes hogares para evitar que las personas se vean obligadas a vivir en la calle.
Esto no es un problema que esté siendo enfrentado en un país atrasado carente de recursos. La gente está sufriendo esta crisis «viviente» en Glasgow, Newcastle y Londres, así como en Sao Paulo y El Cairo y otras partes del mundo; Por otro lado tenemos: los gustos del multimillonario (y aspirantes presidenciales estadounidenses) Donald Trump y sus amigos súper-ricos magnates en Londres y en otras partes cada quien con propias y bellas mansiones y apartamentos, valiosas colecciones de arte, varios millones de dólares, súper-yates, flota de coches de lujo viajando por el mundo en aviones privados. Tienen chóferes y sirvientes a su entera disposición que corren por ellos en todo momento de día y de noche.
La concentración de tanta riqueza y el poder en tan pocas manos se ha vuelto verdaderamente impresionante. Un puñado de 85 de estos multimillonarios poseen entre ellos más de la riqueza combinada de la mayoría de las personas que viven en el planeta.
Mientras los ricos beben y cenan en restaurantes exclusivos, un número creciente de padres que trabajan omiten sus comidas con el fin de evitar que sus hijos vayan a la escuela con hambre. La mayoría de la gente común se ven obligada a trabajar largas y antisociales horas y si tienen la suficiente suerte de tener un trabajo, es sólo para llegar a fin de mes. Mientras que los súper-ricos disfrutan del lujo, el raquitismo y la tuberculosis han vuelto una vez más a las ciudades afectadas por la pobreza. ¡Bienvenidos a la sociedad en el siglo 21!
Sin ton ni son
En nuestra sociedad de ascensos y caídas, las industrias son periódicamente cerradas o «suspendidas en su actividad» y los trabajadores son arrojados al desempleo, sus habilidades ya no son necesarias. Los trabajadores desocupados miran las fábricas desocupadas. Muchos más son colocados en trabajos de pocas horas con sus recortes salariales. Es igual que el campo que parece haber sido golpeado por algún tipo de desastre natural. La gente está en necesidad, pero no pueden permitirse el lujo de comprar cosas. ¿Dónde está la racionalidad en todo esto?
Los apologistas capitalistas dicen que no hay alternativa a esta periódica «destrucción creativa». Esta es precisamente la forma en que el mercado funciona – como si el cierre de fábricas y expulsar a las personas de su trabajo fuese como podar unas cuantas hojas muertas en un árbol y ya. ¡Pero esto es la naturaleza humana! sostienen. Siempre ha sido así -lo cual no es cierto- y por eso siempre será así, dicen.
Pero, ¿es la naturaleza humana ver a las personas vivir en casas precarias o luchar por sobrevivir en la calle, mientras que las propiedades están simplemente vacías para la inversión especulativa? ¿Es la naturaleza humana ver a las personas pasar hambre, mientras que los agricultores se les pagan para dejar la tierra sin producir? ¿Es la naturaleza humana ver personas que mueren simplemente porque no pueden pagar el costo de los medicamentos? ¿Debemos aceptar simplemente nuestra suerte en la vida, como se nos dice en repetidas ocasiones?
¿Por qué no podemos planificar u organizar nuestras vidas para que todos se beneficien de la riqueza creada en lugar de sólo unos pocos privilegiados? Hay suficientes personas capacitadas alrededor con todas las habilidades necesarias para hacer frente a los problemas. Incluso pueden enviar cohetes a Plutón y más allá y hacer muchas cosas maravillosas. Hay claramente suficientes recursos humanos, incluidos los que están actualmente en paro. La construcción de suficientes hogares para las personas para vivir debería de ser un asunto sencillo. Lo hemos estado haciendo por mucho tiempo.
¡Pero, espere un minuto! Los señores dueños de las tierras privadas y empresas de construcción son hombres de negocios. A menos que hagan una enorme y suculenta ganancia, ellos no van a construir viviendas para aquellos que los necesitan. Todos ellos se interesan en ganar dinero. Sin lucro, no hay casas. De hecho, al menor número de casas, más largas son las listas de espera, más suben los precios, y más dinero ganan. En este mundo al revés, entre más dificultades y sufrimiento exista, más ganancias se pueden hacer de lo mismo.
Por supuesto, ellos no lo plantearán de esa forma. En su lugar, tratan de ocultar lo que está pasando.
El casino del capitalismo
Pero los capitalistas, que son dueños de casi todo, están interesados en una cosa -ganar dinero-. Ellos en realidad no trabajan mucho, en todo caso. La mayoría de los inversores ricos emplean gerentes y contadores para invertir su dinero en efectivo y cuidarlo para ellos. Pero incluso si estos capitalistas trabajasen muy duro, ellos no producen realmente alguna cosa de valor social. Ganan su riqueza del trabajo de otros. Se alimentan de comida, usan ropa, y viven en casas producidas por el trabajo de los demás, y ofrecen nada a cambio.
Los trabajadores producen mucho más de lo que llegan a recibir como salario. Aquí es de donde viene la ganancia. A los trabajadores sólo se les da lo suficiente para mantenerlos produciendo hasta la siguiente planilla de pago. Tal explotación no es tan transparente como, por ejemplo, en la Edad Media, donde los siervos se vieron obligados a trabajar gratis en las tierras del señor, pero es la misma cosa. Los capitalistas hacen dinero de todo tipo de formas. Pero todo se reduce a recibir más trabajo por menos dinero.
En siglos anteriores, los capitalistas realmente producían las cosas. Hoy, ellos quieren ganar dinero sin la molestia de producir cosas. Si nos fijamos en el “Sunday Times Rich List”, verá que la mayoría de los ricos consiguen su dinero de la herencia, la propiedad, los seguros, la banca, los servicios financieros, y cosas por el estilo. Pocos realmente hacen las cosas. Ellos compran y venden divisas o bonos. Incluso comercian los bonos basura. No, ellos no los tomaron de un maletero de coche en venta o depósito de chatarra son bonos financieros hechos por instituciones que son considerados de muy alto riesgo, ya que incluyen las deudas dudosas.
El mercado de valores es muy parecido a un casino de juego. Por desgracia, los medios de vida de millones de personas están colgando de la jugada de dados por un tipo multimillonario. ¿Qué tan malo es eso?
Para los multimillonarios, ellos realmente nunca pueden perder. «negociar» y no «producir» es la cosa. Eso es lo que hace los dinerales. Absorciones, adquisiciones compras completas: lo que sea, lo hacen. No es extraño qué cosa compren o vendan, ya sea armas de destrucción masiva o cualquier otra cosa. Ellos venderían su abuela si pudiesen obtener una ganancia de ella, como todos unos banqueros de inversión ponen, todo está determinado por la «codicia insoportable que impregna nuestra vida empresarial.»
Los capitalistas: ¿creadores de riqueza o parásitos?
Tomemos al multimillonario Warren Buffet como ejemplo. Su negocio tiene una pila de dinero en efectivo de $ 67 mil millones para ser invertidos en «adquisiciones», o la compra de empresas. Él describió esto como si fuera una «cacería de elefantes», un pasatiempo que pocos de nosotros sabe algo al respecto. El Sr. Buffet logró convertir una empresa textil en crisis en el conglomerado más grande en los Estados Unidos, con una capitalización de mercado al día de hoy de $354 mil millones. ¡Eso ciertamente necesitó una gran cantidad adquisiciones! La empresa tiene operaciones que abarcan préstamos y seguros, los ferrocarriles, las empresas manufactureras y compañías energéticas, y mantiene inversiones en muchas otras grandes empresas. Financió la fusión entre Kraft y Heinz y la toma de control de la cadena canadiense de café Tim Hortons por Burger King. Su última adquisición fue Van Tuyl, una red de concesionarios de automóviles de Estados Unidos que tomó por $ 4.1 mil millones.
«Con la adquisición de Van Tuyl, ahora poseemos nueve y medio empresas que, de ser incluidas en la lista Fortune 500 serían independientes (Heinz es el medio),» Buffett escribió en su carta anual a los accionistas este año. «Eso deja 490-y-medio-pez en el mar. Nuestras líneas están fuera”.
¿Cómo pudo el Sr. Buffett hacer todo ese dinero en solitario para tantos negocios e «intereses»? Los capitalistas pasados de moda, que no sólo poseían pero lograban sus negocios por su cuenta casi han desaparecido. Hoy en día, la gente como Buffet emplea a los administradores para que trabajen ellos en su lugar.
Pero la gente como el Sr. Buffett todavía trabaja duro, ¿no? Con todas estas cosas de toma de posesión, ellos deben estar agotados al final del día. Pero la pregunta es, ¿es este trabajo indispensable para la tarea de producir riqueza real?
John Strachey, un comunista y diputado laborista de entreguerras, respondió muy bien a esta pregunta hace más de medio siglo. Imaginemos un país, dijo, en la que todos los caminos tenían barreras de peaje a través de ellos (aunque las carreteras fueron mantenidas a expensas del público, como ahora). Supongamos que los propietarios de los peajes vivieran de sus puertas, y cuando los vehículos llegaran por el camino, corrieran, abrieran y cerraran sus puertas, mientras colectan de esa forma una ganancia substancial en dicho negocio. Los economistas de dicho país sin duda dirían que estos dueños de los peajes ganaban cada centavo que recibieron. Ellos resaltarían al hecho de que estaban trabajando muy duro, salir en todo tipo de climas para abrir y cerrar las puertas y permitir el paso del tráfico.
Toda esta actividad, y el tamaño de sus cuotas de peaje, probaron, diría el economista, que estos empresarios del peaje eran absolutamente indispensables. Tanto es así, que el país no podría continuar sin ellos si dejamos de pagar estos grandes peajes a tan merecedores ciudadanos. Y si alguien le preguntara si el tráfico correría igual de bien, o mejor, si no existieran en absoluto estos peajes, se les dijera en términos claros no hacer semejantes preguntas impertinentes.
Si una persona trabaja duro y se le paga una fortuna eso no significa que dicho trabajo sea de poca importancia. Esto no sólo se aplica al mundo de los propietarios de peaje, sino también a los gerentes de fondos de cobertura de hoy, los especuladores de divisas, los vividores de la ciudad, banqueros opulentos y otros tiburones de inversión, es decir, las grandes empresas en general.
Son todos iguales. Sólo tienen diferentes formas de hacer dinero. Un millonario ejecutivo describió nuestro tiempo como «una era de premiarnos a nosotros mismos con el dinero de otras personas.» Ellos viven una vida de lujo. Mantienen un ejército de asistentes, que se adaptan a todas las necesidades como los esclavos del pasado. El trabajo de cientos de miles de trabajadores calificados, de todos los continentes es utilizado para satisfacer las necesidades de cada uno de estos parásitos.
La sobreproducción
Pero hay un problema: ellos no pueden consumir personalmente su creciente pila de riqueza, por mucho que se saturen de caviar y champán – incluso esto tiene sus límites. Usted puede vivir sólo en una mansión o conducir sólo una de sus limusinas a la vez. Por lo tanto, la mayoría de su dinero es invertido para ganar aún más dinero. A través del trabajo de los demás, ellos han adquirido riquezas más allá de los sueños más locos de cualquiera. Se toman todas las primeras posiciones en los negocios, el Estado y la política. Son el uno por ciento de la sociedad, los magnates ladrones de lo antiguo. Ellos son miembros activos de la clase alta.
La gran mayoría de los ricos se han enriquecido, y no a través del trabajo, sino a través de la fortuna de nacimiento y herencia. El cuento, del que pasó de mendigo a millonario es el mito más antiguo del pueblo.
«Trabaja duro y un día tú también serás rico», se nos dice. Unos pocos individuos puede que se las arreglen para arrastrarse fuera de la clase obrera y lejos de la pobreza. Pero dada la manera que el capitalismo opera, los trabajadores pueden trabajar tan duro y mientras ellos puedan físicamente, pero ellos serán siempre trabajadores. El trabajo duro no mejorará su suerte, pero hará a los jefes aún más ricos. Hoy en día, la proporción del ingreso nacional que va al trabajo está continuamente disminuyendo, mientras que el que va al capital está aumentando rápidamente.
El promedio jefe ejecutivo estadounidense ganaba 295,9 veces más que un trabajador típico americano en 2013, en comparación con 20 veces más en 1965. En Gran Bretaña, el salario medio de jefe superior ha aumentado a casi £5 millones 183 veces mayor que la de los trabajadores, arriba de 160 veces en 2010. Los diez primeros altos jefes ejecutivos ganaban más de £156 millón entre ellos. Estas son las consecuencias inevitables del capitalismo.
Las leyes del sistema operan dentro y por la anarquía del mercado, como Marx explicó hace mucho tiempo. Estas leyes operan a espaldas de la sociedad, donde todo el mundo piensa por sí mismos, pero nadie piensa por todos. Como resultado, la crisis es inherente al sistema capitalista. La contradicción principal es que la clase trabajadora no puede volver a comprar toda la riqueza que produce. La sobreproducción es inherente en el sistema. El capitalismo ha logrado superar y manejar este problema temporalmente, de manera irregular, a través de la inversión, pero esto también ha alcanzado ahora sus límites. Más y más capacidad productiva significa más capacidad de mercancías producidas para un mercado contraído. Por lo tanto tenemos, la crisis actual.
Automatización y desempleo
El desempleo masivo se ha convertido en la norma. Más del 10% de desempleo se considera un problema, pero el 5% se considera ¡»pleno empleo»! Millones, especialmente de jóvenes, se les permiten pudrirse en el desempleo. Sus talentos desperdiciados. Millones de personas-años de producción potencial se pierden cada año debido al desempleo. El sistema se ha quedado atascado en un callejón sin salida… y las cosas están empeorando. Un informe de 2013 por la Escuela de Oxford Martin estima que la mitad de los puestos de trabajo en los EE.UU., están en alto riesgo de desaparecer en una década o dos. ¡Imagínese, la mitad de los puestos de trabajo! ¡Se han ido!
Esto está relacionado con la introducción de la automatización y la propagación de los robots. ¡Qué condena! El increíble avance de la robótica podría abrir una vista panorámica de la liberación del trabajo, pero en el capitalismo sirve el extremo opuesto. Las máquinas reemplazan la mano de obra, haciendo que la gente sea «redundante», mientras que los que permanecen en el trabajo son forzados a trabajar aún más duro. Usted ya no trabaja para vivir, sino que vive para trabajar. Todo el mundo está corriendo en una banda sin fin que está girando cada vez más rápido y más rápido. Algunos trabajan realmente para tener una muerte temprana. En el pasado, una persona trabajando podía ganar lo suficiente para proveer para toda la familia. Ahora, son dos o incluso más, cada uno con varios puestos de trabajo a tiempo parcial que cubrir. Mientras que el trabajo se hace más difícil y más duro, la clase multimillonaria se vuelve fabulosamente más rica.
«Debemos aumentar nuestra productividad», dicen. En otras palabras, ¡tenemos que producir más con menos trabajadores! Por supuesto, esto es muy rentable para los jefes. Una vez más, un menor número de trabajadores que producen más mercancías parece muy «productivo»; pero ¿quién va a comprar estos productos cuando los trabajadores están sin trabajo? Los robots o máquinas nuevas no pueden comprar o consumir estas cosas. Terminamos de nuevo en una crisis de sobreproducción – La economía de hoy es una casa de locos.
Paradójicamente, tenemos más aparatos de ahorro de tiempo que nunca antes, y sin embargo, nos encontramos con menos tiempo libre que nunca.
Si se utiliza correctamente, la automatización y la robótica podrían acabar con la mayor parte del trabajo manual y la abolición de la carga de largas horas de trabajo para todos nosotros. En lugar de trabajar más tiempo, como ahora, imagine trabajar solo tres horas al día en una semana de trabajo de cinco días, ¿con el aumento de sueldo? Una vez más, ¿por qué no trabajar 10 o 5 o incluso una semana de trabajo de 1 hora?
No hay nada que nos detenga – los recursos están ahí. Pero para hacer esto tendríamos que nacionalizar – no las pequeñas tiendas (que ayudaríamos a escapar de las garras de los señores de la tierra y los bancos) – sino los 150 grandes monopolios que dominan por completo la economía, junto con los bancos y las casas financieras. No compensaríamos a estos opulentos propietarios, ya que nos han estado sangrando durante demasiado tiempo. Entonces podríamos elaborar un plan democrático de la producción basada en las necesidades de la gente, y aprovechar todos los recursos para hacer el trabajo. La producción basada en la necesidad, no la codicia, incrementaría la producción en un 20% o un 25% ¡cada año! Los miles de millones de riqueza adicional creada podría ser utilizado para poner en marcha un programa de construcción de viviendas en masa, recortar las rentas a no más de 2% de los ingresos (en lugar del 50% actual), introducir un salario digno para todos, proveer de gas electricidad gratuita, transporte público gratuito, lo que reduciría la contaminación y mejoraría nuestra salud (y podría reducir drásticamente la presión sobre los servicios de salud). Construiríamos más escuelas y hospitales y hacer toda la enseñanza gratuita, con becas para aquellos que desean ir a continuar sus estudios en la Universidad.
Por una economía democrática y racionalmente planificada
Una economía socialista planificada sería capaz de reducir no sólo el día de trabajo, sino que también reducir la edad de jubilación. La economía rusa después de 1917, a pesar del monstruoso régimen burocrático del estalinismo, dio una visión de las posibilidades colosales de una economía planificada. Por ejemplo, en los diez años a partir de 1958 a 1968, 100 millones de casas fueron construidas en Rusia, más que el conjunto de Europa Occidental, Japón y los Estados Unidos juntos. Imagínese con las tradiciones democráticas de los trabajadores británicos y el alto nivel de la cultura y de la técnica, lo que podría lograrse aquí en una Gran Bretaña socialista democrática.
Ah, esa es una idea loca, dicen los capitalistas. Es cierto, bajo el capitalismo, que se nos prohíbe hacer estas cosas maravillosas. Ellas contradicen la idea de la producción con fines de lucro. Así que ¿por qué no se abandona el afán de lucro? El uso de la automatización y al tiempo libre que proporciona podría dar a la gente la oportunidad de desarrollarse al máximo. Por primera vez, liberaría a las personas para participar en el funcionamiento de la industria y la sociedad. Democracia obrera genuina, libre de banqueros y capitalistas, prosperaría.
Pero los trabajadores no pueden dirigir la sociedad, dicen. ¿Por qué no decimos? Los trabajadores son los que hacen todo el trabajo real aquí. Los trabajadores le dirán exactamente la mejor manera de dirigir su propio lugar de trabajo. Ellos podían dirigirla mucho mejor que los jefes actuales. Ellos nunca hacen tales sugerencias a su jefe, ¡ya que encontrarían ellos mismos sin trabajo! «Eficiencia» hoy significa la mejor manera de ganar más dinero para los capitalistas, con un menor número de trabajadores que hacen más trabajo. Bajo una sociedad racionalmente planificada, la eficiencia supondría grandes beneficios para todos. Por supuesto, daríamos la bienvenida a la ayuda de los técnicos, analistas informáticos e ingenieros en esta empresa. Los científicos podrían ayudar a construir un mundo mejor con los nuevos inventos que podrían ahorran mano de obra y reducir la semana de trabajo aún más.
Si se planeara la producción, no habría desempleo. A todo el mundo le estaría garantizado un trabajo digno con un salario adecuado. Con el aumento de la producción, lo harían los salarios.
El desperdicio colosal durante el capitalismo sería destruido bajo una economía socialista planificada. Hoy, por ejemplo, el gasto en armas que se ha convertido en un dreno masivo en la sociedad. En la actualidad hay 15.700 ojivas nucleares conocidas en el planeta, con el poder suficiente para destruirnos varias veces. Los gobiernos tienen la intención de gastar un billón de dólares en armas de destrucción masiva en la próxima década. ¡Qué escandaloso desperdicio! Sería mucho mejor convertir las fábricas clandestinas que producen bombas en algo que produzca cosas socialmente útiles, y así elevar nuestro nivel de vida.
Utilizaríamos nuestros recursos potenciales, no para guerras y conflictos, sino para aumentar nuestro bienestar. El talento de los científicos no se perdería en la construcción de bombas más grandes o en armas más sofisticadas de destrucción, sino que sería productivo para todos.
A cada quien según a su capacidad, a cada uno según a su necesidad
«Nuestras democracias son capturados cada vez más por una clase dirigente que busca perpetuar sus privilegios», explicó Steve Hilton, un líder tory y estratega político. «Independientemente de quién está en la oficina, las mismas personas están en el poder. Es una democracia sólo de nombre, que opera en nombre de una pequeña élite no importa el resultado electoral». Allí lo tenemos, directamente de una fuente autorizada. El capitalismo es un sistema para los ricos, por los ricos y de los ricos. En lugar de esta dictadura de los banqueros y capitalistas, tendremos el gobierno democrático de los trabajadores. Una sociedad dirigida por trabajadores para el pueblo trabajador.
La planificación socialista de nuestros recursos es el camino a seguir. Incluso los capitalistas, que predican las virtudes del mercado, no aplican el mercado en sus propias fábricas y lugares de trabajo. Aquí todo está pensado hasta el último artículo, utilizando lo último en tecnología. Esa es la única forma que la producción en una fábrica puede ser organizada. ¡No existe un sistema de mercado aquí! Todo lo que estamos diciendo es que toda la economía se debe ejecutar en tal forma planificada, en lugar de ser dejado a los caprichos de las fuerzas ciegas del mercado. Por supuesto, por planificación, no nos referimos a los dictados de los gerentes no elegidos, sino la participación democrática de todos.
Las palancas económicas de la sociedad – los bancos y las industrias gigantes – Deberían ser asumidas sin indemnización y dirigidas bajo el control y la gestión democrática de los trabajadores. El poder finalmente estaría en manos de la gente común. Esto nos permitirá planificar democráticamente la economía y, finalmente, vivir nuestras vidas al máximo. El arte y la cultura, que era el dominio exclusivo de una minoría privilegiada, estarían ahora a disposición de las masas.
Eventualmente, a medida que la productividad se expande y los restos del capitalismo son erradicados, la sociedad se basará en el principio «a cada quien según a su capacidad, a cada uno según a su necesidad.» En otras palabras, una sociedad sin clases basada en la solidaridad y la armoniosa satisfacción de las necesidades de todos. Las miserias del capitalismo podrían finalmente terminar en el basurero de la historia y podríamos finalmente progresar a un nuevo futuro de paz y prosperidad para todos.
¡No se quede parado a un lado del camino, únase a nosotros en esta lucha!