El ministro de Hacienda, Nelson Fuentes, presentó a finales de septiembre el Prespuesto General de la Nación para el año 2020 (PNG 2020) a la Asamblea Legislativa. La expectativa generada alrededor del presupuesto ha sido elevada, se trata del primer ejercicio fiscal presentado por el gobierno de Nayib Bukele, un gobierno que se ha propuesto, según sus propias declaraciones, hacer las cosas diferentes a partir de implementar nuevas ideas en todos los niveles de su gobierno.
El presupuesto presentado asciende a $6,426.1 millones, de este total la previsión por ingresos cubrirá solamente $5,670.3 millones, los restantes $755.8 millones serán financiados a través de la adquisición de más deuda pública. Esto en sí mismo, no tiene nada de nuevo ni extraño: todos los gobiernos anteriores han presentado presupuestos con altos déficits, sin embargo, todos esperaríamos que el gobierno de las nuevas ideas no repitiera los mismos patrones de los mismos de siempre, pero esto no ha sido así. Para formular el presupuesto el ministro de Hacienda debe presentar una propuesta presupuestaria que debe ser aprobada por los demás ministros a partir de las necesidades de cada institución, una vez que el gobierno ha hecho esto debe presentarse a la Asamblea Legislativa, el único órgano facultado para analizar, poder hacer cambios a la propuesta, pero sin alterar el monto global de la misma, y finalmente, aprobarla.
La composición del presupuesto es reveladora pues pone de manifiesto las prioridades de los gobiernos; siempre se ha vendido la idea que estas prioridades deben estar orientadas principalmente a financiar programas y proyectos enfocados en mejorar las condiciones de vida de la población, para el goce y el respeto de los derechos. Teniendo en cuenta esto, es necesario deternernos unos minutos para cuestionar esta propuesta, debemos preguntarnos: ¿El presupuesto presentado contiene cambios significativos para mejorar la vida de los salvadoreños respecto a los presupuestos de los gobiernos anteriores o sigue siendo más de lo mismo? ¿Esta orientado a solventar los intereses de la clase trabajadora y garantizar sus derechos o está orientado para favorecer intereses individuales? Analizaremos algunos puntos relevantes del presupuesto presentado y trataremos de esclarecer estas preguntas en el siguiente artículo.
Salud y Educación
El fondo destinado para el Ministerio de Educación apenas ha incrementado, de representar el 3.71 % del PIB en 2019 a ser del 3.75 %, lo cual es $1,039.7 millones más. De aquí, lo destacable es que los programas sociales en educación tales como los uniformes, zapatos, útiles escolares y vaso de leche se mantienen exactamente igual que en 2019. Por otra parte, se han eliminado programas progresistas como la Escuela Inclusiva de Tiempo Pleno y el Instituto de Formación Docente.
El incremento en Educación es realmente bajo si se tiene en cuenta la necesidad que hay de mayor inversión en esta área. El aumento no pasa de ser un aumento pírrico y para nada significativo. Las necesidades académicas actuales exigen una designación de fondos de por lo menos un 8% respecto al PIB, para mejorar la infraestructura a nivel nacional, actualizar las curriculas, brindar formación constante a los docentes y contratar a muchísimos más, etc.
El Ministerio de Salud tiene una asignación presupuestaria de $755.7 millones; a pesar de que el monto general no ha sufrido reducciones, sí se ha recortado en programas específicos orientados sobre todo a la atención de salud preventiva. Ha habido un recorte en atención de primer nivel de $33.5 millones. La atención de salud en el primer nivel tiene un enfoque preventivo, nos referimos a las Unidades de Salud, los Equipos Comunitarios de Salud (ECOS) y los hogares de espera materna; todas estas instancias han sido las encargadas en los últimos años de brindar atención oportuna a personas que viven en lugares remotos y de difícil acceso y además han contribuido a reducir las muertes maternas en el 2018. Por tanto, recortar en esta área es algo sumamente desafortunado y niega el derecho a la salud preventiva de las personas, la cual debe ser una prioridad para mejorar su calidad de vida.
“Ningún centavo de incremento para la UES”
El 28 de septiembre, días antes de ser presentado el presupuesto en la Asamblea, Bukele tuiteó que: “Por primera vez en la historia, en el 2020, el Gobierno otorgará un presupuesto a la UES mayor a 100 millones de dólares”. Sin embargo, el rector Roger Arias ha salido al paso, desmintiendo categóricamente que exista dicho incremento:
«Quisiera aclarar a la población salvadoreña que en el proyecto de presupuesto 2020 no hay un solo cinco de incremento para la Universidad de El Salvador. El presidente (Bukele) dio esa información, que había un incremento histórico para el presupuesto de la universidad; sin embargo, en el proyecto que se ha enviado a la Asamblea no existe ningún centavo de incremento»[1].
Según Arias, pudo haber una mala información hacia el presidente por parte del ministro de Hacienda, pues el presupuesto asignado se mantiene igual que en el 2019 en $102.9 millones, pero de este total solamente $91.7 millones se asignan desde el Fondo General de la Nación, el resto que asciende a $11.2 millones proviene de venta de servicios que ofrece la UES. Por tanto, el gobierno no ha aumentado “ningún centavo”, solamente ha sumado los dos fondos.
Parece que esta manera tan descarada de mentir del presidente se está convirtiendo en algo habitual. Los jóvenes organizados de la UES no solo deben exigir un incremento al presupuesto de la Universidad, sino también exigir a las autoridades cuentas transparentes y democráticas. El incremento debe ir destinado sobre todo para fortalecer la investigación y el desarrollo científico universitario.
Recorte para Medio Ambiente y aumento en Publicidad
El presupuesto destinado para el Ministerio de Medio Ambiente y Recursos Naturales es uno de los que más ha sufrido reducciones; se le ha asignado apenas 15 millones lo cual significa una reducción del 20.5 % respecto al presupuesto 2019. Las áreas a las que más se les ha recortado son al saneamiento ambiental y seguridad hídrica y a la evaluación y cumplimiento ambiental, $943,465 y $249,975 respectivamente. El área de evaluación y cumplimiento ambiental es la encargada de agilizar y transparentar los permisos ambientales, haciendo cumplir los requerimientos y los plazos de Ley.
Esto es sumamente preocupante, y debe encender las alarmas de toda la población. Nuestro país es uno de los más vulnerables producto de la depredación ambiental de décadas anteriores y de la nula atención que desde el Estado se le ha brindado a esta problemática. Esta lógica de agilizar permisos ambientales sin estudios exhaustivos de viabilidad y sostenibilidad es una lógica neoliberal que amenaza seriamente la vida de los salvadoreños, sobre todo la vida de las familias de la clase trabajadora, quienes son los que al final deben cargar sobre sus hombros la escasez y la mala calidad del agua, las sequías, la carestía de los alimentos, etc.
Esto se da en medio de las peores crisis climáticas que ha enfrentado la humanidad. Pero el gobierno no ha querido priorizar el Ministerio de Medio Ambiente; su prioridad está centrada en conceder permisos ambientales para proyectos capitalistas de gran envergadura que minan la calidad de vida de millones de salvadoreños.
Este recorte asume grandes niveles de indignación cuando nos damos cuenta que el fondo destinado para Publicidad es de $22.55 millones. Además, este monto es más que el destinado para el Ministerio de Trabajo, Desarrollo Local y Vivienda, con $17.99, $13.26 y $12.8 millones, respectivamente. ¿Por qué debe gastar el gobierno tanto dinero en publicidad con el dinero del pueblo? La respuesta la encontramos a partir de que Bukele se maneja a través de las redes sociales y para eso ha sido necesario contratar jugosas plazas de diseñadores, community managers, etc. A pesar que esta fanfarria publicitaria en redes no refleje realmente la realidad, y sirva más bien como medio de distracción, para aparentar que las cosas se están haciendo, cuando no es así.
El recorte a Medio Ambiente y el aumento en Publicidad muestran tristemente cuáles son las prioridades de este gobierno. No hay nada de progresista en esto y se debe denunciar por todos los medios posibles.
Incrementos escandalosos para los Ministerios de Defensa y Seguridad
El Ministerio de Defensa Nacional aumentó su presupuesto 18.4 % respecto al que tenia en 2019; tiene asignado para 2020 un total de $172 millones. Por su parte, el Ministerio de Justicia y Seguridad aumentó en 11 %, obteniendo $474 millones para el presupuesto de 2020.[2]
Desde que inició su gestión, Bukele ha tratado de presentar al Ejército y a la Policía como entidades indispensables, no solo ha dicho que desempeñan la labor más loable sino que ha afirmado que son verdaderos héroes. Por eso, a nadie pilló por sorpresa un incremento a estas carteras del Estado, pero no dejó de sorprender el asombroso aumento que presentan. Al hacer un poco de memoria, no es tan difícil estar en total desacuerdo con esta medida. Estas instituciones se han visto involucradas en actos de corrupción y de violación sistemática a los derechos humanos desde gobiernos anteriores y no podríamos decir que han cambiado mucho desde entonces.
¿De verdad los policías y soldados son nuestros héroes? ¿Cuál es la urgencia de Bukele por fortalecer los elementos coercitivos del Estado? Debemos tener en cuenta que, en periodos de relativa calma, los elementos de la Policía y el Ejército son presentados ante la población como los guardianes incorruptibles de la seguridad pública, los defensores de la soberanía nacional y los que mantienen el orden en la sociedad. Sin embargo, en tiempos de crisis social estos elementos son la punta de lanza del Estado para reprimir al pueblo, lo hemos visto recientemente con las movilizaciones masivas del pueblo descontento en Chile, Ecuador y Haití. Bukele sabe perfectamente que cuando el descontento social asome sus narices, los policías y soldados serán los designados para acallar a punta de fuerza el descontento popular. Ellos no son nuestros héroes, son los elementos del Estado para mantener el orden injusto de cosas.
No queremos que se fortalezcan los cuerpos represivos del Estado, queremos más inversión en Salud y Educación, más presupuesto para Medio Ambiente, entre otras que si reflejan las prioridades de la clase trabajadora salvadoreña.
¿De dónde sale la mayor parte del dinero para el presupuesto?
El dinero del presupuesto se obtiene a partir de los impuestos y contribuciones especiales y a través de la adquisición de deuda. Quienes más contribuyen con los impuestos son los hogares, quienes aportan $3,365.8 millones, esto representa el 28.4 % de sus ingresos. Lo que quiere decir que de $10 que gasta una familia el Estado recibe $2.84 dolares. Mientras que las empresas solo aportan $1,681.3, que representa el 10.6 % del total de sus ingresos. Esta carga tributaria desigual en la espalda de la clase trabajadora es injusta y reaccionaria.
Según datos del 2016 del Ministerio de Hacienda las empresas dejan de pagar alrededor de $694.4 millones de dólares, esto representa el 77% de los impuestos perdonados por el Estado. A todas luces se nota el privilegio que gozan cientos de empresarios, quienes a través de artilugios legales dejan de pagar estas cantidades de dinero al Estado, y quedan totalmente impunes.
El fantasma de la deuda
Como ya mencionamos al inicio una parte importante del presupuesto será financiado a partir de la adquisión de más deuda, $755.8 para ser exactos. Está claro que quienes pagarán esta deuda será la clase trabajadora y no los grandes empresarios que seguirán sin pagar los impuestos que les corresponde y seguirán acumulando ganancias sin límites.
La adquisición de deuda trae como consecuencia el aumento de intereses, que se van acumulando año con año, préstamo tras préstamo, y tarde o temprano los organismos prestamistas querrán cobrarlos y para ello querrán imponer políticas drásticas como el aumento de la edad de jubilación, aumento de impuestos como el IVA, reducción del gasto social, reducción de trabajadores en el Estado, etc.), sobre todo en tiempos cuando la economía mundial va mal, como sucede ahora mismo, el FMI ha dicho que se avecina una crisis que afectará a más del 90 % de economías, y sin duda estas damas y caballeros querrán su dinero de regreso sea como sea. Esto sin duda orillará al gobierno a hacer recortes cada vez más impopulares e insostenibles y generará poco a poco la desilusión y el descontento popular. La deuda es como un fantasma, silencioso, que tarde o temprano saldrá violentamente a la superficie y pondrá todo cabeza arriba. No se puede sostener ni contener en el tiempo.
Más de lo mismo
Lo que vemos en la propuesta del Prespuesto 2020 es que no está pensado para solventar las necesidades más apremiantes de la clase trabajadora, elevar sus niveles de vida y proveer los medios necesarios para la dignificación de la misma. No pasa de ser más de lo mismo, la misma receta fracasada que aplicaron los gobiernos capitalistas neoliberales del pasado y que llevaron al descontento de miles. Parece que las nuevas ideas no fueron tomadas en cuenta en esta propuesta.
Los jóvenes y la clase trabajadora debemos estar preparados para hacerle frente a un periodo sombrío en el futuro inmediato. Debemos articular nuestras demandas y organizarnos en las calles para exigir lo que por derecho nos pertenece.
[1] UES critica cero aumentos en presupuesto de 2020. Rescatado de: www.laprensagrafica.com
[2] ¿Qué dice el Proyecto de Presupuesto 2020? Rescatado de: www.panoramaeconomico.org