Nuevamente se ha visto expresado el carácter reaccionario de los magistrados de la Sala de lo Constitucional, algo que no nos sorprende, pues estos no hacen más que su trabajo. Durante años, desde su fundación en 1892 la Corte Suprema de Justicia (CSJ) ha estado al servicio de la clase dominante, defendiendo la Constitución redactada y escrita en interés de los poderosos de este país. En ese sentido nosotros los trabajadores y explotados no podemos tener ni un gramo de confianza en esta institución del Estado burgués.
Nuevamente se ha visto expresado el carácter reaccionario de los magistrados de la Sala de lo Constitucional, algo que no nos sorprende, pues estos no hacen más que su trabajo. Durante años, desde su fundación en 1892 la Corte Suprema de Justicia (CSJ) ha estado al servicio de la clase dominante, defendiendo la Constitución redactada y escrita en interés de los poderosos de este país. En ese sentido nosotros los trabajadores y explotados no podemos tener ni un gramo de confianza en esta institución del Estado burgués.
La decisión de interponer la medida cautelar sobre el uso del carril exclusivo para el SITRAMSS es una expresión más del poder que tiene la burguesía desde sus instituciones, así lo hemos visto con las reformas al código electoral y con los impuestos que se han querido cobrar a los capitalistas. La burguesía al no poder controlar con facilidad al Gobierno y la Asamblea Legislativa se ha atrincherado en la CSJ, órgano que no es puesto a proceso de elección popular y que, por lo tanto, algunas veces toma un carácter aparente de independencia sobre el resto de poderes del Estado y la sociedad; pero sabemos que obedece claramente a intereses de clase definidos, una característica común del Estado burgués.
El Gobierno ha manifestado que esta medida: “Afecta a los más de 45 mil usuarios que diariamente utilizan el SITRAMSS, y al concluir la primera fase, las personas afectadas serán 430 mil, que representan el 80 % de la población que utiliza el transporte colectivo”. En los últimos dos años en que este sistema ha estado en circulación, podemos afirmar que una buena parte de la clase trabajadora ha sido beneficiada por este proyecto en la medida que ayuda a ahorrar tiempo a la hora de desplazarse a sus lugares de trabajo, por lo tanto, hacemos extensivo nuestro apoyo crítico a este proyecto, y reconocemos al mismo tiempo sus limitantes debido a que el interés privado de ciertos empresarios aún prevalece con dicho sistema. La Sala actúa en contra de cualquier medida que beneficie a la clase obrera. Dentro de sus planes se encuentra el total sabotaje al gobierno del FMLN, esto se debe a intereses marcados de clase, no ha dudado en atacar el flanco débil del SITRAMSS utilizando el marco de leyes burguesas, este por tratarse de un asocio público-privado donde se beneficia a un pequeño grupo de empresarios siempre será motivo de riña entre empresarios y, por lo tanto, un constante ir y venir de parte de la CSJ contra el Gobierno. Como marxistas hemos expuesto con antelación estas contradicciones, no podemos seguir jugando con las reglas del capitalismo, reconocemos que el SITRAMSS es un paso hacia la modernización del transporte colectivo que está siendo frenado por los obstáculos que impone la burguesía empresarial. Por esto mismo, creemos que la única forma en que se puede impulsar una verdadera transformación del sistema de transporte es a partir de su nacionalización total esto incluye al SITRAMSS y las demás unidades de transporte, las recientes declaraciones de Miguel Castañeda, presidente de Sipago, ha anunciado las intenciones de retirar las unidades del SITRAMSS, dejando claro que ni los propios empresarios están dispuestos a dar una batalla para mantener el SITRAMSS. Estas unidades no deben ser retiradas sino que deben ser inmediatamente nacionalizadas y administradas por el Estado y comités de trabajadores, indemnizando a los empresarios que por años se han lucrado de un servicio que le corresponde garantizar al Estado. Esto debe ser acompañado con una lucha amplia en contra de los evasores y elusores, imponiendo impuestos a las ganancias capitalistas y a los bienes suntuosos, etc. Dotando así de una cierta estabilidad al Estado para poder seguir invirtiendo en la modernización del transporte colectivo y permitiendo garantizar un pasaje asequible a la clase obrera, estudiantes y desempleados.
Obviamente la burguesía se opondrá con uñas y dientes a esta medida, y seguramente no conseguiremos la mayoría en el parlamento, eso es una verdad absoluta, en este punto debemos contraponerles toda la fuerza de la clase obrera. El presidente Sánchez Cerén ha reconocido en su discurso del primero de mayo de una manera muy sentimental que si la clase obrera se moviliza para luchar las decisiones en los parlamentos pueden tomar otro rumbo. Él dijo, parafraseando “¡Qué hermoso fuera que estos 125 mil trabajadores se movilizaran para apoyar una reforma de pensiones!”. La historia reciente de nuestro país nos muestra que la democracia burguesa es completamente limitada, esta solo existe para las empresas y bancos; pero nunca para la clase obrera, algo totalmente contradictorio cuando somos la mayoría aplastante de la población y la clase productora. ¿Debemos seguir confiando en la posibilidad de que un día el Estado burgués se disponga a estar a nuestro favor? Por supuesto que no. De lo que se trata es de utilizar estas instancias para impulsar la lucha por la revolución socialista, explicar a la clase obrera los límites que existen en seguir reduciendo la lucha a la vía parlamentaria y electoral, y empezar a concluir que la única forma de hacer avanzar los procesos revolucionarios es a través del alzamiento del pueblo en las calles y centros de trabajo, imponer nuestra democracia a partir de nuestros instrumentos de lucha (sindicatos y organizaciones proletarias, etc.) para transformar nuestras condiciones miserables de vida.