Uno puede simpatizar con los ideales de la Revolución Bolchevique u oponerse a ellos, pero una transformación tan notable en un espacio de tiempo tan corto exige la atención de la gente pensante en cualquier lugar.
El régimen establecido por la Revolución de Octubre no fue totalitario ni burocrático, sino que fue el régimen más democrático jamás visto hasta la fecha sobre la faz de la tierra. La Revolución de Octubre abolió radicalmente la propiedad privada de los medios de producción. Por primera vez en la historia, se demostró la viabilidad de una economía nacionalizada y planificada, no en teoría sino en la práctica. Más de una sexta parte de la superficie de la Tierra, en un experimento gigantesco y sin precedentes, demostró que era posible manejar la sociedad sin capitalistas, terratenientes y banqueros.
Esto es lo que provocó el temor y el odio que caracterizó la actitud de la clase dominante de Occidente. Los burgueses quieren enterrar de una vez por todas, los ideales de la Revolución de Octubre. En consecuencia, el colapso de la URSS fue la señal de una avalancha de propaganda contra los logros de las economías planificadas de Rusia y Europa del Este. Esta ofensiva ideológica de los estrategas de El Capital contra el “comunismo” fue un intento calculado de negar las conquistas históricas que surgieron de la Revolución. Contra esta campaña sin precedentes de mentiras y calumnias. Es esencial que pongamos el registro en orden.
Avances sin precedentes
La Revolución de Octubre de 1917 provocó el mayor avance de las fuerzas productivas de un país en la historia. Antes de la Revolución, la Rusia zarista era una economía extremadamente atrasada y semifeudal con una población predominantemente analfabeta. Bajo condiciones espantosas de atraso económico, social y cultural, el régimen de democracia obrera establecido por Lenin y Trotsky comenzó la titánica tarea de sacar a Rusia del atraso sobre la base de una economía nacionalizada planificada. Los resultados no tienen precedente en la historia económica. En el espacio de dos décadas, Rusia había establecido una poderosa base industrial, así como el desarrollo de la ciencia y la tecnología, y abolido el analfabetismo. Logró avances notables en los campos de la salud, la cultura y la educación. Esto fue en un momento en que el mundo occidental estaba en las garras del desempleo masivo y el colapso económico de la gran depresión.
Tales avances asombrosos en un país deben darnos pausa para pensar. Todo esto se logró virtualmente sin desempleo ni inflación. El desempleo como el de Occidente era desconocido en la Unión Soviética. De hecho, fue legalmente un crimen (irónicamente, esta ley aún permanece hoy en día, aunque no significa nada.) Además, durante la mayor parte del período de la posguerra, hubo poca o ninguna inflación. La burocracia aprendió la verdad de la advertencia de Trotsky de que “la inflación es la sífilis de una economía planificada”. Después de la Segunda Guerra Mundial, en su mayor parte, se ocuparon de asegurar que la inflación se mantuviera bajo control.
Este fue particularmente el caso con el precio de los artículos básicos de consumo. Antes de la perestroika (reforma), la última vez que se aumentaron los precios de la carne y los lácteos fue en 1962. Los precios del azúcar, el pan y de la mayoría de alimentos aumentaron por última vez en 1955. El costo de la renta era extremadamente bajo, particularmente cuando se compara con Occidente, donde la mayoría de los trabajadores tiene que pagar un tercio o más de sus salarios en costos de vivienda. Solo en el último período, con el caos de la perestroika, eso comenzó a romperse. Con la carrera hacia una economía de mercado, tanto el desempleo como la inflación alcanzaron niveles sin precedentes.
La URSS tenía un presupuesto equilibrado e incluso un pequeño superávit cada año. Es interesante observar que ni un solo gobierno occidental ha tenido éxito (como lo prueban las condiciones de Maastricht), del mismo modo que no han logrado alcanzar el pleno empleo y la inflación cero, cosas que también existían en la Unión Soviética. Los críticos occidentales de la Unión Soviética mantuvieron silencio sobre esto, porque demostraba las posibilidades de una economía incluso transicional, ya no se diga el socialismo.
De un país atrasado, semifeudal y principalmente analfabeto en 1917, la URSS se convirtió en una economía moderna y desarrollada, con una cuarta parte de los científicos del mundo, un sistema de salud y educación igual o superior a cualquier cosa que se encuentre en Occidente, capaz de lanzar el primer satélite espacial y poner al primer hombre en el espacio. En la década de 1980, la URSS tenía más científicos que EE. UU., Japón, Gran Bretaña y Alemania juntos. Recientemente, Occidente se vio obligado a admitir a regañadientes que el programa espacial soviético estaba muy por delante de América.
Las mujeres y la revolución de octubre
El gran socialista utópico francés Fourier vio la posición de la mujer como el indicador más gráfico del progreso de un régimen social. La Revolución Bolchevique sentó las bases de la emancipación social de las mujeres, y aunque la contrarrevolución política estalinista representó un retroceso parcial, es innegable que las mujeres de la Unión Soviética avanzaron colosalmente en la lucha por la igualdad. “La Revolución de Octubre cumplió honestamente con sus obligaciones en relación con la mujer”, escribió Trotsky. “El joven gobierno no solo le otorgó todos los derechos políticos y legales en igualdad con el hombre, sino que, lo que es más importante, hizo todo lo que pudo, y en cualquier caso incomparablemente más que cualquier otro gobierno, asegurar su acceso a todas formas de trabajo económico y cultural”.
La Revolución de Octubre fue un hito en la lucha por la emancipación de las mujeres. Antes de eso, bajo el zarismo, las mujeres eran consideradas como meros apéndices del hogar. Entre 1917 y 1927 se aprobaron una serie de leyes que otorgaban a las mujeres igualdad formal con los hombres. El programa de 1919 del Partido Comunista proclamó audazmente:
“Sin limitarse a la igualdad formal de las mujeres, el partido se esfuerza por liberarlas de las cargas materiales del trabajo doméstico obsoleto reemplazándolo por el de casas comunales, comedores públicos, lavanderías centrales, guarderías, etc.”
Se les dio los mismos derechos para ser cabeza de familia y recibir el mismo salario. Se prestó atención a la función de maternidad de las mujeres y se promulgaron leyes especiales de maternidad que prohibían las largas horas de trabajo y el trabajo nocturno y el establecimiento de vacaciones remuneradas durante el parto, las asignaciones familiares y los centros de cuidado infantil. El aborto se legalizó en 1920 el divorcio se simplificó y se introdujo el registro civil del matrimonio. El concepto de hijos ilegítimos también fue abolido. En palabras de Lenin: “en el sentido literal, no dejamos de lado las leyes despreciables que colocaban a las mujeres en un estado de inferioridad en comparación con los hombres…”
Se hicieron avances importantes para facilitar la plena participación de la mujer en todas las esferas de la vida social, económica y política: suministro de comidas escolares gratuitas, leche para niños, asignaciones de alimentos y ropa especiales para niños necesitados, centros de consulta sobre el embarazo, hogares de maternidad, guarderías y otras instalaciones. Es cierto que el surgimiento del estalinismo marcó el comienzo de una serie de contrarreformas en la esfera social, que afectaron drásticamente la posición de las mujeres. Pero con la muerte de Stalin, el crecimiento económico de posguerra permitió una mejora general constante: jubilación a los 55 años, sin discriminación salarial y en términos de empleo, y el derecho de las mujeres embarazadas a cambiar a un trabajo más liviano con licencia de maternidad totalmente pagada 56 días antes y 56 días después del nacimiento de un niño. La nueva legislación de 1970 abolió el trabajo nocturno y el trabajo clandestino para las mujeres. El número de mujeres en la educación superior como porcentaje del total aumentó del 28% en 1927 al 49% en 1970. Los únicos otros países en el mundo donde las mujeres constituían más del 40% del total en educación superior eran Finlandia, Francia y los Estados Unidos.
Hubo mejoras en la atención preescolar para niños: en 1960 había 500.000 centros de atención, pero en 1971 había aumentado a más de cinco millones. Los tremendos avances de la economía planificada, con la consiguiente mejora en la atención de la salud, se reflejaron en un aumento de la esperanza de vida de las mujeres de 30 a 74 años y en la reducción de la mortalidad infantil en un 90%. En 1975, las mujeres que trabajaban en educación habían aumentado al 73% de la fuerza de trabajo. En 1959, un tercio de las mujeres ocupaban ocupaciones en las que el 70% de la fuerza de trabajo eran mujeres, pero en 1970 esta cifra había aumentado al 55%. Para ese tiempo, el 98% de las enfermeras eran mujeres, al igual que el 75% de los docentes, el 95% de los bibliotecarios y el 75% de los médicos. En 1950 había 600 doctoras de ciencia, pero en 1984 había aumentado a 5,600.
La restauración capitalista ha revertido rápidamente los logros del pasado, empujando a las mujeres a una posición de esclavitud abyecta en el nombre hipócrita de la familia. La mayor parte de la carga de la crisis recae sobre los hombros de las mujeres.