Escrito por: LV
Las próximas elecciones están a la vuelta de la esquina, los partidos políticos han puesto su maquinaria electoral al 100% en función de ganar más alcaldías y más diputados a la Asamblea Legislativa. El desencanto de la población con los políticos y los partidos tradicionales es cada vez más evidente. Esto se refleja, entre otras cosas, en la molestia de participar en las Juntas Receptoras de Votos (JRV) de manera obligada. Las expresiones “yo no quería, pero ni modo” u otras parecidas son comunes entre aquellas personas que tuvieron la mala suerte de salir “sorteadas”. El Tribunal Supremo Electoral (TSE) realizó en diciembre del año pasado el sorteo para seleccionar más de 40 mil personas de las más de 92 mil que se necesitan. Además el pago de $25.00 no incentiva a nadie, tomando en cuenta que la jornada puede ser de 24 horas o más en algunos casos, desde las 4 de la mañana hasta el siguiente día.
Es cierto que la responsable de esta situación es la Sala de lo Constitucional, quienes, en su supuesto afán de garantizar la transparencia y despartidizar los organismos electorales –disque para fortalecer el proceso electoral- aprobó esta y otras sentencias en julio del 2015 que obligaron a los diputados a aprobar enmiendas a la Ley Electoral. Esto causó indignación entre el pueblo salvadoreño porque se les obliga a asumir estas responsabilidades en contra de su voluntad. Quien no lo haga deberá pagar una multa que va desde los $25 hasta los $114.28, y en caso de no cancelarla se verán imposibilitados de renovar documentos de identificación, salir del país, sacar antecedentes penales, entre otras restricciones las cuales duraran los tres años de estas elecciones. Nadie puede negarse a asumir este cargo, a menos que esté dispuesto a pagar la onerosa multa casi imposible para los trabajadores.
De esta manera, los partidos políticos hicieron el trabajo sucio de la Sala de lo Constitucional y quedaron como los malos de la película ante el pueblo trabajador. Quizás la postura más correcta del partido FMLN hubiese sido rechazar estas sentencias de la Sala y no acompañar reformas electorales que castigan a la clase trabajadora. Por supuesto que los marxistas no nos hacemos ilusiones con el parlamento burgués, pero como Lenin dijo en una ocasión “mientras no tengas la fuerza para destruir el parlamento burgués, hay que participar en él”. La pregunta que todo trabajador debe hacerse es ¿cómo actuamos en las diferentes instituciones gubernamentales que han sido organizadas históricamente para defender el status quo? La respuesta no es sencilla, pero tampoco imposible de responder. El principio básico, a nuestro criterio, es: lo más importante y que está por encima de todo es defender los intereses de la clase trabajadora. Solamente así no nos perderemos en el pantano parlamentario.
Despartidizar los organismos electorales permanentes y temporales no garantiza en lo absoluto la transparencia de los eventos electorales. Creer que porque una persona no tenga filiación partidaria “garantiza el respeto de la legalidad en la emisión del sufragio” tal y como expresa la sentencia de la Sala, es totalmente falso. No es necesario estar en el padrón partidario para tener una preferencia electoral. De hecho la mayoría de la gente que asiste a votar no está afiliado a ningún partido político. Por lo tanto esos funcionarios de las diferentes instituciones gubernamentales quienes supuestamente son apartidarios, incluyendo los magistrados de la CSJ, podemos estar seguros que tienen una ideología bien definida. En otras ocasiones hemos explicado que los magistrados de la Sala de lo Constitucional son profesionales cuyo estilo de vida y psicología es muy cercana a la clase dominante y por lo tanto no es difícil saber qué intereses defienden.
Es muy común entre los trabajadores decir que no tienen ideología, que no son ni de derecha ni izquierda, que todos son iguales. “Si no trabajo, no como” es una frase muy común. Estas y otras frases reflejan la desilusión hacia los partidos tradicionales al prometer mucho y cumplir poco. Sin embargo, debemos saber que la ideología de la sociedad es la ideología de la clase dominante. Por lo tanto si no tenemos nuestra propia ideología como clase trabajadora, estaremos consciente o inconscientemente reflejando ideas ajenas a nuestros propios intereses.
¡Participar en los organismos electorales debe ser voluntario!