En los últimos días el gobierno del camarada presidente Nicolás Maduro, ha llevado a cabo acciones contundentes en contra de las guarimbas, lo cual pareciera terminar de desinflar las acciones violentas que viene llevando a cabo un minúsculo grupo de la oposición, desde el pasado mes de Febrero. Esto ha hecho que algunos sectores del gobierno, y de las masas revolucionarias, celebren desde ya la derrota final del intento de golpe de estado y las guarimbas en general. Sin embargo, las guarimbas nunca fueron la principal amenaza a la que se ha visto sometida la Revolución Bolivariana.
En los últimos días el gobierno del camarada presidente Nicolás Maduro, ha llevado a cabo acciones contundentes en contra de las guarimbas, lo cual pareciera terminar de desinflar las acciones violentas que viene llevando a cabo un minúsculo grupo de la oposición, desde el pasado mes de Febrero. Esto ha hecho que algunos sectores del gobierno, y de las masas revolucionarias, celebren desde ya la derrota final del intento de golpe de estado y las guarimbas en general. Sin embargo, las guarimbas nunca fueron la principal amenaza a la que se ha visto sometida la Revolución Bolivariana.
Por el contrario, el verdadero peligro son las acciones que viene llevando a cabo la burguesía de forma lenta y constante, en contra de la economía del país: La inflación, el acaparamiento y la escasez, a diferencia de las guarimbas, sì pueden conducir a un peligroso reflujo de las masas populares, que luego se manifieste en una grave derrota electoral, en las próximas elecciones para elegir los diputados a la Asamblea Nacional (2015) o en un referéndum revocatorio futuro (2016), lo que posteriormente significaría, con el ascenso de la derecha al poder ejecutivo o legislativo, el inicio de la destrucción de todas las conquistas de la revolución.
División en la oposición
Por un lado los sectores más radicales de la derecha, optaron por convocar a movilizaciones de calle con la intención abierta de derrocar al gobierno de manera violenta, o en sus palabras, a “incendiar las calles”, “hasta que se vaya Maduro”, lo que no es otra cosa que un nuevo intento de golpe de estado. Sin embargo, otro sector de la derecha burguesa, sigue prefiriendo la vía del “golpe lento”, a través del sabotaje a la economía y el consecuente desgaste de las masas, que en el futuro se traduzca en una derrota electoral de la revolución, de lo cual estuvimos muy cerquita el pasado 14 de Abril.
Pero si algo es indiscutible, es que toda la clase dominante está de acuerdo en continuar con sus ataques a la revolución bolivariana hasta derrotarla y poder tomar nuevamente en sus manos el control del gobierno, como era en la cuarta, a fin de recuperar todos los privilegios que en el plano económico, social, político, etc. les han sido arrebatados, lo que obviamente implicará, ya sea de forma lenta o rápida, la destrucción de todas las conquistas que la revolución ha logrado para el pueblo trabajador y oprimido de nuestro país.
Sin duda estas nuevas guarimbas han generado fuertes divisiones en algunos sectores de la burguesía, pero la consecuencia más grave para la oposición, es que ha dividido también a los sectores populares que les siguen, lo cual también ha debilitado, casi de forma mortal, el liderazgo de los principales personajes de la derecha, y ha dejado al descubierto el cascaron vacío que representa la MUD.
Las guarimbas no afectan al barrio ni al gobierno
Está división en las bases de la oposición ha sido el producto de que, precisamente los principales afectados ante los cierres de calles, la quema de basura, los destrozos a propiedades públicas y privadas, han sido sólo los sectores de la “clase media” y alta, donde la derecha tiene su mayor fuerza. Esto ha generado un rechazo y descontento entre los vecinos de estas zonas del país, aislando cada vez más a los pequeños grupos violentos y a los líderes opositores como Ramón Muchacho, e incluso al dos veces derrotado, Henrique Capriles Radonsky, a quienes la “vanguardia” del ala fascista de la derecha, que es la que lleva a cabo las guarimbas, les han acusado de posturas más conservadoras y conciliadoras, y menos radicales frente al gobierno bolivariano y la revolución.
Por el otro lado, los sectores populares no se han sumado a las guarimbas y más aún, no han dejado que grupos de personas ajenos a sus comunidades, construyan barricadas en los barrios y demás zonas populares, lo cual también destruye la matriz mediática, de que la causa de las protestas radica en que las condiciones de vida en el país han decaído a niveles extremos, aumentando la pobreza. De ser cierto esto, las manifestaciones fueran principalmente en los sectores populares, y no en los sectores de clase media. En el Caracazo, fueron los sectores más oprimidos de la sociedad quienes salieron a las calles.
Más aún, estas pequeñas movilizaciones no representan una amenaza contra el gobierno del camarada Maduro, ya que no cumplieron con sus dos principales objetivos: el primero era hacer de estos pequeños focos en todas las ciudades principales del país, grandes movilizaciones de masas que tuvieran la fuerza suficiente para amenazar al gobierno, y la segunda, generar una respuesta popular de los sectores revolucionarios que enfrentara a los guarimberos y los victimizara, generando las condiciones perfectas para manipular matrices mediáticas en la opinión pública internacional, propiciando la posibilidad de una intervención injerencista de forma directa o indirecta por parte del imperialismo yanqui.
Lecciones de Chile
Todas estas acciones fascistas llevadas a cabo por la derecha y el imperialismo, no son casuales y espontáneas, por el contrario provienen de meses de planificación previa, y de puestas en práctica mediante presiones hacia la dirigencia del gobierno, ello dirigido a facilitar la derrota final de la revolución. Por lo tanto, aprender de las experiencias revolucionarias de otros pueblos es la principal tarea de todas las revoluciones.
En Chile, al igual que en Venezuela, la burguesía local y el imperialismo llevaron a cabo una guerra económica, con un feroz sabotaje a las principales industrias del país, tal y como ocurrió en Venezuela durante el paro petrolero y como ocurre ahora mismo con la guerra económica que estamos enfrentando. Pero lo que es más alarmante aún, y refleja la aplicación de un libreto preestablecido en ambos casos, es que pocos meses antes del golpe de estado en Chile, la burguesía y los sectores reformistas de la izquierda presionaron al gobierno de Allende para la aplicación de un desarme masivo sobre el pueblo, con la excusa de que por medio de esto, pudieran combatir la inseguridad.
Pero acaso el crimen común y organizado se pueden prestar a cualquier acción de desarme voluntario, ¿Cómo? Si precisamente para estos sectores el arma es su principal herramienta de trabajo, a fin de mantener su fuente de ingresos. Por el contrario, sólo el pueblo trabajador y honesto (quienes sólo compran un arma para defensa personal) puede entregar de forma voluntaria las armas, lo cual no tiene ningún efecto sobre los niveles de inseguridad y violencia en las calles. ¿Entonces qué es lo que busca la burguesía cuando promueve un plan de desarme? Pues evitar cualquier forma de respuesta armada del pueblo ante un inminente golpe de estado, o ante los planes fascistas y paramilitares de masacrar y aplastar cualquier foco de resistencia popular.
Por su parte, Salvador Allende hasta el último momento llamó a la derecha a cesar el sabotaje a la economía, y a trabajar en conjunto por el beneficio del país, pero, en todos los años de la Unidad Popular en el poder ni la burguesía local ni el imperialismo, llevaron a cabo cambio alguno en cuanto a su actitud de derrotar a la revolución, muy por el contrario, la única respuesta ante estos llamados a la paz, fue un criminal golpe de estado y una de las dictaduras más violentas, reaccionarias y sangrientas de la región.
Derrotar las guarimbas no es derrotar el golpe
Aunque por un lado las guarimbas han ido desinflándose, producto del mismo aislamiento que la derecha abiertamente extremista y los vándalos guarimberos, han generado entre la mayoría de los sectores que siguen a la oposición, esto no significa sin embargo, que se ha derrotado de lleno a las guarimbas, por el contrario, esto puede ser la expresión de un momento de reflujo de estos sectores, que perfectamente pueden volver a tener un auge posterior en el próximo período.
Más aún, derrotar las guarimbas por completo en todo el país, no representa en absoluto que éstas no vuelvan a resurgir en el corto o mediano plazo, y lo que es más grave, tampoco representa una derrota permanente al plan de golpe de estado, que viene llevando a cabo la burguesía desde hace 14 años, mediante un sabotaje continuo a la economía y expresado en acaparamiento, desinversión y financiamiento de grupos paramilitares que actúan en todo el país. Mientras las palancas de la economía sigan estando en manos de una pequeña oligarquía, esta misma oligarquía seguirá usándolas en contra de la revolución y el pueblo trabajador, o en otras palabras, mientras sigamos teniendo una economía capitalista, seguiremos estando sometidos a un permanente golpe de estado.
La única forma de derrotar el golpe de forma definitiva y concluyente, es derrotando a la burguesía que lo lleva a cabo. Para esto es necesario expropiar los grandes latifundios, los monopolios y la banca privada. ¿Dónde más, si no es en las tierras de los latifundistas y terratenientes, que se entrenan los paramilitares que actúan de forma clandestina en toda Venezuela? ¿Cómo, sino es por medio del acaparamiento y el desvío de alimentos y artículos de primera necesidad, que los empresarios sabotean la economía del país? ¿Y quiénes, sino los banqueros, son los que pueden cambiar en bolívares las grandes cantidades de divisas que el imperialismo envía para financiar a la oposición?. Sólo atacando el problema desde la raíz, podemos acabar de forma de definitiva, no sólo con el golpe de estado, sino con los principales problemas que atraviesa la sociedad venezolana bajo el caduco, degradante sistema capitalista.
Sólo un programa genuinamente socialista, basado en las ideas revolucionarias del marxismo, en las ideas del socialismo científico, puede reimpulsar de manera contundente la revolución hacia la construcción del socialismo, y acabar de una vez por todas, con las amenazas fascistas y reaccionarias que actualmente se ciñen sobre nuestro país y nuestro pueblo. Es necesario tomar acciones contundentes contra la oligarquía, vacilar es preparar una derrota futura a manos de la reacción burguesa.