La sociedad en la que hoy sobrevivimos es la sociedad de la miseria humana, la falsa moral y la explotación de nuestra clase trabajadora. Es común escuchar en los autobuses a obreras comentando lo difícil que es encontrar con quién “dejar” a los niños mientras ellas trabajan. Reconocemos que el empleo de las mujeres es un acontecimiento progresista en tanto que le permite a las mujeres incorporarse a la producción, pero hacer parte a la mujer del gran ejército de asalariados no garantiza por si solo su emancipación. Sin guarderías en los centros de trabajo, las mujeres deben acudir a trabajadoras domésticas. Esto lleva implícito una contradicción material. El mismo sistema que grita a los cuatro vientos defender “la familia” la rompe. A menudo las mujeres empleadas por otras para el cuidado de los hijos ajenos, dejan los suyos propios a merced de los medios de comunicación burgueses, y toda la miseria que el mismo sistema engendra para las masas empobrecidas. Marx y Engels en el manifiesto comunista plantean esta doble y falsa moral que defiende la burguesía.
La cuestión de las trabajadoras domésticas por supuesto muestra la necesidad de guarderías públicas, comedores públicos y lavanderías públicas. Esto es parte de la socialización a la que los comunistas hacemos referencia para conseguir la emancipación de la mujer. La liberación de las ataduras domesticas de la mujer serán muestra clara de que la sociedad se ha sacudido el yugo esclavizador del opresor, que en la medida en que la mujer se emancipe se podrá medir la emancipación de la Clase Trabajadora en su conjunto. Ante esta cuestión no compartimos el planteamiento de grupos feministas que abogan por que se asigne un salario a las esposas por el trabajo realizado en sus casas, ya que esto no liberara a la mujer del lastre del quehacer interminable y esclavizador del trabajo reproductivo, muy al contrario lo perpetuará.
Mientras que el porcentaje de asistencia escolar femenina es del 30.9% la asistencia masculina es del 35.1%. Lo que significa un ataque a la vida de miles de mujeres empujadas al oscuro mundo del analfabetismo y el total atraso material. Esta característica de atraso se repite a lo largo de América Latina y otras regiones de África y Asia. Con niveles de analfabetismo de 21.8% la situación para las mujeres salvadoreñas es realmente desesperanzadora. Muchas de estas mujeres empleadas en el trabajo doméstico provienen del área rural, en su mayoría analfabetas* esto garantiza a las empresas que las colocan como domésticas mayores ganancias. Está demostrado que una persona con bajo nivel escolar será fácil de explotar y someter. Marx explica que cuanto mas fastidioso es el trabajo, mas bajo será el salario que este reciba.
A menudo estas mujeres dejan a sus hijos para verles cada 15 o 30 días, es decir tienen “dormida adentro” lo que no deja claro el horario en que estas mujeres trabajaran, esta situación trae consigo otros abusos a menudo la paga no es puntual, se les niega la salida, abusos sexuales.
Con frecuencia las trabajadoras son obligadas a mantener relaciones sexuales riesgosas casi siempre sin ninguna protección anticonceptiva exponiéndolas incluso a la adquisión de enfermedades de transmisión sexual. Estas trabajadoras domésticas no están afiliadas a ninguna AFP, hasta el año pasado se aprobó la ley que les permite cotizar al ISSS. Esto parece imposible para aquellas contratadas por otras obreras que a penas alcanzan a cubrir sus necesidades mínimas y que también son explotadas por el patrón en la fábrica.
Estas mujeres son producto del falso progreso del sistema capitalista que en su lógica de lucro privado excluye a la clase trabajadora de una educación que le garantice su desarrollo pleno y el acceso a servicios básicos de calidad. Ninguna de estas mujeres tendrá alguna oportunidad en esta lucha de clases disfrazada de competitividad laboral saludable. Es necesario poner especial atención a la situación de las mujeres, somos el 52.7% de la población. Por esto es indispensable nuestra organización política. Porque solo nosotras conocemos en carne viva el sin número de abusos a los que este sistema nos arroja desde niñas, por que solo en conjunto conseguiremos que nuestros derechos sean cumplidos. El socialismo no es una utopía es una necesidad para sobrevivir.
Esto que los dueños de los medios de producción llaman civilización y progreso no lo es en ninguna forma. Este sistema se jacta de ser progresista, sin embargo no consigue erradicar problemas de siglos atrás como el analfabetismo, la hambruna y la delincuencia, muy al contrario los engendra cada vez más. Camaradas Trabajadoras, organicémonos por nuestra dignidad y la de nuestra clase. Unidas y resueltas a luchar por nuestras vidas, porque ningún burgués renunciará a su mesada ganada a costa de nuestro atraso y nuestra explotación. Camaradas, Lucha por el Socialismo contra la Barbarie Capitalista.
¡Camaradas trabajadoras, organizadas por un nuevo orden socialista!
¡Obreros y Obreras en píe de lucha!
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*(Con excepciones de mujeres con escolaridad media y superior arrojadas al trabajo doméstico producto del desempleo).