El que no conoce su historia esta condenado a repetirla. Los Acuerdos de Paz dejaron muchas tareas pendientes, como lo es el juicio de las grandes atrocidades cometidas por el ejército salvadoreño. Específicamente los casos de las poblaciones de El Mozote en el cual 85% de los masacrados eran menores de 12 años según los informes de la Comisión de la Verdad, el gobierno que estaba en funciones nunca dio datos de los militares involucrados. La masacre de El Sumpul por parte de la Guardia Nacional y el asesinato de los sacerdotes jesuitas, la cocinera y su hija cometidos por el batallón Atlacatl, en cuyos casos los responsables se encuentran en libertad.
A 20 años de la firma de los Acuerdos de Paz en Chapultepec, México, la clase trabajadora salvadoreña sigue anhelando la verdadera paz que se esperaba. Si bien los acuerdos significaron un cese al conflicto armado, con ello se introdujo el modelo neoliberal como la “mejor” opción para la recuperación del país, en nombre de la libertad económica no para la gran mayoría pobre, sino para unos cuantos. Se extendió la inversión extranjera con la colaboración de los gobiernos de ARENA y su servilismo al imperialismo norteamericano que se tradujo en la privatización varias empresas estatales, la firma de los TLC y la dolarización, etc. Lo que aumentó el costo de la vida de la clase trabajadora.
Actualmente, la situación del país se ha vuelto peor. El gobierno de Mauricio Funes heredó un desfalco de las finanzas del Estado de parte de los gobiernos areneros, sumado a eso la crisis económica mundial del capitalismo que ha golpeado fuertemente a nuestra economía que depende en su mayoría de las remesas provenientes de compatriotas en Estados Unidos. Los efectos que esto ha provocado es una creciente ola de lumpenizacion a nivel de barbarie, catalogando así a El Salvador como el país más violento después de Haití.
Luego de los Acuerdos de Paz y con 20 años de gobiernos de ARENA jamás hubo una inversión importante en educación, salud, etc. Solo estuvieron a la orden del día los ataques a la clase trabajadora. El cambio de gobierno ha generado una perspectiva de transformaciones importantes para la gran mayoría pobre. Sin embargo, la política de aliarse a la burguesía “progresista” en un gobierno de colaboración de clases donde vemos gobernando juntos a representantes de la burguesía -Funes y sus Amigos- y a representantes de los trabajadores -FMLN-, con casi 3 años de gobierno del cambio vemos las contradicciones que se han generado internamente, como por ejemplo la destitución de funcionarios del FMLN del gabinete de seguridad, esto pone de manifiesto los intereses de clase contrarios. La burguesía no tolera ningún ataque a sus intereses, por esa razón se opusieron a la reciente reforma al ISR que les aumenta el tributo a pagar. Esto explica su rechazo al gobierno de Funes, a pesar del acercamiento de este con los EE.UU. Por tanto se opondrán con todas sus fuerzas a los avances de la izquierda.
Nuestro partido como herramienta de lucha de la clase trabajadora debe impulsar desde abajo una política de no colaboración con la supuesta burguesía progresista (que de progresista no tiene nada), y al ganar más diputados en las próximas elecciones proponer leyes que resuelvan realmente los problemas de nuestra clase junto con el apoyo de los trabajadores en la calle.
¡En memoria de los niños y las niñas del Mozote, Sumpul y de todo el país… La Lucha continúa!