Investigar acerca del narcotráfico es una tarea difícil, la mayoría de notas periodísticas al respecto, tanto impresas como digitales, se centran en los decomisos, circulación y consumo de drogas en el país, pero muy pocas sobre las redes de narcotráfico y los políticos involucrados en estas. De hecho, la mayoría de políticos a los que tímidamente se les ha vinculado con el narcotráfico, en la actualidad, se encuentran desempeñando descaradamente cargos en instituciones del Estado salvadoreño.
En un mundo dónde la explotación se encuentra a la orden del día, la población se sumerge cada vez más en el consumo de drogas, como marxistas no compartimos el consumo de dichas sustancias, pero entendemos que el diario vivir impulsa a muchos al uso de estas como distracción y/o escape de este sistema inhumano, que encierra en la pobreza a la mayoría de la población mundial y hace cada vez más ricos a una minoría.
La drogadicción como rostro de la explotación
Toda droga tiene una implicación principalmente económica para los consumidores. La precarización de sus vidas es en muchos casos la culminación del consumo recurrente, existen excepciones que son justamente eso, excepciones, pero también hay implicaciones como la estigmatización y la discriminación, las personas no consumidoras tienden a ver con ojos de desprecio a los que si son consumidores sin conocer el trasfondo de su adicción.
Entre las consecuencias más visibles se encuentran las fisiológicas, provocadas por las drogas alucinógenas, opioides y estimulantes, que en muchos casos provocan problemas como la euforia, alteración de la frecuencia cardíaca, de la presión arterial y paros respiratorios, en casos de consumo frecuente o extremo, la consecuencia final es la muerte, en la mayoría de los casos a razón de la alteración del ritmo cardíaco. Estas consecuencias nos permiten posicionar a las drogas como un problema de salud pública y al narcotráfico como principal causante de este; pero también nos permite posicionar al narcotráfico como un virus que contagia a todo lo que se ponga en su camino para cumplir sus objetivos.
Estado, política y narcotráfico
Noel Reyes en su ensayo “La evolución histórica de la influencia del narcotráfico en las instituciones de El Salvador” retoma informes, estudios e investigaciones sobre el tema. Menciona que el primer registro de trasiego de cocaína en El Salvador se realizó en la época de la guerra civil salvadoreña en el aeropuerto de Ilopango, dicho movimiento de drogas producidas sobre todo por el cartel de Medellín, fue realizada por oficiales de la Fuerza Armada de El Salvador aprovechando el secretismo de las operaciones Irán-Contras realizadas por EE.UU, paralelamente surgían las bandas de narcotráfico como “Los perrones” y el “Cartel de Texis”. Luego de los Acuerdos de Paz estas “costumbres” se heredarían a instituciones encargadas de la seguridad pública como la PNC, consumándose la penetración del crimen organizado en dicha institución del Estado durante el periodo presidencial de Francisco Flores y para el 2004 en la palestra política a través de tres cosas: “i) el pago de sobornos a operadores políticos para garantizar el libre funcionamiento de las redes criminales, el paso y protección de mercancías; ii) el financiamiento de campañas electorales, primero a escala local y luego a escala nacional; y iii) el aviso desde la PNC acerca de operativos con el propósito de capturar a grandes bandas del crimen organizado”.[i] Para ponerlo en perspectiva, el flujo de drogas por el país sumaba una cantidad que podía cubrir el 1.85 % del Presupuesto General de la Nación, lo cual fácilmente le permitiría generar inestabilidad e influir en la política de nuestro país.
Mencionemos solo algunos casos de corrupción dentro de la política y que involucran el narcotráfico: Adolfo Torres Días, fue uno de los operadores políticos más importantes del partido ARENA durante su estancia en el poder que duro 20 años. Este personaje sostuvo 3 reuniones con representantes de la banda Los Perrones con el objetivo de obtener financiamiento para la campaña presidencial de Rodrigo Ávila, consiguiendo de parte de estos $558,000 dólares a cambio de cesar la persecución hacia Reynerio Flores Lazo. Ávila perdió la contienda ante Mauricio Funes y justo un día después de la toma del poder, Adolfo fue encontrado muerto por un supuesto suicidio pero bajo una escena llena de sospechas, el día anterior había estado departiendo con varias personas, entre ellas Guillermo Gallegos Navarrete (diputado y vicepresidente de la Asamblea Legislativa) y Herbert Ernesto Saca.
Por su parte, Herbert Saca posee un basto historial de vínculos con el narcotráfico, que se inmiscuyó en la política con la llegada de su primo Elías Antonio Saca a la presidencia de El Salvador, incluso durante el mandato de Funes fue persona de confianza, lo cual demuestra que la problemática trasciende colores partidarios. Aprovechó esta situación y fue el encargado de manejar dinero para realizar operaciones políticas ilegales, pagaba agentes de la Fiscalía General de la República e incluso tenía tratos con el Fiscal General Luis Martínez, quien se encuentra bajo arresto actualmente.[ii]
No debe extrañarnos está vinculación entre políticos, entidades estatales y cárteles de drogas, al fin de cuentas, el narcotráfico no es otra cosa que una empresa capitalista actuando al margen de la ley, como la mayoría de empresas lo hace, y apoyándose en los mismos políticos que protegen al conjunto de empresas que también explotan a la clase obrera de “manera legal”.
Como por arte de “magia”
Al revisar los decomisos de los últimos cuatro años, tenemos que para el 2016 los decomisos de cocaína sumaban 9,718,838 gramos (g) y 662,613g de marihuana; para el 2017 eran 7,213,093g de cocaína y 746,608g de marihuana; para el 2018, según La Prensa Gráfica, el decomiso de cocaína fue histórico, acumulando más de 12 toneladas, el entonces ministro de Defensa, David Munguía Payés, declaró que esto se debía a un cambio en la estrategia de la Fuerza Naval, ya que pasó de patrullajes de 100 millas náuticas a más de 200, incluso en algunas ocasiones llegando a aguas internacionales[iii].
Sin embargo, para el 2019 el decomiso de drogas se redujo drásticamente, del primero de enero al 31 de agosto el decomiso de Cocaína rondaba solamente los 19.5 kilogramos. Según fuentes de la Fiscalía y la Fuerza Nava,l esto podría deberse a que los cargamentos se trasladan cada vez en aguas más profunda[iv]. El ministro de Defensa, Francis Merino Monroy, mencionaba en noviembre del mismo año que las aguas salvadoreñas estaban libre de drogas, algo que es cuestionable ya que aún con estas bajas la ONU especificaba que el 85% de la droga que llega a EE.UU pasa por el corredor centroamericano[v], a esto le sumamos que el 73% de la droga incautada por las autoridades salvadoreñas se realiza en altamar[vi].
Curiosamente y como por arte de magia, después de que se desatara una oleada de cuestionamientos sobre la baja de incautaciones de droga en el último periodo y se diera a conocer el 21 de febrero del 2020, el decomiso de un cargamento de cocaína en Panamá con destino a Italia proveniente de El Salvador[vii], el 11 de marzo, se realizó en el país el primer decomiso considerable en nuestras costas desde que asumió la presidencia Nayib Bukele.
Al parecer el decomiso que se hizo en Panamá, y los cuestionamientos que esto desató, obligó a que se reforzara el monitoreo marítimo consiguiendo la incautación antes mencionada, lo cual dejaría entre ver que ha existido un grado considerable de complicidad con el narcotráfico por parte de “infiltrados” en las instituciones del Estado Salvadoreño. Lo anterior, podríamos afirmarlo con la captura de Carlos Galindo, quien se desempeñaba como técnico de la Fuerza Naval salvadoreña[viii], y no dudamos que casos similares existan en muchas instituciones del Estado. Esto solo podrá combatirse a partir de la construcción de instituciones genuinamente democráticas, es decir, a través de la participación verdadera de la clase trabajadora en dichas instituciones.
Finalizamos el presente artículo proponiendo que cada uno de los lectores se realice el siguiente cuestionamiento: si históricamente instituciones políticas y del Estado se han visto involucradas en redes de narcotráfico ¿Qué nos hace pensar que hoy en momentos de crisis es diferente?
¡No hay alternativa al narcotráfico bajo el capitalismo!
[i] La evolución histórica de la influencia del narcotráfico en las instituciones de El Salvador: Noel Mario Meléndez Reyes; Revista semestral “Realidad y Reflexión”, Enero-Junio 2016.
[ii] Retomado de: https://www.revistafactum.com/herbert-saca-tercera-presidencia/
[iii] Retomado de: https://www.laprensagrafica.com/elsalvador/Historico-decomiso-de-cocaina-durante-2018-20181116-0111.html
[iv] Retomado de: https://www.laprensagrafica.com/elsalvador/Minimo-decomiso-de-cocaina-durante-2019-en-El-Salvador-20190914-0523.html.
[v] Retomado de: https://www.laprensagrafica.com/elsalvador/Incautan-droga-en-Acajutla-20200311-0142.html
[vi] Retomado de: http://especiales.eldiariodehoy.com/2018/drogas/cocaina.php
[vii] Retomado de: https://www.laprensagrafica.com/elsalvador/Investigan-cargamento-de-droga-que-salio-de-El-Salvador-hacia-Panama-20200303-0081.html
[viii] Retomado de: https://m.elsalvador.com/noticias/nacional/narcotrafico-fuerza-naval-detenido-tecnico-el-salvador/683635/2020/