En la madrugada del 30 de diciembre se votó y aprobó la ley de interrupción voluntaria del embarazo. Primero, se aprobó en la Cámara de Diputados y, luego, pasó al Senado, obteniendo 38 votos a favor, 29 en contra y 1 abstención. La Ley establece que una mujer u otras identidades, en ejercicio de sus derechos humanos, con capacidad de gestar tienen derecho a decidir voluntariamente y acceder a la interrupción de su embarazo hasta las catorce (14) semanas, inclusive, del proceso gestacional.
Sus antecedentes se encuentran en los Encuentro Nacional de Mujeres. En el Encuentro de 2003, en Rosario se reúne el Taller de Estrategias para el Derecho al Aborto, también ese año, la tradicional movilización con la que se cierra cada Encuentro utiliza la consigna que sería el lema de la campaña: “Por el derecho a decidir” y “Anticonceptivos para no abortar, aborto legal para no morir”.
La lucha por la legalización del aborto en Argentina se desarrolla desde hace décadas, en el año 2005 se confirmó una campaña por el derecho al aborto legal, seguro y gratuito, y en el año 2007 el proyecto de ley fue llevado por primera vez a la Cámara de Diputados, y recién en el año 2018 el proyecto de ley de interrupción voluntaria del embarazo fue llevado nuevamente a la Cámara de Diputados, con la firma de 70 legisladores, y aun así no fue aprobado en el Senado.
En cuanto a la votación, la mayoría de los votos a favor fueron emitidos por los senadores, pertenecientes al Frente de Todos, aunque diez fueron emitidos por los senadores de Juntos por el Cambio.
La sostenida lucha y movilización ha impuesto un triunfo histórico no sólo para las mujeres sino para el conjunto de la clase obrera y la juventud argentina, la Ley de Interrupción del Embarazo, el plan de los 1000 días son concesiones que el gobierno de Alberto Fernández ha tenido que otorgar a los de abajo para mantener la gobernabilidad, que, junto al aporte solidario a las grandes fortunas que logró una gran simpatía y apoyo por los sectores populares, intenta contener una profunda crisis del capitalismo argentino y de la región ya que las condiciones de vida de la clase obrera se deterioran cada vez más, y por estas medidas conservar el apoyo entre su base social y militante, en un momento de crisis aguda del capitalismo argentino.
La legalización de la Ley llamada también del aborto en Argentina no es sólo un derecho más que se ha conquistado, sino que es el resultado de la lucha colectiva de miles de mujeres y hombres, de cientos de miles de jóvenes por los derechos de la mujer. El grito de «Ni una menos» se ha convertido en la marea verde para el aborto legal, y es un cambio profundo que se ha ido gestando en varias generaciones de mujeres.
Tenemos que ser claros ya que tenemos un derecho ganado, pero todavía debemos recorrer un largo camino para conquistar la igualdad de género y el derecho a decidir sobre nuestros propios cuerpos, no podemos olvidar que las mujeres siguen siendo víctimas de violaciones y feminicidios, que siguen recibiendo salarios menores que los hombres, incluso ocupando la misma posición en el lugar de trabajo.
El derecho al aborto legal, seguro y gratuito es una forma de proteger tanto la salud física como la mental de las mujeres, y esto, asociado a una política más amplia en la que se garantizaba la educación sexual y el acceso a la planificación familiar, es una forma de combatir la clandestinidad a la que se exponían muchas mujeres cuando se sometían a un aborto y es también una forma de salvar vidas.
La conquista del derecho al aborto es sin duda un momento histórico en Argentina y América Latina y pone a la Argentina a la vanguardia de los países de América Latina y el Caribe donde las mujeres tienen este derecho, Argentina se encuentra ahora al lado de Uruguay, Cuba, Guayana, Guayana Francesa y Puerto Rico que son países donde el aborto ya está despenalizado.
Pero la verdadera autonomía y la decisión sobre nuestros cuerpos no se ganará sólo por el derecho al aborto, sino destruyendo este sistema que nos somete y explota. El desafío del marxismo revolucionario pasa ahora por conectar con lo mejor del movimiento feminista para impulsarlo en línea de clases.
La lucha por la igualdad de género, así como la lucha por decidir sobre nuestro propio cuerpo, debe estar vinculada a la lucha por el fin de los despidos, por el fin de la inseguridad laboral, también por la salud y la educación de calidad y también debe estar vinculada a la lucha por el Socialismo, sólo con una sociedad socialista tendremos finalmente el derecho de ser y estar como queremos en el mundo, y seremos completamente libres para decidir.
Por fin, la maternidad será deseada o no será.