Los orígenes históricos de la opresión
Los orígenes de la esclavitud se remontan a la época de Roma, Grecia y el Antiguo Egipto, tres civilizaciones cuya economía estaba basada en la mano de obra esclava y la dominación violenta de los esclavistas sobre a través del aparato del Estado con el fin de mantener sus privilegios a costa del trabajo ajeno.
La mayoría de estos esclavos procedían de prisioneros de guerras o habitantes de otros pueblos conquistados, aunque también existían los casos donde estos lo eran por deudas. Podemos afirmar pues, que los esclavos constituían en sí una mercancía. Ante esta situación de absoluta miseria y opresión, los esclavos protagonizaron tres guerras contra la esclavitud en Roma conocidas como “Guerras Serviles”, dándose la primera de ellas entre los años 135-132 A.C y la última de ellas entre 73-71 A.C, siendo esta última liderada por el esclavo Espartaco cuyo nombre será adquirido en el siglo XX por la fracción comunista del SPD liderada por Rosa Luxemburgo. Ya en el feudalismo, la esclavitud como tal no existía de manera generalizada sino marginal (con ciertos auges como la Conquista de América o para el servicio doméstico de las clases altas), siendo fue sustituida de facto por el vasallaje. Pese a la mayoría de aspectos negativos de la esclavitud, de modo contradictorio, esta también tuvo aspectos “positivos” ya que gracias a esta se pudieron desarrollar las artes y las ciencias al estar los esclavistas liberados del trabajo y disponer de una gran cantidad de tiempo para el desarrollo de estas.
Tras esta breve descripción de los orígenes y el desarrollo de la esclavitud, hemos de dar un salto cronológico hacia el siglo XIX con el fin de aproximarnos a la época del colonialismo, derivado de la escasez de materias primas y la necesidad de mano de obra barata además de la búsqueda de nuevos mercados debido a la saturación del mercado nacional. Se iniciaba así la etapa del imperialismo, lo que los marxistas conocemos como la fase superior del sistema capitalista, aún sin llegar al culmen de esta. En estos momentos la mano de obra esclava o semi-esclava aumentó significativamente y con esta una serie de abusos y torturas a los nativos muy conocidas, como las del rey Leopoldo II de Bélgica en el Congo, amputando brazos y manos a aquellos esclavos que no cumplieran con el cupo diario de materias primas. Ante este panorama de crueldad y torturas la clase dominante armó una ofensiva ideológica con el fin de convencer a las masas para que apoyaran su dominio despótico sobres las colonias, dicha ofensiva consistió en ensalzar el “espíritu civilizador del hombre blanco” y la “inferioridad de las razas no europeas” para así blanquear una dominación colonial violenta como una “ayuda del hombre blanco” a los pueblos menos desarrollados por “la gracia de dios”. Además, ante el creciente número de huelgas obreras en sus países de origen, las burguesías coloniales (principalmente la francesa y británica pero también la belga y la alemana, tardía por la unificación del país) utilizaron la carrera colonial como un arma para apaciguar al movimiento obrero nacional mediante concesiones con el fin de que aceptaran la colonización e identificaran como algo positivo la opresión de sus hermanos de clase.
Karl Marx frente a la esclavitud
Karl Marx vivió la época de la revolución industrial y el colonialismo en Gran Bretaña, siendo uno de la minoría de pensadores de la época opuestos a esto, estando muy adelantado a la antropología y la biología pseudocientífica de su época que legitimaba la esclavitud mediante argumentos. Marx afirmaba que esclavitud era producto del colonialismo y que la ofensiva ideológica emprendida posteriormente no era más que un arma de la burguesía para legitimar su dominio y dividir a la clase obrera según su raza ante cualquier revuelta. Marx también centró parte de sus estudios en la esclavitud inherente al sistema capitalista, ya sea en fase imperialista o no, la esclavitud asalariada, en la que la inmensa mayoría de la población debía vender, no a sí misma (como en el esclavismo), sino su capacidad de trabajar a cambio de un salario suficiente como para no tener que trabajar hasta el día siguiente. La mercancía pasa de ser el trabajador a ser su capacidad de trabajar y, por tanto, de producir valor, de ahí viene uno de los ejes centrales del marxismo y el fundamento principal de la lucha patrón-obrero, la plusvalía, que consiste en el valor no pagado al obrero tras la jornada de trabajo que se apropia el empresario, es decir, la riqueza que legítimamente pertenece a la clase trabajadora gracias a la cual se forman las grandes fortunas.
Marx señaló que el trabajo esclavo en las plantaciones de algodón del sur de EEUU era vital para la industria textil británica y sus bajos precios. La abolición del esclavismo en EEUU era un duro golpe a la industria británica y por lo tanto podría influir positivamente en el desarrollo de la lucha de clases en este país. Por eso Marx y la I Internacional apoyaron entusiastamente a Lincoln en la guerra de secesión de EEUU de 1861-1865. Por otro lado, la abolición de la esclavitud, al liberar mano de obra del campo a la ciudad, podría dar un impulso mayor a la industrialización de EEUU y a la fuerza del proletariado de este país, preparando las condiciones para el socialismo.
El racismo y la esclavitud en Estados Unidos
Históricamente Estados Unidos ha sido unos de los últimos países en abolir la esclavitud y la segregación, siendo la primera en 1863 (plasmada en la constitución de 1885) y un siglo después acabando la segunda con la abolición de las leyes de Jim Crow que promulgaban la segregación racial basándose en el lema “Separate but equal”. Pese a la abolición de iure los afroamericanos no han visto significativas mejoras en su nivel de vida, al contrario, la inmensa mayoría sigue viviendo en guetos urbanos asediados por la policía y repletos de pobreza, y una de sus mayores consecuencias, el crimen. Según un estudio de la ONU titulado “Los nuevos intocables: Crimen, castigo y raza en los Estados Unidos” la mayoría de los presos son inmigrantes o afroamericanos empujados por la pobreza y la falta de oportunidades a la vida criminal que les lleva a la cárcel. Una vez en la cárcel se les tacha de criminales y delincuentes lo que crea un cierto sentimiento racista que, al salir, les vuelve a dejar sin oportunidades por el desprecio propagados por los medios de comunicación hacia ellos y vuelta a empezar, es el pez que se muerde la cola. Otro estudio publicado por la BBC expone que la mayoría de la pobreza en EEUU la sufren personas de raza negra o inmigrantes.
Además de todo lo anteriormente mencionado debemos señalar la especial violencia y brutalidad policial que sufre la población afroamericana en EEUU. Todas las campañas basadas en los altos índices de criminalidad de la población negra (basada en la pobreza) es usada como arma mediática para fomentar su discriminación y el círculo vicioso anteriormente mencionado con un objetivo, perpetuar sus condiciones de vida y las consecuencias de esta con el fin de tener un chivo expiatorio cuando la situación del país lo requiera (huelgas, pobreza marginación, etc.) y fomentar la división de la clase trabajadora basándose en prejuicios racistas para enfrentarles mientras que los explotadores se frotan las manos, es una guerra de clases y no de razas, un obrero blanco y su homólogo negro comparten muchas cosas, a diferencia de un burgués negro, que lo único que comparte con el obrero es el color de la piel.
La situación actual en Estados Unidos
La muerte de George Floyd ha sido la gota que ha colmado el vaso del capitalismo norteamericano.
La clase obrera negra llevaba años aguantando una situación de pobreza y precariedad aguda, más profunda aún que el resto de la clase trabajadora blanca, es por eso que su paciencia ha colmado con este asesinato racista. Las protestas se han extendido por todo el país y hemos visto a millones de jóvenes y trabajadores de todo tipo de razas salir a la calle codo con codo por los derechos de sus hermanos de clase, hecho que desmonta que esto sea una guerra de razas. Durante estas protestas también hemos visto a algunos policías arrodillarse en señal de respeto ante los manifestantes con el fin de blanquear su papel y presentarse como “aliados”, en realidad, este gesto no es más que un reflejo del miedo que tiene la policía a que sus respectivas comisarías acaben de la misma manera que en la que trabajaba el asesino de George Floyd, calcinadas. Después de tantos años de brutalidad, violencia, registros arbitrarios, ¿la policía ha cambiado de repente?, la respuesta es simple y llanamente no, la violencia hacia los negros y la clase trabajadora son estructurales dentro de la policía con contadas excepciones.
Sobre la violencia
Durante estas manifestaciones se han visto numerosas escenas de manifestantes defendiéndose de la policía o asaltando tiendas, ante todo esto ha surgido una capa de la opinión pública que ha mostrado su rechazo a esto pero, ¿es la violencia justificable? Esta pregunta necesitaría para uno o varios artículos para ser respondida de manera correcta, pero vamos a esbozar brevemente una respuesta. La violencia es legítima cuando es en autodefensa o según su fin, si la policía mata a un afroamericano es entendible y legítimo que estos salgan a la calle y respondan a la agresión, si la policía pone vallas a los manifestantes amparándose en “no interrumpir la vida de los demás” (una justificación que se desmonta cuando observamos como manifestantes de extrema derecha han realizado el mismo recorrido en otras ocasiones y no hubo problema alguno para que cortasen el centro de la ciudad) es legítimo emprender una desobediencia civil pacífica contra la censura de la manifestación, y si la policía responde empleando la fuerza (no tienen por qué obligatoriamente, ponemos el mismo ejemplo del caso anterior) está justificado defenderse con lo que se pueda de sus agresiones, no deben conseguir su objetivo de disolver la manifestación.
Racismo en el Estado Español
Algunos sectores de la izquierda se han escandalizado por la muerte de George Floyd en Estados Unidos y han apoyado las manifestaciones, pero niegan a su vez que en los demás países receptores de inmigrantes (principalmente Europa) esté generalizada la tortura policial hacia los inmigrantes. Esta afirmación además de falsa es insultante. Son numerosos los casos de torturas, asesinatos y violaciones en los CIEs (centros de internamiento de extranjeros) y las famosas “devoluciones en caliente” que aparte de inhumanas son ilegales. Uno de los casos más sonados de racismo y violencia policial hacia los inmigrantes en nuestro país fue el asesinato de 15 inmigrantes en El Tarajal (Ceuta) en el año 2014 a manos de varios Guardias Civiles y su posterior archivo, algo que demuestra como el propio aparato del Estado viola sus leyes (puramente cosméticas) y tiene como brazo protector a un poder judicial cómplice.
¡Luchemos contra el racismo! ¡Luchemos por el socialismo! ¡Únete a Lucha de Clases!
Se está abriendo un nuevo escenario en la relación entre las clases. La burguesía no puede permitir siquiera los mínimos elementos de civilización que han supuesto las conquistas de los trabajadores y, por su parte, la clase trabajadora no va a renunciar sin lucha a las mismas. Ante esa perspectiva, hoy más que nunca, es necesario aglutinar y potenciar la fuerza de la izquierda transformadora y revolucionaria. En nuestra opinión, consideremos necesario la constitución de un Frente Único de todas las organizaciones de izquierda, populares, sociales y sindicales que tengan como objetivo superar el sistema capitalista y terminar con la explotación del hombre por el hombre transformando la sociedad de la opresión en una sociedad nueva basada en la abundancia material, en la igualdad racial y en la democracia.