Una multitud, una masa compacta de cientos de miles se dio cita este viernes 25 de mayo en el Obelisco del centro porteño para repudiar al gobierno de Mauricio Macri y su política de entrega al Fondo Monetario Internacional.
Desde la Avenida Corrientes hasta Moreno la Avenida 9 de julio se vio repleta de punta a punta. Organizaciones políticas, sociales, sindicales y gran cantidad de jóvenes y trabajadores que no se referencian en ninguna organización dejaron a la vista de todos, una vez más, la enorme predisposición de lucha que anida en las masas, la voluntad de movilizarse y expresar su bronca ante el ajuste en curso.
Mientras la movilización copaba el centro de la ciudad Macri, junto a mandos del Ejercito Argentino, asistía al tradicional y oligárquico Tedeum en la Catedral Metropolitana y a su salida saludaba a una multitud imaginaria ya que la Plaza de Mayo estaba fuertemente vallada por la policía.
Los convocantes
La movilización estuvo motorizada desde el comienzo por aquellos sectores políticos y sindicales cercanos a Unidad Ciudadana que llamaron a “una gran manifestación patriótica reivindicando el 25 de mayo y rechazando al FMI” y donde darían lectura a la “Proclama Popular del 25 de Mayo de 2018: No al FMI”.
Se pudo ver entre los convocantes a gremios de la Corriente Federal, el Moyanismo, sindicatos de las dos CTAs, el bloque que forman la CTEP, Barrios de Pie y la CCC, organismos de Derechos Humanos como Madres y Abuelas de Plaza de Mayo.
Sergio Palazzo dirigente Bancario, dijo que el objetivo es continuar con la “unidad en las calles”
Por su parte los dirigentes del Frente de Izquierda y los Trabajadores (FIT) se negaron a participar de la movilización, aunque algunos grupos de izquierda que se orientan hacia el FIT se hicieron presentes, también se vio una columna del MST, que integra un frente político con el Nuevo MAS.
Crisis de dirección y sectarismo
Mas allá de la potente movilización, esta marcha deja expuestos una serie de problemas que atraviesa el campo revolucionario.
Por un lado los sectores convocantes centran toda su acción política hacia las elecciones de 2019, atándose a la institucionalidad, sosteniendo la gobernabilidad, e intentando posicionar a un candidato Peronista/Kirchnerista para las elecciones.
Estos sectores muestran sus limitaciones de clase, al no comprender que el problema no solo es Macri, sino que esta enraizado en la crisis del capitalismo argentino, producto de la crisis capitalista mundial.
Hoy nos encontramos en una crisis mundial, que no es cíclica sino histórica y que imposibilita llevar adelante cualquier intento de plan desarrollista, que se centre en aliarse o intentar regular a cualquiera de las facciones dominantes de la burguesía. Ya se sabe que no se puede alimentar a un león con lechuga.
La realidad nos muestra que la economía de nuestro país es una economía que estructuralmente es atrasada, débil, sometida al capital extranjero, altamente concentrada y soldada firmemente al mercado mundial. Lo que evidencia la incapacidad orgánica de la burguesía y la oligarquía de desarrollar un fuerte aparato productivo, con un sólido mercado interno y el desarrollo de tecnologías que permitan poner en pie una industria de industrias. Por eso mismo plantear que hay un sector de la burguesía que es capaz de desarrollar el aparato productivo en intereses de la nación, no sólo es algo anacrónico desde el punto de vista histórico, sino que es utópico en el marco de la crisis económica mundial.
Hay que se claros en esto: gobernar en el marco de una crisis económica global de carácter sistémico y secular, sólo puede implicar, en líneas reformistas, gestionar la crisis del capitalismo y descargarla sobre los hombros de los trabajadores y el pueblo pobre.
En este contexto estas organizaciones pretenden jugar el papel de una oposición leal y democrática que espera pacientemente a las elecciones presidenciales para disputarle el poder al Macrismo. De ahí se desprende que la lucha que presentan es una lucha parcial, que no contempla un plan de lucha sostenido que comience con la convocatoria a un paro nacional activo hasta derrotar a este gobierno. Si bien es cierto que durante el acto se expreso desde el escenario que “las organizaciones sindicales que están aquí convocan al paro general” esto no se expresa en acciones concretas como convocatorias a asambleas de base en las fabricas, empresas y lugares de trabajo donde las organizaciones de primer y segundo grado como son los cuerpos de delegados y las juntas internas le den forma a esta convocatoria y pueda ser materializada a la vez que se hace un llamamiento a la base de aquellos sindicatos cuyos dirigentes se oponen al paro, a que rebasen a sus conducciones y se sumen a la huelga.
Los hechos dejan en claro que este movimiento de base obrera y popular no tiene salida con estos dirigentes que no se plantean romper con la apuesta policlasista y dirimir la confrontación con la burguesía nacional y el imperialismo en líneas de clase. Sin embargo su base representa una fuerza formidable que debe ser tenida en cuenta.
Por otro lado el frente con mas autoridad y fuerza dentro de la izquierda revolucionaria, el FIT, no concurrió a la movilización en una actitud claramente sectaria y que la aleja de disputar su base social y electoral a la dirigencia reformista. Una vez mas la enfermedad infantil del izquierdismo conduce a mal puerto.
Es evidente que desde la izquierda tenemos como desafío al mismo tiempo que luchamos por la independencia política de nuestra clase, materializar el programa revolucionario en los sectores obreros, la juventud y su vanguardia. Pero esto solo puede darse si contamos con principios firmes y con tácticas flexibles. Solo combatiendo el sectarismo y acompañando un proceso de maduración de la clase obrera y su vanguardia es que podremos disputar la dirección del movimiento hacia una nueva legalidad.
Se trata de partir del movimiento tal como es, y aplicar las tácticas más hábiles para conectar con el auténtico movimiento de las masas y fertilizarlo con el programa del marxismo revolucionario. Como plantea Trotsky en consideraciones generales sobre el frente único: “Si pudiésemos simplemente unir al proletariado en torno a nuestra bandera o alrededor de nuestras consignas prácticas, y saltar por encima de las organizaciones reformistas, ya fuesen partidos o sindicatos, lógicamente, esto sería lo mejor del mundo”
Por lo tanto el FIT al ausentarse de la movilización haciendo un cliché de la independencia de clase deja huérfanos de una posición revolucionaria a los cientos de miles que concurrieron con un instinto sano de enfrentar al FMI. Lo correcto hubiese sido participar de la masiva movilización con un programa propio que se delimite con el programa reformista y plantee un programa de transición al Socialismo como salida.
Tal es la táctica que plantea la Corriente Socialista Militante, tomando como base la táctica del Frente Único.
Es por eso que, desde nuestro espacio, planteamos que debemos tener paciencia, ser firmes en los principios y métodos revolucionarios. Tenemos que tener confianza en la clase obrera y los trabajadores, ya que no solo es la clase moderna y creativa por excelencia, sino también la única clase potencialmente revolucionaria. La táctica de frente único, las tradiciones y métodos del marxismo revolucionario, como así la necesidad del debate y la acción deben ser las armas para los embates futuros contra el gran capital y superar la crisis de dirección por la que atraviesa el campo revolucionario.
Sabemos también de las dificultades que el FIT mantiene con la base que aún abriga ilusiones en CFK, se trata entonces abrir este debate en términos de una posibilidad cierta de amalgamar a la vanguardia obrera y juvenil de diferentes partidos y movimientos en la lucha por el Socialismo.
Sumate a construir la Corriente Marxista Internacional y su sección Argentina en lucha permanente contra el reformismo y el sectarismo, en el camino de construir la necesaria herramienta que nos permita recorrer el único camino favorable para los intereses de los de abajo: la superación revolucionaria del capitalismo.