La lucha contra la crisis capitalista en la educación se ha extendido ahora desde Virginia Occidental y Arizona hasta California. 30,000 profesores en Los Ángeles, representados por el Sindicato de Profesores Unidos de Los Ángeles (UTLA por sus siglas en inglés), estuvieron recientemente en huelga, y en Oakland casi 2,400 profesores representados por la Asociación de Educación de Oakland, que han estado sin contrato desde el 1 de julio de 2017, están al borde de la huelga.
Los principales medios de comunicación han hecho todo lo posible para presentar a los profesores como «codiciosos». Pero nada podría estar más lejos de la verdad. Los aumentos salariales son solo una parte de la lucha. Los profesores en Los Ángeles, por ejemplo, exigieron que el distrito aumentara su oferta salarial de un 6 por ciento al 6.5 por ciento. Para el profesor promedio de Los Ángeles, este 0.5 por ciento equivale a solo $315 por año. Esto es menos que el promedio de $479 que los profesores estadounidenses gastan cada año de sus propios bolsillos en suministros para el aula para garantizar que sus estudiantes puedan aprender. Y de eso se tratan realmente estas protestas: el futuro de los jóvenes en un sistema destrozado por los recortes y la austeridad. En Oakland, algunas escuelas secundarias ni siquiera tienen bibliotecas, programas de música, artes o incluso de deportes básicos.
Esta burla a la educación no es un fenómeno exclusivamente estadounidense. Profesores y estudiantes están luchando contra la misma austeridad en todo el mundo. Pero lo que lo hace particularmente evidente es que Estados Unidos es la nación más rica de la historia y solo California tiene una economía y una población más grande que la de Canadá.
Asalto a la educación pública
A pesar de la enorme riqueza creada por los trabajadores estadounidenses, el sistema educativo del país ha caído en un ranking mundial de salud y educación desde el sexto lugar en 1990 hasta el puesto número 27. California, el más rico de los 50 estados, ocupa el 41º lugar en gastos por alumno en educación. El estado también tiene la dudosa distinción de ocupar el primer lugar en gastos en prisiones, muchas de las cuales operan con fines de lucro. Y mientras algunos oficiales de policía en Oakland se llevan a casa más de $300,000, al año, el profesor promedio en la ciudad gana aproximadamente $50,000. Esto, en la tercera área metropolitana más cara del país.
Incluso en San Francisco, donde muchas compañías de tecnología de miles de millones de dólares tienen su base, el sistema de educación capitalista está en decadencia. Después de unos cuantos años caóticos durante los cuales la Escuela Universitaria perdió su acreditación por un período prolongado, el campus, en su mayoría de clase trabajadora, introdujo la matrícula gratuita. Con la deuda de préstamos estudiantiles y las fábricas de títulos que disuaden a muchos, una universidad creíble y gratuita se considera una oportunidad que cambia la vida. Vivimos, sin embargo, en una era de contrarreformas, no de reformas progresistas. La matrícula gratuita termina en junio y los votantes de San Francisco tendrán que decidir si conceden o no una extensión. Este es solo otro ejemplo de cuán efímeras son incluso las reformas básicas en el capitalismo.
Todo esto es parte de un asalto más amplio a la educación pública. Esta guerra no comenzó con Donald Trump y Betsy DeVos. Barack Obama y muchos otros demócratas son firmes partidarios de las escuelas autónomas, que operan con fines privados al obtener fondos públicos. El desmantelamiento sistemático de las escuelas públicas de California se ha llevado a cabo bajo una gran mayoría de legisladores del Partido Demócrata. Sin embargo, no es simplemente una cuestión de financiamiento y recursos.
«Todo lo que es sagrado…»
Marx y Engels advirtieron que, bajo el capitalismo, «todo lo que es sagrado es profanado». Este es el caso de la educación, donde la instrucción se hace a un lado en aras de las ganancias excesivas. Si bien la educación pública fue una conquista de la lucha de clases, este sistema también fue necesario para el capitalismo en su fase de ascenso histórico. La función principal de la educación masiva bajo el capitalismo es producir trabajadores que puedan generar ganancias para los capitalistas, no proporcionar a las personas una educación integral que pueda permitirles alcanzar su máximo potencial. Y así como las carreteras y la infraestructura son requeridas por los capitalistas para distribuir e intercambiar sus mercancías, mucho mejor si son pagadas por las contribuciones de la clase trabajadora, esto significa más ganancias para las corporaciones privadas.
Durante un tiempo, particularmente después de la Segunda Guerra Mundial, los capitalistas demandaban un gran número de trabajadores calificados para competir con el resto del mundo, incluyendo la fuerza laboral altamente educada de la Unión Soviética. Hoy, sin embargo, el capitalismo está en decadencia y también lo está su sistema educativo. A medida que la necesidad de trabajadores especializados se reduce con cada recuperación lenta y que el sector de servicios de bajos salarios se expande aún más, las conquistas sociales del pasado se canibalizan implacablemente para obtener ganancias. Así como el capitalismo se enfrenta a un exceso de capacidad productiva cuando se trata de la fabricación, también se enfrenta a una crisis de sobreproducción de trabajadores educados que ya no puede absorber en los estrechos límites de su economía. La única solución, desde la perspectiva de los capitalistas, son los recortes.
Las huelgas inspiradoras de los profesores en los llamados «estados rojos» mostraron el camino para luchar contra la austeridad. Estos profesores se dieron cuenta de que limitar su lucha a lo que legalmente permiten las leyes escritas por y para los ricos y poderosos no era un camino hacia la victoria. También desafiaron a su propia dirigencia sindical, que buscaba mediar en la lucha a favor de los empleadores. En el caso de California, los profesores y estudiantes en lucha también tienen que enfrentar el poder arraigado de los demócratas, que han supervisado el ataque a la educación pública.
¡Unir las luchas, luchar contra el sistema!
Para que los profesores ganen su huelga, necesitan el apoyo del movimiento obrero en general. Deben de plantear que su victoria ayudará a otros trabajadores en sus batallas contra sus propios jefes, mientras que la derrota tendrá el efecto contrario. Un enfoque de lucha de clases para combatir el capitalismo significa reconocer que los intereses de los trabajadores y los capitalistas se oponen irreconciliablemente, y actuar sobre esa realidad tanto en el lugar de trabajo como en la política.
Al final, los profesores de Los Ángeles ganaron un compromiso para los niveles escolares más bajos y las escuelas con «personal completo» con más enfermeras, consejeros y bibliotecarios para atender mejor las necesidades de los estudiantes. Estas victorias seguramente envalentonarán a otros profesores en California y más allá, a medida que la lucha de clases en los Estados Unidos comience a recuperarse después de décadas de decadencia y desorientación. Los nuevos vientos de la lucha de clases en países como Francia y México también son una inspiración para los trabajadores estadounidenses, que tienen grandes tradiciones de lucha y están más conectados que nunca al mundo en general. Una vez que la clase obrera de EE.UU. se ponga en acción para cambiar la sociedad, ninguna fuerza en la tierra podrá detenerla.