La pandemia del Covid-19 ha revelado ante nuestros ojos la desigualdad propia de sistema capitalista, especialmente en materia de salud pública y el resguardo de la vida, en lo que concierne a las condiciones de vida de la clase obrera, que es a todas luces quien carga y cargará con las consecuencias de esta crisis. El paro de labores ha puesto a los capitalistas en aprietos, y actualmente, alrededor del mundo se plantea la necesidad retomar el trabajo en las industrias no esenciales, tomando en cuenta ciertas medidas de prevención para los trabajadores; medidas que en nada representan soluciones radicales al problema. El Salvador no es la excepción, y para ello el Estado y la Asociación Nacional de la Empresa Privada (ANEP) han brindado ciertas declaraciones con propuestas cuyo único objetivo es salvaguardar los propios intereses de los empresarios millonarios.
El ISSS debe pagar la cuarentena
El 26 de marzo, la ANEP se pronunció sobre la obligatoriedad legal que tiene el ISSS de pagar subsidio a los derechohabientes incapacitados por la cuarentena nacional y consiste en cubrir el salario de un mes de cuarentena de cientos de trabajadores. Alegan que el financiamiento de esto está contemplado en el endeudamiento por $2,000 millones que ha solicitado el Ejecutivo para hacer frente a esta crisis. Estos fondos, provienen de los bonos y créditos emitidos por la Asamblea Legislativa en búsqueda de prestamos por parte del Banco Mundial (BM) y el Fondo Monetario Internacional (FMI), entidades que luego de brindar prestamos implementan sus propias medidas de ajustes y esto desencadena aumento del desempleo y la pobreza en los países. Así pues las consecuencias traídas por esto las pagará la clase trabajadora.
¿Salud o economía?
Una de las declaraciones que más llama la atención por su contradicción es la realizada por el presidente de la ANEP, Luis Cardenal, que expresa: “Las empresas deben hacer el máximo esfuerzo por proteger la salud, pero también el empleo de sus colaboradores. Ésta también debe ser una prioridad, pese a la reducción o cierre de algunos negocios”. Es decir, exhorta a cuidar la salud de los trabajadores ante la pandemia; pero el 1 de abril del 2020 en la página oficial de la ANEP en redes sociales, esta invitación a cuidar la salud de los trabajadores pasa de ser una necesidad imperante y se convierte en un lujo que solo se puede dar en países de primer mundo. Siguiendo con estas declaraciones vertidas, en la página oficial expresan que las personas no pueden darse el lujo de quedarse en casa, y que en El Salvador solo queda la alternativa de trabajar sin contagiar; esta concepción dicotómica entre salud y economía ha conseguido que en potencias capitalistas como Estados Unidos e Inglaterra tengan cifras de contagios y muertes altísimas llegando a 700 muertes o más en un solo día. Esta visión de salvar primero la economía revela la posición social de los empresarios, la clase que tiene el dominio de los medios de producción y que por la defensa de sus intereses pondrían la vida de miles de trabajadores en riesgo de muerte.
Así pues, en otro párrafo de esa misma publicación expresan que al seguir operando las empresas, los trabajadores tendrán un salario con el que mantenerse nutrido, y que las mismas empresas estarán sanas para seguir aportando al Estado. Dejando de lado que la cobertura de las necesidades básicas en el país rondan los 700 dolares y el salario mínimo es de 300, con esto se desenmascara que el único interés es el de resguardar las empresas, y expresa, por otra parte, la necesidad del aumento salarial. La riqueza adquirida por estos empresarios a lo largo de muchos años de explotación es más que suficiente para cubrir el 100% de los salarios de sus trabajadores en cuarentena, además tenemos que tomar en cuanta que el pago de deuda por la evasión de impuestos por parte de las grandes empresas podría servir para realizar créditos al sector informal y pequeñas empresas como bares, cafés y pupuserias.
Este tipo de posturas no solamente ocurren a nivel nacional, capitalistas de muchos países han expresado más abiertamente que la única preocupación es elegir la economía antes que la salud de la clase trabajadora, obviando la vida del máximo generador de riqueza, el obrero. Ejemplo de estos podemos encontrar en hombres como el multimillonario Tom Golisano el cual expresa: “¡Los daños de mantener la economía cerrada como está podrían ser peores que perder unas pocas personas más! Tengo una gran preocupación de que si las empresas siguen por el rumbo que han tomado, entonces muchos de ellos tendrán que retirarse”.
Igualmente el ejecutivo de negocios Dick Kovacevich, manifestó: “Poco a poco traeremos a esa gente de vuelta y veremos qué pasa. Algunos de ellos se enfermarán, algunos incluso pueden morir, no lo sé. ¿Quieres sufrir más económicamente o arriesgarte a tener síntomas parecidos a los de la gripe y una experiencia parecida a la gripe? ¿Quieres correr un riesgo económico o un riesgo de salud? Tienes que elegir”. Como si se hablara de ganancias que van directas al bolsillo de la clase trabajadora.
Tanto la ANEP, como los capitalistas internacionales, desde su posición de poder solo ven amenazadas sus ganancias y les importa un comino la vida de los trabajadores y trabajadoras. Este irrespeto por la vida misma implica la necesidad inmediata de un cambio de relaciones de producción, que elimine la ambición de unos pocos y le devuelva al obrero el papel de autor en la producción y que esta sea útil para el desarrollo pleno de la propia vida.
En un principio, cuando la pandemia solo era una amenaza, la ANEP expresaba ante los medios de comunicación que buscaría la forma de cuidar a sus trabajadores, pero cuando a causa de los contagios masivos a nivel mundial se impulsó la cuarentena revelaron que su único objetivo es el resguardo de la economía y por consiguiente de sus propios beneficios.
En crisis como la actual es cuando se pueden apreciar con mayor claridad los intereses de la clase dominante, que es el resguardo de sus negocios, no para el bien común y el desarrollo de las personas, sino por el contrario, para seguir resguardando el dominio de una clase sobre otra y que esto sea visto por los dominados como una forma natural de vida y de relaciones sociales.
Intereses Económicos
En conclusión, las declaraciones y las propuestas de la ANEP ante el Covid-19 revelan que en el sistema capitalista la única valoración que esta encima de todas, es conservar las relaciones de producción y que los únicos que pagarán las consecuencias de mantener la economía saludable siempre será la clase trabajadora.
Lo que refleja la negativa de ceder a la clase trabajadora beneficios que salgan de su bolsa, a pesar de que son los mismos trabajadores quienes han generado esa riqueza por años. Pero estas propuestas no son una sorpresa puesto que la burguesía siempre ha utilizado el Estado para tratar de conciliar la lucha de clases en momentos como este y de esta manera siempre salir beneficiados en períodos de crisis.
Poco duró la “preocupación” hipócrita de la ANEP por la salud de la clase trabajadora, sus posturas actuales reflejan el antagonismo de las clases, ya que la burguesía siempre estará enfocada en su búsqueda sobre la generación del excedente que descaradamente arrancan a la clase trabajadora en detrimento de su vida misma.