La nueva ley de minería del gobierno Bukele enfrenta rechazo entre los jóvenes

La reciente aprobación de la ley minera por parte del gobierno de Bukele ha generado una fuerte reacción social, especialmente entre la juventud, las comunidades rurales y los activistas ambientales, quienes han alzado la voz contra la reactivación de la minería. una parte de la juventud salvadoreña, consciente de las graves implicaciones para el medio ambiente, ha salido a las calles para rechazar este proyecto destructivo. Es posible que este sea el inicio de un conflicto decisivo entre Bukele y una buena parte de la sociedad salvadoreña.

Manifestación juvenil en rechazo a la minería

El 19 de enero, la convocatoria de Voces del Futuro movilizó a más de un centenar de personas, en su mayoría jóvenes, frente al que es, por hoy, el símbolo arquitectónico más emblemático del régimen de Bukele: la moderna y gigantesca, recién construida por donación china, Biblioteca Nacional de El Salvador (BINAES). Quizá esta no sea la mayor manifestación en contra del ilegítimo presidente, pero sí podemos afirmar que es, por mucho, la manifestación más orgánica, autoconvocada y combativa que ha enfrentado la era Bukele.

Y es que el tema de la minería ha movido la opinión consciente, no sólo de la juventud. Según la encuesta de la Universidad Centroamericana José Simeón Cañas (UCA) de diciembre del 2024, el 59 % de la población rechazó la reactivación de la explotación minera en El Salvador antes de que el gobierno la aprobara. Este resultado es uno de los pocos en los que el régimen de Bukele no obtiene popularidad, lo cual no es sorprendente considerando que la mayoría de la población salvadoreña vive en condiciones de escasez de agua; la misma encuesta revela que las personas son altamente conscientes de que hay una crisis hídrica en el país. Inteligentemente, la población más consciente relaciona la explotación minera con una profundización del acceso al agua potable.

Un nuevo ambiente de lucha entre la juventud

La manifestación del pasado domingo encontró eco entre la juventud. En el evento se pudo sentir un ambiente revitalizador de la lucha de calle. Durante poco más de tres horas, diversos oradores captaron la atención de los asistentes. Vibrantes discursos agitativos fueron pronunciados por personas de comunidades afectadas por la explotación y exploración minera en el pasado, religiosos comprometidos, entusiastas jóvenes radicalizados, así como de activistas ambientales que participaron en luchas históricas del país. El ambiente en la escalinata de la BINAES destacó por un contenido político superior al de protestas pasadas.

A la fecha, el gobierno no ha emitido mayor respuesta sobre la protesta. Para el ejército de bots, creadores de contenidos y medios pagados por el gobierno, ha sido mucho más difícil desprestigiar la manifestación. Semanas antes, intentaron comprar silencio lanzando una medida demagógica: condonar las deudas de un mes en energía eléctrica residencial a la población más pobre del país. Sin embargo, esto no ha impedido que el tema de la minería esté en la palestra política.

Las consecuencias de la explotación minera en El Salvador

El Salvador ya tiene experiencia histórica con la minería. Esta existió desde principios del siglo XIX de forma artesanal y, a finales del siglo, de manera industrial. El caso más emblemático fue la mina de San Sebastián, en el departamento de La Unión, que terminó contaminando el río San Sebastián. En 2006, el gobierno de El Salvador tuvo que suspender los permisos de explotación debido a la forma irresponsable en la que la empresa minera operaba. 

Un siglo de explotación minera en San Sebastián trajo consecuencias irreparables para toda la comunidad. Se estima que unas 400 familias fueron afectadas, enfrentando problemas de salud y perdiendo acceso al agua. Esto incrementó los costos del recurso a precios elevados. Según un artículo de La Prensa Gráfica publicado en 2016 el metro cúbico de agua para una familia en la ciudad costaba $0.25, mientras que en San Sebastián ascendía a $4.25. 

La revista Gato Encerrado documentó los testimonios de la familias que a la fecha sufren las consecuencias de la minería en San Sebastián: “Hoy la mayoría está siendo afectada por la cosa del metal; esa agua se pone amarilla y tira un sumo como a cianuro y nos afecta bastante” dice con preocupación don Luis.

El cianuro es una sustancia química, potencialmente letal [Usada en la extracción minera]” 

La lucha organizada contra la minería
Durante décadas, el movimiento social ambientalista libró una intensa lucha desde las comunidades para detener la explotación y exploración minera en El Salvador. Esta lucha alcanzó su clímax a finales de la década de 2010. Los activistas enfrentaron persecución, amenazas e incluso la muerte. Al menos cuatro activistas ambientales fueron asesinados en la zona norte del país, incluso con la complicidad del Estado.

A pesar de la represión, la organización popular logró prohibir la explotación y exploración minera en 2017. Esta victoria popular fue el resultado de la lucha comunitaria en las calles, simbolizando lo que puede lograrse con lucha revolucionaria. Sin embargo, este triunfo también muestra que, bajo el capitalismo, las reformas o leyes no son permanentes. Lo que se consigue con lucha en el sistema capitalista fácilmente puede revertirse en cualquier momento en beneficio del gran capital. Por eso, la lucha debe ir más allá de simples leyes o reformas; debe ser una lucha revolucionaria contra el capitalismo.

El regreso de la minería y el contexto internacional

La reapertura de la actividad minera en El Salvador es una consecuencia directa de la crisis global del capitalismo, un sistema que busca siempre nuevas fuentes de materias primas para sustentar su modelo económico. Esta lucha imperialista por el control de los recursos naturales afecta directamente a los países más vulnerables, llevando la miseria y la muerte a millones. El régimen de Bukele busca desesperadamente la forma de adaptarse al mundo cambiante, y se balancea en medio de la crisis mundial. En este ambiente, no dudará en entregarle al presidente Trump, o a cualquier potencia imperialista, las materias primas que buscan.

En los primeros días del año, Trump demostró que irá con todo por las materias primas y áreas geográficas claves para el comercio mundial que beneficie a los EE. UU. En este contexto de guerra por las materias primas, ofrecer la apertura para saquear los recursos naturales de un país se vuelve una carta a considerar para jugar en el tablero internacional.

Mentira tras mentira

Bukele busca presentarse, ante su electorado, como un gobierno que quiere impulsar el desarrollo industrial en beneficio de los más pobres. Es cierto que en determinado momento la inversión de transnacionales mineras puede generar empleos a los residentes de las zonas aledañas; incluso la economía podría tener cierta estabilidad y hasta un crecimiento, pero todo esto no se podrá mantener en el tiempo, además este tipo de empleo traería consigo problemas graves en la salud, exponiéndolos también, a los trabajadores a otros peligros propios de la industria. 

Estos empleos no son duraderos; serán temporales mientras se explotan las tierras. Cuando la extracción haya acabado, las personas quedarán sin empleos y, por consiguiente, sin ingresos y la economía volvería a caer, incluso podría entrar en crisis. Pero no solo eso, también se heredarán los efectos de la explotación minera: la contaminación del agua y la destrucción ambiental.

Los partidarios de la minería hablan del avance tecnológico que existe en la actualidad para la industria minera, pero lo cierto es que, a pesar de los avances en la industria, El Salvador, debido a su geografía y recursos limitados, no puede evitar consecuencias graves en su entorno. La destrucción de un bosque, aunque mínima, alterará el equilibrio ecológico local, lo que a su vez incrementará el riesgo de inundaciones y alterará el ciclo natural de las lluvias. Además, según la ley, se prohíbe el uso del arsénico, pero deja abierta la posibilidad de la utilización de otros químicos como el cianuro, que son altamente contaminantes. No hace falta ser erudito para comprender que a las grandes empresas no les interesa el medio ambiente o la vida humana; cuando quieren beneficiarse de algo, lo harán a cualquier costo.

Lo cierto es que la extracción minera, lejos de dejar beneficios, solo trae depredación y pobreza. Bukele ha dicho que el Estado tendrá una importante participación en el negocio minero. Sin embargo, ya sabemos cómo las empresas mineras operan allí donde actúan: se llevan todo y dejan a los países en ruinas. Esta es la ley en el capitalismo. Si esto fue así en periodos de estabilidad económica mundial, ¿Qué nos hace pensar que hoy será diferente?

El saqueo minero en diferentes latitudes es ampliamente conocido. Basta con revisar estadísticas de países en condiciones geográficas similares a las de El Salvador para darnos cuenta de que el gobierno nos conduce hacia un acantilado y no hacia el progreso, como afirman. El Congo, sumido en la pobreza, la miseria y la guerra, puede ser un buen ejemplo para El Salvador. Más cercano a nuestro país, están las luchas contra la minería en Perú, donde la policía tiene muchas facilidades para el uso de la fuerza contra los manifestantes que rechazan la minería. Ejemplos hay muchos, y todos constatan que lo único que se busca con esta nueva cruzada de Bukele es beneficiar al gran capital extranjero y recoger algunas de estas migajas para equilibrar financieramente, aunque sea un poco, su gobierno.

El estado burgués como herramienta de los ricos

Como institución al servicio de la clase dominante, el Estado tomará el lado de las transnacionales. La defensa de la naturaleza solo será posible con la lucha organizada de quienes luchan por la vida. Solo un cambio de sistema podrá detener el destino al que está condenado el planeta bajo el capitalismo. Bajo el gobierno de Bukele, la persecución en la zona norte del país se reactivó. Por más de un año, varios líderes de la comunidad Santa Marta, pertenecientes a la Asociación de Desarrollo Económico y Social de Santa Marta (ADES), fueron víctimas de un juicio político viciado. Absueltos en su momento, el Estado ordenó reabrir el caso. Este ataque busca debilitar a quienes jugaron un papel crucial en la lucha contra la minería, convirtiéndolos en obstáculos que se deben eliminar con la ayuda del Estado para beneficiar la inversión minera.

El papel de la juventud en la lucha revolucionaria

En el contexto de la lucha contra la explotación minera en El Salvador debemos rescatar las tradiciones de lucha del pasado, organizar grupos de discusión y acción, desarrollar asambleas locales, departamentales y nacionales que definan planes de acción para la derogación de la ley. En este proceso el movimiento puede unificar las luchas que nos aquejan a todos, el problema de la vivienda, la reducción de nuestros derechos, el problema de la educación, carestía de la vida entre otros, es decir un programa de lucha conjunta para acabar con el gobierno represor y sustituirlo por un gobierno de los oprimidos. 

El papel de la juventud es clave para frenar la barbarie capitalista. La juventud salvadoreña puede desempeñar un rol revolucionario si se organiza y comprende que sólo una revolución puede acabar con el capitalismo minero. No solo es el problema de la explotación minera, esta solo es una expresión de un problema general: el capitalismo como sistema.

La juventud debe saber que hay una alternativa al capitalismo: el comunismo. Este es el único sistema que, hoy por hoy, puede sustituir al capitalismo irracional y crear un mundo racional, donde los recursos naturales sean administrados por la clase trabajadora y utilizados para el beneficio equitativo de la sociedad.

Actualmente, no hay ningún país en transición al comunismo. Un país en transición al comunismo establecería el control de la industria y la producción, planificando según las necesidades reales de la sociedad. Los recursos naturales, las fábricas y todo lo relacionado con la economía y el gobierno estarían en manos de los trabajadores, quienes, de manera democrática, tomarían las decisiones más importantes de la sociedad. Sería una sociedad sin ricos ni explotación. Pero antes de esto, debemos organizarnos para despojar a la clase dominante de lo que nos pertenece, es decir, la tierra, las fábricas y los recursos naturales. Sin duda, esto tendrá oposición, pero hay que recordar que los que sufrimos la opresión, para que ellos tengan una vida de reyes, somos mucho más; la unidad de las luchas es la única fuerza que puede acabar con la miseria capitalista. El mundo solo podrá cambiar a través de la transformación revolucionaria.

Acabemos con el capitalismo: la alternativa es el comunismo

El futuro de El Salvador está en juego. Si no nos levantamos ahora, los daños serán irreversibles. La lucha no es solo por el medio ambiente, es por la vida misma. Es hora de que la juventud y el pueblo se unan para defender lo que nos pertenece: el agua, la tierra y nuestro futuro. La única opción viable es la revolución. La única solución es el comunismo.

La lucha por el agua, por la tierra y por un futuro digno no puede ser un esfuerzo aislado. Solo a través de la organización y la lucha revolucionaria podremos erradicar el sistema que permite la explotación de nuestros recursos naturales. La juventud tiene un papel fundamental en este proceso: unirse, organizarse y tomar las riendas de su futuro es el camino hacia la verdadera libertad

Si te parece nuestro planteamiento e ideas súmate ahora a Revolución Comunista y luchemos por un mundo diferente, realmente humano y racional. La lucha es hoy, organízate con nosotros.

Deja un comentario