Por Miriam Crespo
«Si me matan, sacaré los brazos de la tumba y seré más fuerte».
Minerva Mirabal
Los años cincuenta en República Dominicana fueron una época difícil por la existencia del régimen encabezado por el dictador Rafael Leónidas Trujillo, considerado el tirano más cruel en Latinoamérica. Nadie se atrevió a oponerse a su régimen, que estuvo lleno de abusos, asesinatos, tortura, y al que todos temían.
Desde 1916 cuando los Estados Unidos ocuparon el territorio del país caribeño, como consecuencia del incumplimiento del pago de la deuda externa; el ejército estadounidense creó la Guardia Nacional como garantía de su estadía. En 1918 Trujillo se integró a la milicia con el fin de tomar posiciones importantes dentro del gobierno, por sus aptitudes pronto fue promovido a teniente. Y desde ese entonces ya se vislumbraban los abusos que en futuro serían una regla general. Puesto que en 1920 siendo teniente fue sometido a un juicio militar por agresión y violación contra la menor Isabel Guzmán, pero fue exonerado.
De esa forma fue desarrollando su carrera militar, a los pocos años logró escalar a capitán, pero lo hizo saltándose el escalafón militar, lo cual se explica por los servicios prestados a los estadounidenses, posteriormente obtuvo el grado de mayor. Una vez que las tropas norteamericanas se retiraron en 1924, y con su beneplácito, Horacio Vásquez quedó al frente del país. Por su parte, Rafael Leónidas quedó al frente de la Policía Nacional, posteriormente sería nombrado teniente coronel y jefe del Estado Mayor, en 1927 se integra a la Brigada Nacional, institución creada para reemplazar la Guardia Nacional y ascendió al grado de general.
El triunfo de Vásquez en 1924, no cayó bien, sobre todo en las filas de la ya extinta Guardia Nacional. En 1930 estalló una insurrección en su contra en Santiago. Los rebeldes se dirigieron a Santo Domingo, Trujillo recibió la orden de someter la insurrección, pero no hizo nada, y los rebeldes llegaron a la capital el 26 de febrero sin ningún tipo de resistencia.
El presidente Horacio Vásquez se enteró que la insurrección era dirigida por Trujillo, el cual decidió negociar su renuncia para evitar derramamiento de sangre. Vásquez fue enviado al exilio y el líder rebelde Rafael Estrella fue proclamado presidente interino en lo que se convocaba a elecciones. Tras la elección, en la que tan solo participó un 25% de la población, Trujillo fue electo con el 45% de los votos, lo que a todas luces dejó claro que había sido electo de manera fraudulenta.
De esta forma fue que Rafael Leónidas Trujillo se hizo del poder y con eso se inició de su dictadura, misma que duró 31 años de terror y barbarie.
Las hermanas Mirabal
Rafael Trujillo estuvo al frente del país durante dos periodos, el primero de 1930 a 1938, y el segundo de 1942 a 1952, aunque en el lapso de 1938 a 1942, como de 1952 a 1961, los gobiernos eran presididos por personajes controlados por él. Así que, aunque él no gobernaba directamente, si lo hacía tras bambalinas.
En medio de la pobreza, hambre, violencia, persecución y xenofobia contra los haitianos, y una lista enorme de atropellos y de ensalzar su figura con obras de carácter faraónico, es que surge la lucha de las hermanas Mirabal. Hijas de Mercedes Reyes Camilo y Enrique Mirabal, persona de negocios con una buena posición económica y una familia acomodada, en la cual sus cuatro hijas: Patria, Minerva, María Teresa y Bélgica Adela, tuvieron acceso a buena educación, teniendo un buen desempeño académico.
El destino de la familia cambió en 1949 cuando fueron invitados a una recepción en honor del general Trujillo. Fue durante la velada que el dictador se sintió atraído por la segunda hermana y éste comenzó a cortejarla sin mucho éxito, invitando a la joven a un par de ceremonias más.
Trujillo continuó sus avances que fueron rechazados por la joven, quien, además de desairarlo, tomó la iniciativa de exigir al gobernante que terminara el acoso judicial en contra de Pericles Franco, uno de los fundadores del Partido Socialista Popular encarcelado en diversas ocasiones y amigo íntimo de Minerva.
Ante las negativas de la joven, Trujillo ordenó vigilar celosamente a la familia y mandó apresar al padre. Pronto Minerva y varias de sus amigas terminaron de igual manera tras las rejas, fueron liberadas después de unas semanas. Enrique Mirabal, en cambio, fue apresado y liberado varias veces en los años posteriores, hasta que enfermó y murió en diciembre de 1953.
Minerva contrajo matrimonio con Manolo Tavares, en 1955, un estudiante de derecho opositor al régimen. Los levantamientos sociales acontecidos en América Latina a finales de la década de los 50, en especial la revuelta organizada en contra de Fulgencio Batista en Cuba, provocaron la creación de un movimiento en contra de la dictadura de Trujillo en la isla, éste llevó por nombre Agrupación 14 de junio —en honor a una expedición armada proveniente de Cuba que llegó a República Dominicana en dicha fecha—. Tavares fue su primer presidente y las hermanas jugaron un papel clave en la disidencia, eran conocidas como “Las Mariposas”.
El gobierno opresor encabezado por Trujillo no tardó en apresar a todos los involucrados en la creación de la Agrupación 14 de junio. Más de un centenar de personas fueron torturadas y varios perdieron la vida. La presencia de varios miembros de las familias más acomodadas de la isla entre los presos incrementó la presión social ante el gobierno de Trujillo, debido a esto muchos fueron liberados, aunque la vigilancia gubernamental y el acoso policiaco continuaron en su día a día. Manolo Tavares y otros miembros del movimiento quedaron tras las rejas.
Las hermanas Mirabal pertenecieron activamente a la organización opositora al régimen, ellas pasaban información y realizaban sus reuniones en secreto sin levantar sospechas, asimismo, realizaban actividades clandestinas contra la dictadura, por lo que fueron víctimas de persecución, encarcelamiento, pero también fueron violentadas físicamente, sometidas a abuso sexual y golpes, sin embargo, y a pesar de todo, siguieron organizándose en la lucha.
Pero Trujillo no se conformó con dejarlas en libertad, más bien todo fue parte de un plan bastante orquestado en que las mandaría asesinar. La orden fue dada al general Pupo Román, la misma consistía en desaparecer definitivamente a las hermanas Mirabal. La primera medida fue trasladar a los esposos de las hermanas a la cárcel de Salcedo, según para que no viajaran tan lejos, pero solo era una excusa.
De regreso de visitar a sus parejas, Patria, María Teresa y Minerva fueron interceptadas en un auto por la policía secreta, quienes, tras ahorcarlas y golpearlas, las dejaron caer a un barranco tratando de encubrir el crimen como un accidente. Con ellas murió además el chofer Rufino de la Cruz. El impacto no se hizo esperar: eran líderes, eran madres, eran mujeres con voz, que acentuaron la indignación con la violencia del régimen trujillista. Patria tenía 36 años cuando murió, mientras que Minerva 34 y María Teresa sólo 25.
Bélgica “Dedé” Mirabal, la cuarta hermana, tuvo que ir a identificar a las víctimas, ahí se percató de los rastros de tortura en los cuerpos, principalmente en el cuello, lo que hacía evidente que no fue un accidente sino un asesinato. Después de lo ocurrido, Trujillo pensó que todo había acabado, pero solo era el principio de las acciones en su contra.
Muy al contrario de lo que buscaban, que era acallar a los rebeldes con la ejecución, la muerte de las jóvenes sólo incrementó la presión contra el gobierno. Al siguiente año del asesinato de Las Mariposas, el 30 de mayo de 1961, Rafael Leónidas Trujillo fue emboscado y asesinado con una ráfaga de 70 disparos por un grupo de disidentes.
Consecuencias
En junio de 1962 se llevó a juicio a todos los que participaron en el asesinato, con la muerte de Trujillo se trató de restaurar al país, pero sabemos que esto no es suficiente, no podemos hablar de una restauración de ningún país bajo un sistema capitalista, donde la integridad de los luchadores sociales, estudiantes, obreros, campesinos y mujeres de la clase trabajadora reciben la peor parte, donde no puedes alzar la voz y exigir justicia sin sufrir la barbarie de un estado opresor que busca callarte sin importarles tomar tu vida.
Esta parte muestra la vulnerabilidad de la mujer y la facilidad con la que se le violenta y asesina. La situación que vivimos las mujeres trabajadoras en la actualidad no es muy diferente, al contrario, va en aumento. El número de feminicidios ha crecido al pasar de los años. La represión y violencia que ejerce el estado es el pan de cada día. Estamos en un sistema en dónde la crisis que vivimos cada vez nos aterra más. Las desapariciones forzadas, las violaciones y toda clase de atropellos a nuestra integridad hace que continuamente salgamos a las calles a exigir justicia, a exigir lo que por derecho nos corresponde. La historia ha trazado el camino, debemos organizarnos en contra de todas las violencias, para ello es necesario unirnos y enfrentar la cruda realidad de este sistema capitalista barbárico y opresor. Ese es el mejor homenaje que podemos hacer a Las Mariposas, las luchadoras incansables que fueron las hermanas Mirabal.