El acto realizado el sábado 10 de noviembre, superó todas las expectativas, el Museo León Trotsky ubicado en la delegación Coyoacán de la Ciudad de México se desbordó, desde la 4 de la tarde, dos horas antes de la cita, personas estaban formadas afuera del reciento.
El acto realizado el sábado 10 de noviembre, superó todas las expectativas, el Museo León Trotsky ubicado en la delegación Coyoacán de la Ciudad de México se desbordó, desde la 4 de la tarde, dos horas antes de la cita, personas estaban formadas afuera del reciento.
“En este mundo hay muchos libros, hay muchos libros malos, libros mediocres todavía mas y algunos libros buenos e incluso algunos muy buenos, pero libros geniales hay muy pocos. Pido perdón a Leonardo pero voy a decir lo que pienso. Este libro es un libro genial”. Estas palabras de Alan Woods sobre El hombre que amaba a los perros de Leonardo Padura fueron recibidas con aplausos entusiastas. El dirigente de la Corriente Marxista Internacional prosiguió diciendo: “Y lo digo por varias razones. En primer lugar es muy difícil escribir una novela histórica, es muy difícil escribir un libro histórico que es una obra literaria excelente y al mismo tiempo en un libro que trata de la historia de una forma científica y objetiva. Es casi imposible”. Dijo conocer muy bien la historia de Trotsky y recomendó el libro a todo aquel que deseé saberla.
El autor, el escritor cubano Leonardo Padura, agradeció la presencia de Esteban Volkov, el niño Sieva que aparece en su novela. El museo fue insuficiente para albergar a toda la gente que quería estar en este acto. Una fila enorme se había creado a las afueras del museo, quizás unas 400 personas en total. El auditorio estuvo abarrotado al igual que la sala de al lado, usada para la exposición permanente, que fue llenada con sillas y además había gente parada. Lamentablemente, no fue posible que mucha gente ingresara.
Por tercera vez Leonardo Padura estuvo en el Museo Trotsky, las veces pasadas lo visitó como una persona cualquiera. El autor de El hombre que amaba a los perros explicó que tenía curiosidad por conocer que tan malo fue ese personaje que desapareció de la foto que es un ícono donde Lenin habla en la plaza roja. Trotsky el traidor y Trotsky el renegado son los únicos dos libros que Leonardo encontró en la biblioteca central de Cuba sobre este personaje. Cuando estuvo en México por primera vez, pidió a un amigo que fueran a visitar el Museo León Trotsky, se dio cuenta que ese pueblo de las afueras había sido tragado por la ciudad. Era Octubre de 1989 y quince días después cayó el muro de Berlín produciendo un efecto dominó. Eso afectó la sensibilidad de Leonardo Padura.
Padura tiene un libro llamado Aquello estaba deseando ocurrir esto parecía un llamado a Leonardo, él visitó con más calma, pocos años después de su primer viaje, el Museo Trotsky. Supo que un hombre que se hacía llamar Ramón López vivió durante 4 años en la misma ciudad que Padura, su nombre real era Ramón Mercader y fue el asesino de Trotsky. Con la caída del muro se aperturaron los archivos de Moscú lo que benefició al autor de El hombre que amaba a los perros que ya estaba coleccionando, buscando muchas veces en los libros de viejo de España textos sobre Trotsky pero no encontraba prácticamente nada de Ramón Mercader. Acumuló gran cantidad de información y había escrito una cronología de 1,400 páginas.
Ya estaba trabajabando en este gran obra: El hombre que amaba a los perros. Un amigo le dijo que estaba metido en un gran problema porqué en esta historia todos mienten. Stalin, además, era el hombre que recibía las ultimas notas de los plantes del asesinato y terminaba quemando los mensajes. Ramón Mercader, en Moscú, ni siquiera fue enterrado con su nombre. Padura investigó a personajes en situaciones similares o que estuvieron cuando en los mismos lugares que Mercader. Viajó a diversos países europeos y por primera vez a Rusia.
Estudiar a Mercader no fue tarea fácil. Leonardo fue incluso paciente del mismo médico que atendió al asesino de Trotsky. Conoció a familia catalana Mercader que desconocían que eran sis descendientes.
Finalmente hubo gente que le conoció a ese tal Ramón López en Cuba que pudo dar real información de este personaje.
Padura tenía muchos años de no estar en Ciudad de México, él dice que por cobardía política por que la altura no le asienta bien. Dijo que estaba ahí porque la UNAM “lo había obligado” porque un día antes de la presentación de El hombre que amaba a los perros en el Museo Casa León Trotsky recibió el doctorado Honoris Causa por esta, la más grande universidad de Latinoamérica. Reconoció que en realidad había muchas razones para regresar. Su libro ha tenido una enorme acogida en tres países, uno es España pues una parte de la historia se desarrolla en la Guerra Civil, otro es Brasil donde hay muchos trotskistas o simpatizantes trotskistas y el tercero México. Ya había estado en la feria del libro de Guadalajara pero faltaba la ciudad de México.
Dentro del ser humano siempre ha luchado por la sociedad de los iguales pero este ideal fue pervertido en la URSS. Stalin hizo una locura en el campo que llevó a hambruna en Ucrania, traicionó a la clase obrera e hizo un pacto no solo de no agresión sino también de amistad con Hitler. En ese mundo donde todos mienten, Trotsky, aun cuando viejos compañeros renegaron de él, fue consecuente con la verdad y esas ideas. Sacrificó mucho, incluso a su familia y a su propia vida.
Padura dijo que no era un escritor político pero entró a un terreno político con personaje que fue un animal político, un revolucionario profesional como. Padura dijo que no vota por ningún bando en su novela, que buscó encontrar la razón de porque se pervirtió a lo que llama el ideal de una utopía. En una causa donde se quiere hacer el bien se violan todos los códigos. Qué fue lo que llevó a este hombre manipualdo, Ramón Mercader, a en nombre de la revolución perpetuar el crimen. Es una de las preguntas que Padura quería responder
Leonardo Padura señaló que a 100 años se siente el aliento heroico de la revolución de octubre. Y se preguntó hasta que punto esas ideas por as que lucharon los revolucionarios no se han cumplido y necesitarían cumplirse. Vivimos en un mundo donde los niveles de injusticia e inequidad son mayores. En África la gente muere de hambre y de enfermedades completamente curables. Terminó diciendo que era necesario refundar la utopía.
El segundo orador fue Alan Woods. Después de recomendar su libro resaltó su complejidad literaria. Dijo que al leer este libro que le regaló Esteban Volkov y sin conocer otras obras de Padura supo que era un escritor de historias policiacas porque podía mantener la atención pero en una historia de ese tipo generas interés porque no sabes quién es el asesino sino hasta el final mientras que aquí lo sabes desde el primer momento. Es muy complejo escribir una obra así manteniendo toda la atención de inicio a fin del lector, mantiene el interés psicológico de todos los personajes. Agatha Cristi, por ejemplo, todos sus personajes parecen iguales, de cartón y en el libro presentado no. Alan equiparó El Hombre que amaba a los Perros con la altura de Crimen y Castigo de Dostoievsky. Hay hombres y mujeres de carne y hueso y eso se siente.
Mientras que la vida de Trotsky está muy documentada ocurre lo contrario con la de Mercader, pero este monstruo, estas fueron las palabras que usó Alan para enzarzar a Padura, logró conseguir esta obra creíble con tan pocos datos. Además dijo que una persona que escribe una novela, hasta cierto punto necesita un punto de identidad. No quiere decir por eso que este libro simpatice con Mercader, aunque si lo comprender el mecanismo de su psicología, eso es un gran logro.
“El único otro libro que se me ocurre que hace algo similar es la última obra de León Trotsky. Lo estaba escribiendo cuando lo asesinaron y Esteban Volkov cree, y yo estoy de acuerdo, que jugó un cierto papel en el asesinato. Fue una biografía de Stalin nada menos. Este libro hasta la fecha ha sido publicado de una forma distorsionada y censurada, muy incompleta. Este libro es la última palabra de Trotsky y es una obra maestra del marxismo que no tiene paralelo. ¿Por qué lo digo? Ahí Trotsky entra en las relaciones, como tú lo haces aquí Leonardo, en las relaciones complicadas entre el individuo y grandes procesos históricos. Trotsky analiza la psicología de Stalin y tu analizas aquí la psicología de Mercader”.
Alan dijo que le recuerda a Bach que unifica muchos temas diferentes con un motivo común eta obra que usa para esta unificaciíon el recurso literario de los perros. Dijo que después lo criticaría Leonardo por pasarse de alabanzas pero que decía eso de corazón.
¿Y el aspecto histórico qué? Alan dijo que él ha pasado su vida estudiando las ideas de Marx, Engels, Lenin y Trotsky y el libro de Padura es correcto hasta en detalles. El corazón, el alma de la obra son los últimos años de Trotsky hasta su muerte.
La revolución rusa fue dirigida por dos hombres: Lenin y Trotsky. Cuando Rusia fue invadida por los ejércitos imperialistas fue un hombre, León Trotsky, que desde la nada creo el Ejército Rojo e hizo muchas roles de primer orden en la historia. La derrota de Trotsky no se debió a que Stalin fuera superior, su derrota es la derrota de la clase obrera. Trotsky no luchó por el poder sino por defender las ideas y esa batalla la ganó aunque perdiera la vida. Alan terminó su exposición con estas palabras: “No se puede destruir una idea y 70 años después estas ideas siguen tan vigentes y vitales para el triunfo de la clase trabajadora como nunca. Las ideas de Trotsky viven y depende de nosotros si van a tener éxito o no”.
Finalmente Esteban Volkov tomó el micrófono. Recordó como la ya fallecida Celia Hart les habló de forma muy bien de la novela llamada El hombre que amaba a los perros de Leonardo Padura que hablaba sobre Trotsky sin imaginar entonces el enorme impacto que esta tendría esa extraordinaria acogida, resonancia e importancia histórica. Pocas veces se ha oído una opinión tan elogiosa y generalizada respecto de una novela. Quien viviera de niño en esa casa de la calle Viena en Coyoacán dijo que al margen de su importancia literaria Leonardo Padura nos demuestra que es posible retornar al pasado con gran veracidad restituyéndola ya que ha sido tan mutilada y tergiversada. “¡Si se puede dar vida al pasado!”, dijo. Recordó como su abuelo en esa casa refutaba a sus adversarios a quienes conocía su a la perfección. Esteban Volkov concluyó con estas palabras:
“Si es una labor muy meritoria y digna de elogios la llevada a cabo por Leonardo Padura el haber contribuido a restablecer la memoria histórica de uno de los acontecimientos más trascendentes de la historia contemporánea como fue la revolución bolchevique de Octubre de 1917 restableciendo el papel que tuvo junto a Lenin uno de sus principales protagonistas como fue el revolucionario ruso, León Trotsky precisamente asesinado, aquí en este lugar donde nos encontramos, por José Stalin el 20 de agosto de 1940”.
El público que se mantuvo atento durante todas las exposiciones le respondió con un mar de aplausos.