Por Damián Ibarra
Artículo publicado en el Militante BPJ No 92, octubre 2021
Las crisis sociales han introducido un plano ecológico que confronta al marxismo en la teoría y práctica. La complejidad de las problemáticas actuales la constituyen múltiples variables, entre ellas problemáticas sociales y ahora crisis ecológicas determinadas por las relaciones de producción.
Es una paradoja que, a estas alturas tenemos una constitución, así como la de muchos otros países junto a organismos internacionales que pregonan el derecho a la vida como un derecho universal, pero no han podido crear e implementar una ley cuyo elemento principal es una necesidad inherente al ser para poder existir: el agua.
El agua es el elemento más importante para la vida del ser humano, no solamente por consumo propio sino también las actividades que se desarrollan alrededor de este elemento; es de vital importancia para el ser humano, así como para el resto de seres vivos en el planeta. Llama la atención que el 70% de la tierra sea agua y el aproximadamente 70 % del cuerpo humano también lo sea.
Por lógicas razones, en el sistema capitalista que vivimos, jamás en la vida veremos iniciativas de parte de los que ostentan el poder que vayan enfocadas en la distribución y acceso igualitario a la población, es más, al contrario, hay iniciativas muchas veces encubierto las cuales tienen como objetivo mercantilizar el agua y que esta sea administrada por los poderosos. Eso es prácticamente un atropello a la vida, cosa que no es rara en el capitalismo, caracterizado por la explotación indiscriminada de los recursos naturales para el beneficio de unos pocos y el detrimento de los ecosistemas afectando de manera consecuente a la clase trabajadora y comunidades alrededor.
El Salvador como país, no está ajeno a los peligros del capitalismo salvaje, pero gracias a la movilización y el ojo atento de la clase trabajadora sobre el vital líquido es que de cierta manera se ha logrado desacelerar las intenciones de la clase dominante por apoderarse del agua.
En fechas recientes, han surgido denuncias de distintos sectores organizados, esto en el marco de la iniciativa de Ley del Agua, impulsada por el gobierno actual. Gobierno cuyas políticas no se han alejado del sistema capitalista, sino todo lo contrario, están profundizándose, y como es de esperarse, cada uno de sus planteamientos demagogos chocan con la realidad que está afectando cada vez más a las capas de la sociedad más vulnerables.
En fechas anteriores, una diputada del FMLN, quien al mismo tiempo es parte de la comisión que “estudia” la nueva Ley del Agua, redacto estudia entre comillas, ya que la comisión está compuesta mayoritariamente por diputados/as que solamente obedecen una agenda ya estipulada por parte del ejecutivo y se caracterizan por la pobreza analítica sobre los decretos que ellos mismos celebran. Volviendo al meollo del asunto, ella denunciaba que, en esa ley se había eliminado un literal el cual, mediante su eliminación, se da paso a que las empresas hagan uso y aprovechamiento del agua sin estudio de impacto ambiental y sin los permisos respectivos.
Esto sin duda, es un retroceso, ya que estaría dejando el arca abierta a que cada vez más empresas constructoras devoren las reservas naturales que quedan del país sin mediar el impacto ambiental y cultural que pueda tener sobre las comunidades inmediatas. Se puede decir que están fraguando una ley que beneficiará a unos pocos. Esto significaría poner la vida humana en manos del capitalismo explícitamente; si bien es cierto al día de ahora, no contamos con un servicio digno de agua, y su distribución es aún excluyente, esta aún no se ha privatizado, y mientras esta aún sea propiedad del Estado, el pueblo tiene derecho a exigir derecho sobre esta. Pero se imaginan qué pasaría si diferentes empresas privadas tuvieran control sobre el bien más preciado sobre la tierra, tomando en cuenta la fuerte crisis hídrica que se avecina a la vuelta de unos años.
La constitución y nuestros derechos
Constitución Nacional: Art. 2. – Toda persona tiene derecho a la vida, a la integridad física y moral, a la libertad, a la seguridad, al trabajo, a la propiedad y posesión, y a ser protegida en la conservación y defensa de los mismos. Se garantiza el derecho al honor, a la intimidad personal y familiar y a la propia imagen. 1983. (El Salvador)
Basándonos en el Art. 2 de nuestra CN., el Estado tiene una deuda pendiente que saldar con la población y es declarar el agua como derecho humano, que como ya lo mencionamos, es parte inherente en la vida del ser humano para su desarrollo y sobrevivencia.
Otra denuncia que surgió durante la comisión fue que, hubo negación para otorgar el uso comunitario del agua en comunidades del área rural, claramente esta comisión está trabajando en favor de las clases dominantes. Como clase trabajadora, estudiantes, y clases oprimidas, es nuestro deber y derecho manifestarnos y exigir que se declare el agua como derecho humano y no solamente quede en tinta, sino también se empleen políticas para su desarrollo que cada vez más personas tengan mayor y mejor acceso a estas.
No solamente es necesario exigir una ley, sino también es necesario comprender que el sistema capitalista es un sistema precario el cual no da, ni dará solución a la mayoría explotada y oprimida de la sociedad. Necesitamos abolir este sistema y dar un viraje hacia un sistema socialista, con políticas humanas que tenga como fin el bienestar y la preservación del ser humano y su ecosistema, a través de la administración democrática de los trabajadores de sus propios recursos.
Pero para eso, es necesario lo siguiente según V. Lenin: “…el socialismo puede formarse y afianzarse únicamente cuando la clase obrera aprenda a dirigir, cuando se afiance el prestigio de las masas obreras, Sin eso, el socialismo no pasa de ser un deseo. De ahí que implantáramos el control obrero, sabiendo que es un paso contradictorio, un paso incompleto, pero es necesario que los propios obreros emprendan la gran obra de crear la industria de un inmenso país sin explotadores y contra los explotadores…”.
La Diputada Sandra Martínez, presidenta de la comisión Ad Hoc que estudia la Ley Del Agua, se negó a que personas de la sociedad civil formarán parte de la ASA (Autoridad Salvadoreña del Agua). Llamó a esta «palabra oscura hilarante”. Es así como la diputada del partido oficialista Nuevas Ideas sataniza a las organizaciones de la sociedad civil, anulando cualquier tipo de intervención popular en la administración del agua.
intervención privada en el uso y consumo del agua
Según un acuerdo de la comisión que estudia la Ley de Agua, las empresas podrán obtener permisos de hasta cinco años renovables para extraer volúmenes de agua igual o menor a 365,000 metros cúbicos por año. El límite diario sería de mil metros cúbicos, una cantidad equivalente a 125 pipas de agua. El experto hídrico, Andrés McKinley, explicó a GatoEncerrado que las autorizaciones aprobadas contribuyen a la profundización de la crisis de agua en El Salvador. (Diaz, 2021)
Según explicó el jefe de fracción de Nuevas Ideas, Christian Guevara, para establecer la autorización del volumen de agua se tomó en cuenta la cantidad de agua que utiliza diariamente una gran industria.
“Como Nuevas Ideas hicimos consultas con técnicos para buscar una cifra técnica adecuada. Una gran industria consume alrededor de mil metros cúbicos al día. Esa es una cifra técnica estándar que se discutió con hidrólogos”, justificó Guevara.
El jefe de la bancada cyan mencionó que no habrá acuerdo sobre los volúmenes de agua a autorizar, ya que para un ecologista puede ser una cantidad muy alta y para un empresario puede ser una cantidad muy baja, pero sí consideraron que “los 473,000 metros cúbicos por año era excesivo”.
Luis Gonzales, representante de la Alianza Contra la Privatización del Agua, catalogó de “nefasta” la decisión de autorizar mil metros cúbicos de agua diarios para las industrias, ya que se está priorizando el abastecimiento de agua para privados ante que a la ciudadanía. Además, el activista señaló la falta de institucionalidad para monitorear el cumplimiento de extracción de agua por parte de las empresas. (Diaz, 2021)
Ante toda esta discursiva de parte de representantes del ejecutivo representantes de organizaciones sociales lamentaron que la discusión del anteproyecto de Ley del Recurso Hídrico no se desarrolle con criterios técnicos por parte de la comisión Ad hoc.
Es imposible destacar la ambigüedad de uno de sus artículos el cual hace referencia al agua como derecho humano, pero al mismo tiempo hacer relación a un “costo asequible…”, cuando siendo un derecho humano, no tendría por qué tener un costo para el ser humano. Pero en la sociedad capitalista de “quien tenga que pague” es algo que no podemos dejar pasar desapercibido.
No podemos dejar pasar este espacio sin antes mencionar los antecedentes de esta coyuntura, y es que durante el 2012 fue presentado a la Asamblea un anteproyecto de Ley General de Aguas, por el entonces presidente Mauricio Funes, pero no se logró concretizar en la consumación de una ley. A pesar de la crisis hídrica que ha vivido el país en distintas ocasiones, ni su sucesor Salvador Sánchez Cerén, ni los diputados fueron capaces de tomar el tema con la importancia que merece para la aprobación de dicha ley, ambos del mismo partido de izquierda, aun en gobierno. Por lo tanto, el poder lo debemos asumir las clases explotadas cuyas condiciones de vida son afectadas cada vez más por esta sociedad de libre mercado, ya que no podemos esperar que un político o partido reformista vaya a buscar un rumbo socialista cuando lo que hacen es intentar humanizar al capitalismo.
La Procuraduría para la Defensa de los Derechos (PDDH) y el Foro del Agua de El Salvador han venido reclamando al Gobierno y partidos de oposición abordar este asunto con urgencia, ya que ambos consideran que el agua debe ser contemplada como un derecho humano. En los últimos años, las protestas de los salvadoreños que viven en comunidades en donde el vital líquido es racionado se han vuelto constantes.
La consigna «queremos agua», de las personas que exigen al Gobierno que en la aplicación de las medidas para afrontar el problema se dé prioridad a los lugares en donde hay más carencias de agua. Según las autoridades medioambientales, El Salvador ha experimentado cinco años consecutivos de sequía, lo que ha llevado a una reducción de los principales caudales.
Un problema que el neoliberalismo jamás solucionará, ni mucho menos otro neoliberal con discurso populista, Nayib Bukele. Como estudiantes, clase trabajadora, y comunidades en riesgo, debemos asumir la tarea de proteger nuestro bien más preciado, el agua y por ende la vida. No dejemos que los ricos se apropien del vital líquido, por una derecho humano al agua y una ley incluyente, organízate para luchar contra el capitalismo y su abolición, en la búsqueda de un sistema socialista que todos anhelamos para el beneficio y dignificación de las grandes mayorías y no las de unos pocos contados con los dedos.