Lev Davidovich Bronstein Trotsky, mejor conocido como León Trotsky, es uno de los teóricos marxistas más importantes del siglo XX, cuya actividad política inicia desde muy joven y llega al clímax en 1917 cuando, acompañado por Lenin, toma partido en la dirección del movimiento con el que triunfa la Revolución de Octubre en la Rusia zarista de aquella época. Posteriormente, se ubica al frente de algunas tareas como la consolidación del Ejercito Rojo y, junto a Lenin, la fundación de la Tercera Internacional Comunista (abreviado Comintern por su nombre en inglés), aparato que aglutinaba a partidos comunistas de diversos países junto a otras organizaciones como el Socorro Rojo Internacional.
La Revolución Rusa es quizá una de las revoluciones más importantes de la historia hasta la actualidad y que, pese a su corta vida, dejó muchas lecciones para quienes luchamos por la supresión de la sociedad divida en clases. Sin embargo, es importante evitar romantizar a la Unión Soviética y tener en claro que muchas de las lecciones en torno a su historia van de «cómo no hacer las cosas», pues si bien su caída fue apenas en los 90’s, ya en 1937 Trotsky advertía: «la actual dictadura burocrática, o es reemplazada por un nuevo poder socialista o significará el regreso a las relaciones capitalistas, con un declive catastrófico de la industria y la cultura» (La revolución traicionada, p. 243. Fundación Federico Engels. Madrid, 1991). Trotsky en la practica se vuelve el principal opositor, no a la URSS como tal, sino a quienes se enquistaron en el poder y llevaron a degenerar el Estado obrero que empezaron a construir tras la revolución.
La degeneración del Estado obrero tiene su génesis tras la muerte de Lenin, pues Iósif Stalin, quien ya era secretario general del partido, empieza a tener más poder y a llevar tras de sí a toda una casta burocrática que maneja diversos aparatos y simpatizantes que son posteriormente utilizados para reprimir a cualquiera que le cuestionase. Es ese el caso de Trotsky, que al igual que muchos otros, fue perseguido por señalar los errores y la traición cometida por la burocracia.
Uno de los puntos medulares de divergencia fue el planteamiento, originalmente defendido por los mencheviques, del socialismo por etapas y en un solo país, que es totalmente opuesto al internacionalismo defendido desde Karl Marx y Friedrich Engels, cuyo objetivo es una revolución mundial. Trotsky tuvo como base el socialismo científico defendido por Marx y Engels; a partir de estas ideas da su aporte a la teoría, que podemos estudiar más a profundidad en su libro «La revolución permanente». Trotsky comprende que algunos Estados nacionales llegaron más lejos en cuanto a transformaciones económicas y desarrollo industrial, lo que deja un amplio margen de desigualdad en el nivel de desarrollo (situación aún latente si hablamos de países «subdesarrollados»), por lo tanto una revolución democrática es imposible en un país poco desarrollado (como las naciones excoloniales) si se deja en manos de la burguesía nacional, pues se despoja al obrero de su papel protagónico y pasa a ser un espectador de las maniobras de la (inexistente) burguesía «progresista». Lenin también alegaba que la burguesía, lejos de ser una opción para la creación de alianzas, inevitablemente terminará posicionándose en la contrarrevolución. Trotsky por su parte propone la alianza obrero-campesina, teniendo como protagonista siempre al proletariado para llevar a cabo la revolución democrática que siente las bases para la democracia obrera (dictadura del proletariado).
A 79 años de su asesinato, hablar de León Trotsky es polémico a causa de toda la propaganda estalinista orientada a borrar de la historia no sólo a Trotsky, sino todo aquello que contradijera la información oficial proporcionada por la burocracia: entre 1936 y 1938 todos los viejos miembros del Comité Central en tiempos de Lenin fueron asesinados, libros fueron censurados y sacados de circulación e incluso revolucionarios de otros países fueron perseguidos, tal es el caso de George Orwell, quien luego lanzó fuertes críticas al estalinismo en sus libros. Pese a todo es importante reivindicar los aportes de un revolucionario que luchó incansablemente toda su vida en defensa del marxismo y por una verdadera marcha hacia el comunismo, combatiendo la tergiversación de las ideas de Marx. Para nosotros debe ser una tarea sacar a la luz la verdad sobre lo sucedido en una revolución tan aleccionadora como la rusa, pues los errores cometidos en esa (y en muchas otras) siguen causando estragos en los intentos por superar el sistema capitalista. Como Bloque Popular Juvenil, confiamos en las tradiciones revolucionarias heredadas de la experiencia de generaciones previas y en coordinación con otras organizaciones obreras alrededor del mundo somos parte de la Corriente Marxista Internacional, organización nacida en concordancia con las ideas defendidas por las capas sanas de la Cuarta Internacional fundada por León Trotsky. ¡Reanimemos el espíritu internacionalista! Y sumémonos al esfuerzo por consolidar las fuerzas del marxismo en El Salvador.