El pasado 5 de diciembre, se realizó la presentación de los resultados de la investigación: «Impacto de la mina transfronteriza Cerro Blanco en el agua y la salud para El Salvador», realizada por la Mesa Nacional Frente a la Minería Metálica en El Salvador, la presentación estuvo a cargo de la bióloga e investigadora Msc. Cidia Cortez, quien participó en la realización de dicha investigación.
Los resultados son sumamente interesantes, desde el año 2007 el gobierno de Guatemala dio autorización a GoldCorp para la explotación en la mina Cerro Blanco, como primer paso debía extraerse agua geotérmica para poder extraer el oro y la plata, diariamente durante 10 años la empresa extrajo 68 barriles de agua (2,856 galones), y se estima que se han sustraído 297,840 mil barriles (doce millones y medio de galones) a partir de 10 pozos hasta el año 2017 cuando dicha empresa fue comprada por la transnacional Bluestone Resources. El impacto de la sustracción del agua geotérmica con niveles altos de arsénico, aluminio y manganeso ya son visibles; los caudales del Río Ostúa y el Lago de Güija se han reducido considerablemente, esta deducción se realiza a partir de la cercanía de la fuente “Pita Floja” la cual se identifica en la investigación es parte del acuífero transfronterizo Ostúa-Metapán y lugares como Trapiche Vargas ya no poseen fuente hídrica alguna.
Las enfermedades también ya se han hecho presentes, la presencia de muertes a causa de insuficiencia renal, cáncer, diabetes mellitus tipo II, las cuales son asociadas a los altos niveles de arsénico han incrementado considerablemente en las zonas transfronterizas como Metapán.
Si los estragos hasta el momento suenan fuertes, solo se ponen cada vez peor, la transnacional tomó la decisión de aumentar los pozos a 24 e incrementar la sustracción de aguas a 4,000 galones por minuto al finalizar el presente año. Hagamos números para cuantificar la magnitud y el estrago irreparable que esto puede ocasionar: en una hora se sustraerán 240 mil galones, significa que en un poco más de dos días se habrá sustraído lo que hasta el momento se ha hecho en 10 años, ¿se imaginan el impacto a un año de aplicarlo? Inevitablemente, ya no estamos frente a una amenaza sino frente hecho casi consumado, la transnacional ni siquiera ha presentado una evaluación de riesgos, no da a conocer la información clave para realizar una evaluación de impacto que generará el proyecto y la poca información a la que se ha tenido acceso está en ingles y es de la cual se ha retomado algunas de las intenciones presentadas en la investigación.
La “solución” que presenta la transnacional es reinyectar los materiales sobrantes a los lugares vacíos donde ya se haya terminado de explotar, estamos hablando no solo del agua “tratada” sino además de las 1250 toneladas de roca extraída por día, lo cual implicaría una contaminación de las aguas subterráneas y sin duda alguna de los mantos acuíferos cercanos.
¿Cual será el costo de tantas vidas humanas, animales y del ecosistema cercano al proyecto en primera instancia y de prácticamente toda la región en poco tiempo? La respuesta es 952 mil onzas de oro y 3.14 millones de onzas de plata, según lo expresado por la bióloga e investigadora Cidia Cortez)
El aporte que realiza dicha investigación es grande y pone en evidencia que la ambición del capital no para, las consecuencias de la explotación desmedida de recursos terminará afectándonos aún teniendo una ley que prohíbe la minería metálica en nuestro país, la lucha como tal deberá extenderse a los países que nos rodean, ahora será necesario luchar por la vida y con la vida.
¡Ni verde ni metálica, la minería es muerte!
¡Por la vida y con la vida!