[Originalmente publicado en: Organización Comunista Revolucionaria (España), 7 de junio del 2012, por Alan Woods y Rob Sewell]
[Sección del folleto publicado en los años 70 por Alan Woods y Rob Sewell.]
Prólogo
El marxismo, o socialismo científico, es el nombre dado al conjunto de ideas concebidas por primera vez por Karl Marx (1818-1883) y Friedrich Engels (1820-1895). En su totalidad, estas ideas proporcionan una base teórica completamente elaborada para la lucha de la clase obrera para alcanzar una forma superior de sociedad humana – el socialismo.
Si bien las concepciones del marxismo han sido posteriormente desarrolladas y enriquecidas por la experiencia histórica de la propia clase obrera, sus ideas fundamentales siguen siendo inamovibles, proporcionando una base firme para el movimiento obrero en la actualidad. Ni antes, ni desde la época de Marx y Engels, se ha presentado ninguna teoría superior, más veraz o científica para explicar el movimiento de la sociedad y el papel de la clase obrera en este movimiento. El conocimiento del marxismo, por tanto, le proporciona al proletariado la teoría necesaria para llevar a cabo la gran tarea histórica de transformar la sociedad en líneas socialistas.
Es este hecho el que explica los constantes y amargos ataques a todos los aspectos del marxismo llevados a cabo por todo tipo de defensores del orden social existente – desde los conservadores hasta los reformistas pequeñoburgueses, desde el sacerdote jesuita hasta el profesor universitario.
Por la furia misma de estos ataques, así como por el hecho de que han de mantenerse de forma continua pese a que cada uno de los expertos de turno presuma siempre de haber “eliminado finalmente” el marxismo, los miembros más avanzados del movimiento obrero pueden deducir dos cosas:
En primer lugar, que los defensores del capitalismo reconocen en el marxismo el desafío más peligroso para su sistema, y con ello también confiesan al mismo tiempo la verdad que contiene, a pesar de todos sus intentos por «refutarlo».
En segundo lugar, que, lejos de desaparecer bajo el montón de abusos, «exposiciones» chapuceras y flagrantes distorsiones, las teorías de Marx y Engels están ganando terreno, especialmente entre las capas activas del movimiento obrero, donde un número creciente de trabajadores, bajo el impacto de la crisis del capitalismo, se esfuerzan por descubrir el auténtico significado de las fuerzas que dan forma a sus vidas, con el fin de ser capaces de influir y decidir conscientemente su propio destino.
Las teorías del marxismo le proporcionan al trabajador pensante el necesario entendimiento a tal fin – un hilo capaz de conducirlo a través del laberinto confuso de los acontecimientos, de los complejos procesos de la sociedad, de la economía, de la lucha de clases, de la política. Armado con esta espada, el trabajador puede cortar el nudo gordiano que lo ata al más poderoso obstáculo en el camino al progreso para sí mismo y para su clase – la ignorancia.
Es para mantener este nudo firmemente atado que los representantes a sueldo de la clase dominante luchan con todas sus fuerzas para desacreditar al marxismo ante los ojos de la clase obrera. Es un deber de todo trabajador serio en el movimiento obrero estudiar las teorías de Marx y Engels, como un requisito previo esencial para la conquista de la sociedad por la clase trabajadora.
Sin embargo, hay obstáculos en el camino de la lucha de los trabajadores hacia la teoría y la comprensión que son mucho más difíciles de resolver que los garabatos de los sacerdotes y profesores. Una persona que se ve obligada a trabajar largas horas en la industria, que no se ha beneficiado de una educación decente y, en consecuencia, no tiene el hábito de leer, encuentra una gran dificultad en la absorción de algunas de las ideas más complejas, sobre todo en un principio. Sin embargo, era para los trabajadores para quienes Marx y Engels escribían, no para estudiantes y personas de clase media «inteligentes».
«Todo comienzo es difícil», no importa de qué ciencia estemos hablando. El marxismo es una ciencia y por lo tanto le exige mucho al principiante. Sin embargo, todo trabajador que esté activo en los sindicatos o en un partido obrero sabe que nada vale la pena si no se alcanza con cierto grado de lucha y sacrificio. Es a los activistas del movimiento obrero a quienes se dirige el presente folleto.
Al trabajador activo que esté dispuesto a perseverar, se le puede prometer una cosa: una vez que haya realizado el esfuerzo inicial para familiarizarse con ideas nuevas y desconocidas, la teoría marxista le aparecerá como fundamentalmente directa y sencilla. Por otra parte – y hay que hacer hincapié en ello – el trabajador que adquiera mediante el esfuerzo paciente una comprensión del marxismo se convertirá a su vez en mejor teórico que la mayoría de los estudiantes, tan sólo porque podrá comprender las ideas no sólo en abstracto, sino concretamente, al aplicarlas a su propia vida y trabajo.
Todas las clases explotadoras tratan de justificar moralmente su dominio de clase al presentarlo como la forma más alta, más natural del desarrollo social, ocultando deliberadamente el sistema de explotación, disfrazando y distorsionando la verdad. La clase capitalista actual, a través de sus mercenarios profesionales y seguidores, ha minuciosamente desarrollado toda una nueva filosofía y moral para justificar su posición dominante en la sociedad.
La clase obrera, por el contrario, no tiene ningún interés material en distorsionar la verdad, y se da por tarea poner al descubierto las realidades del capitalismo con el fin de preparar conscientemente su emancipación. Lejos de buscar una posición especial para sí misma, la clase obrera tiene como objetivo abolir el capitalismo y con ello las diferencias de clase y los privilegios. Para ello debe rechazar el punto de vista de los capitalistas, y buscarse para sí misma un nuevo método, marxista, de comprensión.
El método marxista ofrece una visión más completa y rica de la sociedad y la vida en general, y despeja el velo de misticismo en la comprensión del desarrollo humano y social. La filosofía marxista explica que el motor de la historia no se halla ni en «grandes hombres», ni en lo sobrenatural, sino que se deriva del propio desarrollo de las fuerzas productivas (industria, ciencia, técnica, etc) en sí mismo. Es la economía, en última instancia, la que determina las condiciones de vida, los hábitos y la conciencia de los seres humanos.
Cada nueva reorganización de la sociedad – ya sea la esclavitud, el feudalismo o el capitalismo – ha dado paso a un enorme desarrollo de las fuerzas productivas que a su vez dio a los hombres y las mujeres un mayor poder sobre la naturaleza. Tan pronto como un sistema social se muestra incapaz de desarrollar estas fuerzas de producción, es cuando la sociedad entra en una época de revolución. Sin embargo, en el caso del cambio del capitalismo al socialismo, el proceso no es automático, sino que requiere la intervención consciente de la clase obrera para llevar a cabo esta tarea histórica. Si no lo hace, esto a largo plazo allanaría el camino para el advenimiento de la reacción y, finalmente, una guerra mundial.
El capitalismo ha vuelto a entrar en una nueva crisis económica mundial que resulta en un desempleo masivo en las líneas de la década de 1930. Las seudo teorías de los economistas capitalistas han demostrado ser totalmente incapaces de impedir las recesiones, lo que ha impulsado a la clase dominante a deshacerse del keynesianismo y volver a adoptar las medidas antiguas de «finanzas sanas» del monetarismo. En lugar de resolver la situación, este último programa ha servido para profundizar y prolongar la crisis.
Sólo el marxismo ha sido capaz de exponer las contradicciones del capitalismo que resultan periódicamente en recesiones y depresiones. El capitalismo ha agotado por completo su papel histórico en el desarrollo de la base productiva de la sociedad. Constreñidas por el Estado nacional y la propiedad privada, las fuerzas productivas son sistemáticamente destruidas debido a la sobreproducción masiva de mercancías y capitales.
Tal y como Marx y Engels explicaron:
“En esas crisis una epidemia social que en cualquier época anterior hubiera parecido absurda se extiende sobre la sociedad: la epidemia de la superproducción. La sociedad se ve retrotraída repentinamente a un estado de barbarie momentánea; se diría que una plaga de hambre o una gran guerra aniquiladora la han dejado esquilmada, sin recursos para subsistir; la industria, el comercio están a punto de perecer. ¿Y todo por qué? Porque la sociedad posee demasiada civilización, demasiados recursos, demasiada industria, demasiado comercio. Las fuerzas productivas de que dispone no sirven ya para fomentar el régimen burgués de la propiedad; son ya demasiado poderosas para servir a este régimen, que constituye un obstáculo para su desarrollo. Y cada vez que las fuerzas productivas salvan este obstáculo, siembran el desorden en toda la sociedad burguesa y amenazan la existencia de la propiedad burguesa.” (Marx & Engels, El Manifiesto Comunista).
El presente folleto reúne por primera vez en castellano los tres suplementos del Boletín de Estudios Marxistas de Gales del Sur (publicados por primera vez en la década de 1970) como una pequeña contribución a la sed creciente de ideas marxistas.
Este folleto sin embargo, no está destinado a proporcionar una exposición completa del marxismo, sino a ayudar al trabajador-estudiante en su aproximación al tema, dando un esbozo de algunas ideas básicas.
El estudio del marxismo reposa sobre tres categorías principales, que corresponden en términos generales a la filosofía, la historia social y la economía, o llamándolos por sus nombres correctos, el materialismo dialéctico, el materialismo histórico y la teoría del valor-trabajo. Estas son las famosas «tres partes integrantes del marxismo» a las que se refería Lenin.
Ir a la Segunda Parte: Introducción al materialismo dialéctico>>